EL MENSAJERO BAUTISTA. Año i. 'El Paso, Texas, Sepbre. 1<* de 1917 ¡ TVúni. 9. Si yo hablase en lenguas de hombres y de ángeles I y no tuviese caridad, soy hecho como metal que re-. suena o platillo que retiñe. Y si tuviese el don de profecía, y entendiese lodos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fé de :• manera que pudiese traspasar las montañas, y no tuviese caridad, nada soy. Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer ; a pobres; y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tuviere caridad, de nada me sirve. La caridad es sufrida, es benigna: la caridad no tie-; ne envidia: la caridad no es jactanciosa, no es inchada, No se comporta indecorosamente, no busca lo que i ¡ es suyo, no se irrita, no piensa mal, No se huelga en la injusticia, más huélgase en la lí verdad: Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo ! soporta. - . . , I La candad nunca se acaba: aunque las profecías se i • han de acabar, y cesar las lenguas, y desaparecer la 1 ciencia. Porque en parte conocemos, y en parte prqfetizamos Mas después que venga lo que es lo perfecto, enton- I ces lo que es en parte será abolido^ Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba 1 como niño, sabja como niño; mas cuando ya fui horn- I bre hecho, puse a un lado las cosas de niño. Porque ahora vemos por espejo oscuramente; mas I entonces, cara a cara. Ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido. Y ahora permanece la fe, la Esperanza, y la caridad, I estas tres; empero la mayor de ellas es la caridad. I. Corintios Cap. XIII.