CELIBATO DEL CLERO 15 San Epifanio manifiesta que “quien lleva vida de casado no puede ser admitido por la Iglesia entre los diáconos, los sacerdotes, los obispos, o los subdiáconos”. (Haeres 59, c.4). Como de entre los solteros se consagraban pocos al sacerdocio en los primeros tiempos de la Iglesia, ésta permitía que los casados tomasen órdenes, pero a condición, como lo enseñan los cánones, de que viviesen separados de sus esposas después de la ordenación. Es cierto que hubo alguna relajación de la disciplina en favor de una parte de los sacerdotes de la Iglesia Oriental, a los que se permitía vivir con sus esposas, si las habían tenido antes de su ordenación; pero tanto a los sacerdotes de la Iglesia Occidental como a los de la Oriental se les prohibía contraer matrimonio después de ordenados. Y es importante observar que en Oriente los sacerdotes solteros son mucho más estimados por el pueblo que los casados. No puede negarse que en ciertas épocas de la historia de la Iglesia, especialmente en períodos de desórdenes sociales, hubo casos de violación del celibato eclesiástico; pero las violaciones de una ley, por repetidas que sean, no son evidencia de que no exista la ley; y cuando pudo ser oída, la voz de la Iglesia, ésta la levantó para defender la ley de la castidad sacerdotal. .Permitidme ahora que llame vuestra atención sobre las propiedades y ventajas del celibato eclesiástico. lo. El sacerdote es el representante de Jesucristo; el continuador de la obra principiada por su divino Maestro. Es deber suyo predicar y enseñar, administrar los sacramentos, y sobre todo, consagrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo, para distribuirlos a los fieles. ¿No es propio de un Señor casto que sea servido por ministros castos? Si los sacerdotes judíos, cuando les llegaba el turno de servir en el templo, para ofrecer las víctimas, estaban obligados a separarse de sus esposas, ¿no deberán observar continua castidad los sacerdotes de la Nueva Ley, los encargados de ofrecer diariamente el sacrificio del Cordero inmaculado? Si a David y a sus amigos no se les permitió comer el pan de la Proposición sino después que atestiguaron que en los tres días precedentes se habían abstenido de mujeres, (I Reyes XXI), ¿cuánto más puros en cuerpo y alma deberán estar los sacerdotes que participan diariamente de aquel Pan vivo, del que apenas fué símbolo el pan de la