®L CANTICO de los ángeles a los humildes pastores de Belén nuevamente resuena en los ámbitos del mundo: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres que son de su agrado!" Aquel destello de la luz divina sobre un mundo sumergido en tinieblas fue el principio de una nueva era en la vida humana. La Navidad con toda justicia es la fiesta del gozo y la buena voluntad, la época en que aún los corazones más endurecidos son movidos a misericordia y son arrebatados con el resto del mundo cristiano en el espíritu de compartimiento y amor. Hay dos peligros en la celebración de este día que los cristianos debemos tener presente: El primero es sin duda alguna la tendencia marcada a comercializarlo y hacerlo una ocasión de ganancias materiales para un grupo pequeño y de preocupaciones y compromisos para una gran mayoría. La Navidad es una fiesta netamente cristiana y debemos conservarla como tal, y cualesquier esfuerzo de parte del mundo para sacar ganancias personales o para promover empresas o causas que no son cristianas debe ser resistido por los cristianos. Otro peligro no menos notable en la celebración de esta fiesta es la tendencia a considerar el día como un fin de manera que al pasar también pasa mucho o gran parte del espíritu de buena voluntad propio del día. Dios se dió asimismo en su* Hijo a los hombres, no un día, sino para siempre y Cristo mismo dijo a los suyos: "He aquí yo estaré con vosotros todo el tiempo." El ideal supremo de la Iglesia Cristiana debe ser que el mismo gozo manifestando en los cánticos celestiales y realizado por los pastores, que el gozo justo que todos nosotros experimentamos, no sea una una experiencia pasajera, sino que llegue el día en que los 365 días del año estén llenos de este espíritu de amor y buena voluntad, y con toda razón, pues el Señor que atravez de las edades se ha manifestado de mil maneras, en esta ocasión se ha manifestado más palpable y completamente en la persona de su Hijo, nuestro Salvador. "¡Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra paz entre los hombres que son de su agrado." «ÑO TRAS AÑO la Junta de Misiones y Construcción de Templos de nuestra iglesia pública un libro de carácter misionero para ser estudiado en toda la conección. La práctica ha demostrado que esta publicación ha sido muy popular y ha contribuido grandemente al desarrollo del espíritu misionero entre el pueblo metodista. El libro misionero para el presente año ya está de venta (puede ordenarse al Rev. A. Ñoñez, Box 73 Sta. A, San Antonio, Texas 25c copia) y todo indica que será muy leído a travez de la iglesia. El título del libro no podía ser más interesante: THE METOD-IST MEETING HOUSE, es un estudio de la historia del metodismo en el país por medio de sus casas de oración. En menos de 200 años de labores el metodismo ha hecho grandes progresos en sus templos y la Iglesia por medio de su Junta de Misiones y Construcción de Templos ha contribuido grandemente a la edificación de casas de oración dignas del Sefior * y capaces de ayudar a la membresía a desarrollar una vida religiosa más abundante. El autor del libro es el distinguido historiador * Paul Garber, decano de la Escuela de Teología de la Universidad de Duke y quizá el hombre mejor capacitado para escribir una obra de esta naturaleza. Todo buen metodista debe leer este interesante librito que lo familiarizará más con la historia de su denominación y los progresos materiales y espirituales pues después de todo el templo donde adoramos es o debe ser un tipo del tempo no hecho de manos que hemos erigido en nuestros corazones. e^CE UNAS cuantas semanas a raiz del hundimiento de un barco de nacionalidad americana, el presidente declaró que en práctica el país ya estaba en guerra y como para confirmar más este hecho, el congreso acabó de derogar la discutida ley de neutralidad y ha permitido que los barcos mercantes sean armados. Ha sido un proceso muy lento, pero en el término de un año, hemos visto pasos muy marcados a una declaración oficial de guerra. Las circunstancias son tales en estos momentos que parece imposible que el conflicto pueda ser prevenido y esto no obstante el hecho que en general el pueblo es enemigo de la guerra y se opone a ella. Muchas veces parece imposible prevenir la tra-credia, especialmente como en el caso presente cuando el mundo entero ha sido cogido en un engranaje diabólico, sinembargo, es tráfico pensar que los hombres no han podido aprender por las tragedias del pasado y del presente a vivir una vida más sana. La Iglesia Cristiana en el presente conflicto tiene una de sus más gloriosas oportunidades; la de traer después del conflicto el espíritu de reconciliación y fraternidad humanas. Seguramente que para esta fecha los hombres deben saber que cualesquier agencia humana que usemos para salvaguardar la paz y la felicidad del mundo fracazará como han fraca-zado en el pasado. Solo la Iglesia Cristiana en medio de todos los conflictos que nos rodean ofrece al mundo un mensaje cgpaz de realizar la verdadera paz. Si en esta hora de tragedia y de dolor humanos, la Iglesia permanece adormecida a sus oportunidades, entonces que el Señor tenga misericordia de nosotros! 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