EL ATENEO — REVISTA ESTUDIANTIL 41 para mudarse de ropa, salió de ella en un magnífico caballo a pasearse por el campo.- De entre el grupo de viejas y aldeanas que arrebujadas en sus mantas salían de la Parroquia de los ejercicios religiosos de la tarde, se veía el rostro alegre y picarezco de Marta, conduciendo del brazo a su padre, al bajar las gradas de la plazoleta que rodea el pórtico, los rodearon algunas muchachas compañeras y amigas de Marta quienes saludando a Don Antonio le pidieron dejara mañana asistir a Marta a las fiestas; una de ellas que se llamaba Teresa y que era vecina de Marta, le tenía envidia desde hacía mucho tiempo por ser esta en todas las fiestas la preferida, y dirigiéndose a ella le dijo con sorna “no dejes de asistir, Marta, pues serás como siempre la reina”, esta sonrió con modestia y despidióse de todas; luego, con paso lento se dirigieron al cementerio.- El reloj de la pequeña Parroquia daba las seis de la tarde cuándo flanqueaban la verja del cementerio Marta y su padre; al fondo de uno de los corredores laterales se detuvieron ante una humilde sepultura; el viejo descubriéndose se arrodilló ante la loza en la cual el sol y la lluvia habían casi borrado un nombre, destacándose apenas una pequeña cruz labrada en la piedra; después de santiguarse, alzando el viejo la cabeza murmuró con voz lenta y plañidera: Por tu madre muerta- “Padre Nuestro que estás en los cielos.. .. Marta repetía la oración juntando devotamente las manos, Don Antonio seguía rezando en voz baja luego, inclinándose besó la loza de la tumba, y ayudado por Marta levantóse, y con paso lento salían los dos del cementerio dirigiéndose a su casa.» Se había despertado la mañana del 19 de marzo con repiquez de campanas, gentes con semblante alegre y ropas domingueras que se dirigen a oír la primera misa, saliendoen terminada ésta a la feria que tenía lugar en la principal y única plaza de la aldea; una orquesta de cinco músicos tocaba en el centro, y a su alrededor bailaban cantando un corrillo de muchachos que se sentían mas felices que unas castañuelas.-Un joven se abría paso entre Ja muchedumbre, que con multitud de exclamaciones de admiración al ver su porte distinguido lo saludaban, él contestaba a todas partes haciendo pequeñas inclinaciones de cabeza, luego, clavando las espuelas a su caballo se dirigió con paso largo al campo; a poco andar se apeó para contemplar a una joven que inclinada en un arrollo de aguas cristalinas se lavaba la cabeza, sumergiendo su larga y rubia cabellera en la corriente—que rielaba— en la orilla, sonreía a su hermoso rostro pintado en las aguas que se iban cantando.- El joven se acercó con cautela muy cerca de ella y la estuvo contemplando sin ser advertido hasta que ella sacudiendo sus cabellos hacia atrás se dió cuenta de su presencia y quedóse mirándolo por unos segundos sin conocerlo, él para sacarla de su muda contemplación le dijo sonriendo ¿pero es que no me conoces ya? Marta; cuando aún era pequeño corríamos juntos por el campó, ahora como eres una señorita te has olvidado de tu compañero de niñez, juro que en la Ciudad fio había visto moza mas bonita y guapa que tú; Marta, como saliendo de un sueño se ruborizó ligeramente por los galanteos de él. y luego con voz entrecortada por la emoción dijo:* Eduardo, eres tú todo un hombre, aquel niño bonito que me acompañaba en mis paseos, si, ahora soy un hombre y vengo a pasar mis últimas vacaciones, pues, el que viene es el último año que estudio; ¿y no te alegras de volver a verme, Marta? ella poniéndose encendida y bajando la cabeza dijo con voz entrecortada, si, Eduardo tengo mucho gusto de volver a verte, él acercándose le ciño audazmente el talle con el brazo, no oponiendo ella por su parte resistencia, caminaron así enlazados los dos andando despacio atravezaron el angosto puente que cruza el arrollo y se sentaron en el césped debajo de un árbol; él acercándosele al oido le dice palabras tiernas y lisonjeras que la hacen subírsele oleadas desangre a la cara, sigue conquistándola con tono melifluo, la acaricia casi el oído con sus labios y la abraza con su respiración; de pronto se oyen pisadas cerca de ellos, se abre el remaje y aparece Rafael en traje de fiesta y se queda mirándolos sin comprender, pero muy pronto se repone y dirigiéndose á Marta le dice en tono de reproche: ¿tan pronto olvidas que eres mi prometida y así te abandonas en brazos de ese? ella sin levantarse se encoge de hombros con diferencia, y volviéndose a Eduardo le ofrece sonriendo los rojos labios en los que él se prende como un sediento en la fuente; Rafael, en viendo este no se puede conterier más y de un salto cae sobre Eduardo sujetándolo por la chaqueta; el otro, que en cuerpo y estatura le avenajaba mucho a Rafael al verse así sorprendido, con un poderoso empujón lanza hacia atrás a Rafael, luego poniéndose los dos en pié se dán sendos golpes; estando ya muy fatigado Rafael se abraza al cuerpo de Eduardo, quién levantándole en vilo Jo arroja en el suelo cayendo éste con tan mala suerte que se levanta con el cuerpo magullado y el rostro lleno de sangre; Eduardo con actitud de defensa espera, otra acometida de Rafael, pero éste le dice basta Con D a sus Personal DOGenie no ilanza que en 61 han , en el Goléalo "JUSTO s ERRfr Su omite esluerzo por corresponder a la con-depositado ios señores padres de familia;