Hombres y Reses Desele Jauja. A 13 de Diciembre de 1915. Mi muy estimado campañero: Firme en su idea de ir sembrando de decretos el campo nacional, nuestro muy ilustre ex-senador de la era abominable, ha lanzado desde Saltillo, durante su gira democrática, un decreto prohibiendo la exportación de cueros de res. Ese documento es breve, tan breve que sólo contiene nn Considerando; pero chorrea jugo de puro substancioso, porque en él.se declara que el alto precio de los cueros tiene origen en la escasez de reses, y ésta proviene de “Haberse venido sacrificando el ganado desatentadamente, a veces en forma delictuosa, con grave detrimento de la agricultura y de los intereses públicos.” La claridad del documento, como comprenderás, no permite que se diga quiénes han sido los causantes de la escasez del ganado; pero por lenguas ponzoñosas se sabe que la obra del carrancismo se inició gloriosamente con jornadas de abundantísima exportación de reses que se hallaban “bajo la férula ignominiosa de sus propietarios"; y aunque esto no ha de ser un misterio para el insigne redentor coahuilense, porque casi en sus barbas, según las mismas lenguas ponzoñosas, desatentadamente y en forma delictuosa se consumó el sacrificio, bueno es que a estas horas— ¡quizá un poco tarde!—se trata de reparar el daño para que no siga el grave detrimento de la agricultura y de los intereses públicos, conforme reza el decreto regenerador. Hablando un momento en serio, permíteme exclamar: ¡Qué amarga verdad la de Don Venus! Efectivamente, se ha venido sacrificando el ganado, corriendo con él a tierras de Yanquilandia, y vendiéndolo a cambio de carabinas y balas para combatir la usurpación. Porque la usurpación tiene perfiles trágicos; pero ofrece todos* los toques fascinantes del ideal más puro, cuando es usurpación de vp-cas gordas, toros lucios, bueyes laboriosos y cabras lecheras! ¡Oh deliciosa égloga la que podrían escribir los Virgilios del carrancismo, rememorando el éxodo de aquellos indefensos animales conducidos por los otros que iban armados hasta los dientes! Las jornadas de entonces han de haber dejado en el aire lamentos de angustia mezclados con silbidos pavorosos. Las vacas, los toros y los bueyes, muge y muge; las cabras, bala y bala, y los exportadores, bala y bala también------1 Durante los dias que permaneció en Saltillo, Don Venus, no queriendo parecerse ni de lejos a Don Porfirio, tan aficionado a cacerías, consagró sus ocios a ejercicios cinegéticos. Quizá entonces, al hacer un recorrido por los feraces campos que ha cultivado con patriótico esmero, se halló de improviso, escopeta en mano, con una vaca enflaquecida por luengas vigilias_____ y dándose en la frente una palmada, ha de haber dicho para su coleto: “Voy a echar un decreto Pa que ya no se lleven la Bueyada". Y así nacería la novísima disposición que viene a surtir sus efectos en las crías de aquellos toros y de aquellas vacas arrebatadas al terruño, y los cuales doblarían la cerviz con visibles señales de amargura durante la caminata, y una vez allá detrás del revuelto Bravoi mugirían dolientemente en sus horas nostálgicas. Los ani-malillos que entonces por su corta edad quedaban aquí, dejados por inútiles, llorando su orfandad y su abandono. serán los que hoy obtengan el beneficio de no salir del predio nativo, destinados a perecer de indigestión por lo abundante y jugoso de los pastos," bajo el mismo diáfano azul que cobijó su cuna, y al que tántas veces habrán dirigido lánguidamente los ojos húmedos en demanda de misericordia para que no se les sacrifique en forma delictuosa. ¡Ay! Si nada más faltaran cueros de res en Jauja, no sería tan lamentable nuestra situación; pero si nos damos a contar los cueros humanos que han sido perforados por las balas y que estarán bajó tierra, aparte de los millares devorados por los cuervos, desfilaría ante nuestros ojos una procesión dantesca! Verdad es que este sacrificio no ha tenido características delictuosas, ni ha sido con perjuicio de la agricultura, porque cuando se muere y se mata por un ideal tan seductor como el consignado en las glo riosas páginas del Plan de Guadalupe, la existencia personal y la existencia de' la agricultura significan lo que un átomo en la inmensidad de los espacios. De acuerdo con el decir de las lenguas ponzoñosas antes citadas, nadie 1 sabe que en tiempo de la dictadura se cometieran actos delictuosos tan señalados y tan abundantes con el ganado, como sucedió desde la iniciación de este surgimiento reformista. De modo que por mucho que se apure la memoria, nq se da con otros culpables de tal delito que con la numerosa pléyade hacinada bajo la bandera que enarboló Don Venus. Sin embargo, no hay que perder la esperanza de la democrática reivindicación ciando, se fcxijan responsabilidades. Así como se fusiló a García Granados, porque no pensaba que ser carrancista fuera una virtud, y se pasó por las armas a Gustavo Navarro, porque fabricaba proyectiles destinados a defender el honor nacional cuando en Veracruz tomaron hospedaje los yanquis, así también se irá haciendo la investigación depuradora dd delito de robar ganado, y llevarlo a Texas, y convertirlo en fusiles y parque para matar mexicanos, y entonces se verá cómo cumple sus ideales la revolución, castigando a los que Desatentadamente sacrificaron reses en forma delictuosa. Comentando el texto del famoso decreto, los meticulosos piensan que habría sido más delicado no mencionar lo de la escasez, ni lo del sacrificio, ni . lo de la delincuencia, ni lo del detrimento, por aquello de que no es prudente, ni piadoso, mentar la soga en la casa del ahorcado; pero Don Venus_______ que en. decir la verdad no tiene em-(pacho, no ha querido taparle el ojo al macho. Y aquf da término esta mi duodécima epistola, no sin enviarte un afectuoso abrazo. Tu amigo y cofrade. SILVERIO.