El Mensajero Bautista BBBBBBBBBBBBBBSB8Í33SSSSSSSSSSI . 0 Ensayo Sobre Literatura Religiosa || El arte, y la literatura como parte de él, son el reflejo fiel de la vida.de la civilización y de las tendencias intelectuales y morales de un pueblo; y por lo mismo, la literatura religiosa debe reflejar la lucha de los ideales espirituales y morales del pueblo o de la raza que le han dado origen, depurados y elevados por la verdad a Dios mismo, verdad absoluta y fuente única de las verdades derivadas a que nosotros rendimos sincero acatamiento. Nuestro trabajo, como predicadores del evangelio, se hace principalmente entre la familia mexicana, descendiente directa de dos grandes razas que en el culmen de su civilización nos dieron vida; la Española y la Azteca. Tan exuberante y rica es la fantasía española, como imprecionable y sugestiva fué la azteca; y de allí, viene el carácter psicológico mexicano, con su imaginación poderosa, rica y plástica, su sensibilidad viva, enérgica, las más.veces y débil en algunas, con espíritu soñador y aventurero, con exaltados sentimientos patrióti" eos y con un sentimiento religioso idolátrico y supersticioso las mas de las veces, y en muy pocas reflexivo y severo; inteligencia poco desarrollada y poco amiga del sentido práctico. Tal es la familia mexicana en la que debemos trabajar de preferencia también los obreros mexicanos; porque conociendo a fondo nuestros grandes defectos y nuestras pocas virtudes podremos, con la ayuda de Dios, hacer mucho para la causa del Evangelio de Cristo, si ponemos todas nuestras actividades y conocimientos del medio en que hemos vivido al servicio de la más noble de las causas. Con la ayuda de Dios y de su Santo Espíritu, entremos en materia. La oratoria religiosa fué desconocida en la antiguidad y sólo con el advenimiento del Cristianismo tuvo su origen y un vasto campo donde extender sus inacabables energías. Su único y principal objeto es dar a conocer, explicar, comentar y sacar saludables enseñanzas para nuestras vidas, de la Palabra de Dios contenida en el libro de los libros llamado Biblia. No es el objeto de la oratoria religiosa hacer falsos panegíricos de hombres; ni mucho menos, teniendo como base e 1 mito y la mentira, crear falsos ideales, que serán derroteros extremadamente peligrosos para los pobres ilusos que por ellos se aventuren. En lo general la literatura religiosa debe ocuparse casi exclusivamente de Dios y de su gloria y tocar a los hombres como simples instrumentos en manos del que todo lo puede, sujetos a su voluntad y caminando en este valle de lágrimas amparados por su bien y su misericordia. Cuando la aplicación de las reglas literarias es dirigida a obras de carácter teológico o de propaganda, debe, en mi humilde concepto, procurarse siempre, que en dichas obras reine perfecta armonía entre los pensamientos dominantes en ellas y la forma en que sean expuestos; y cuando la aplicación de esas mismas reglas literarias sea utilizada para los sermones, pláticas religiosas, enseñan zas dominicales o cualquier otro trabajo de propaganda verval, debe tenerse presente que casi siempre nuestro auditorio está compuesto de todas las clases sociales, y en especial de las ínfimas de ambos sexos y diferentes edades: debiéndose suponer en ellas poca instrucción, aun-que casi las mas de las veces, tienen gran estimación para el que habla. Por lo mismo, sise toma en consideración las verdades bíblicas que se van a enseñar y a comentar, el estilo del orador debe ser grave y elevado