46 LA VIOLETA. un destello de dulzura celestial; para hacer menos amarga, al hombre, su mísera existencia, y prepararle con ilusiones embelesadoras la morada de eternal ventura. La mujer como madre, cohtempla con el entusiasmo de una sensibilidad incomparable al hijo que suavemente mese en sus brazos,le da un be so puro como el aliento de un ángel, y en el rpvela todo su amor: allí está el ideal de la mujer, y después al ver á ese mismo hijo espuesto en el camiiio del mundo en todos los estados de la vida, llora, y ruega al Eterno con fervorosa oración por que se aparte de la senda torcida que lleva esc ser idolatrado: y ya con lágrimas, con p'ersuaciones ó con caricias le arranca la promesa de que nada hará que no se encamine á la felicidad, procurando labrar de este modo la de su madre. Y sí consideramos á la mujer como esposa, la veremos participar de los tormentos, de los deseos y de las alegrías del compañero de su vida, formar con él un alma sola, verdaderamente ennoblecida; ella en su pecho adormese sus sentimientos de odio,de rencor con el dulce peso de su cabeza reclinada en el brazo del esposo, le enerva y le hace inútil el instrumento de venganza ¿podrá darse un padre más absoluto y benéfico para la conservación del mundo? este es un rasgo de la misión superabundante de la mujer, la de moderar las ostra-viadas facultades del hombre. Contempladla, hombres de todas las sociedades, de todos los tiempos, almas en que brilla un destello de inteligencia Divina y varéis cuan digna es de vuestro aprecio más que del desdén y del reproche: son los se res encomendados á vuestra protección, aunque generalmente acusáis al sexo débil de falsedad, de coquetería y de puerilidad, sin recordar que vosotros mismos sois la causa pri mordial de sus estraviós y sí no ¿á quién se culpa de el descuido de la educación de la mujer? que no pro curan infundii en sus almas los no bles sentimientos de verdaderas ideas, de sabiduría y virtud, sin reparar en que sus defectos son de pura educación; por que hasta ahora han des cuidado sin procurar iniciarla en sus ideas creyéndola incompatible en su organización y en su estado, é incapaz de comprender y deliberar en sus estudios é) tal vez temerosos de que rival ¡sen en la inteligencia cuando no lo hacen en la fuerza. Ni una ni otra habrá sido seguramente la razon y la única que debe atribuirse concnteresa es negligencia y el concepto equívoco que se han formado de la mujer: sí cambiara de conducta en sus apresia clones, con esa hermosa mitad del ge ñero humano,cumpliera con el deber que Dios impuso al otorgársela por compañera y apenas tendría una idea de mayor felicidad sobre la tierra:sin destruir el candor infantil de la mujer por su descuido, por su orgullo, rotando el lazo que le hace amable la existencia. Flavia. Monterrey, Agosto de 1893. LA SRA. ERCILIA GARCIA DE RAMIREZ. Esta aprcciable amiga y compañera nuestra, en cumplimiento de su de bcr, se vió precisada á salir de esta población y establecerse en la capital del vecino listado de Coahuila, y en consecuencia tuvo que separarse de la redacción de nuestro semanario, lo que sentimos sobre manera por el abandono de tan útil compañera. Pero no dudamos que desde el lugar de su nueva residencia nos siga honrando