do ya! ya ya! ya! Querubines—Canto 1N0. 7) le - lu le - lu le - lu le - lu - ya le - lu - ya le - lu - ya do *F= le - lu - ya! le - lu rar ¡A - le - lu - ya! Z __________________________ rar ¡A - le - lu - ya! — Z______________, ¿Participan los Alumnos en la Discusión de la Lección? Juan Arellano G., Torreón, Coah., México Hemos leído en uno de los números anteriores de esta revista, que el maestro no debe • predicar" la lección ante la clase, sino procurar conocer y satisfacer las necesidades espirituales de sus alumnos. Esto es una verdad indiscutible. Pero ahora se nos presenta otra verdad también indiscutible: si el maestro quiere conocer las necesidades de sus alumnos, necesita que estos participen en la discusión de la lección, pues de esta manera revelaran si necesitan cambiar su punto de vista acerca de alguna doctrina, o si están pasando por una lucha para vencer cierta tentación, o si han interpretado mal alguna cita bíblica, etc., etc. Sin embargo, muchos maestros han fracasado en su intento de hacer que sus alumnos tomen parte en la clase, y ellos preguntan: ¿qué podemos hacer para inducirlos a que cooperen en ese sentido? El problema planteado por tales maestros es más serio de lo que a primera vista parece, porque si pudiéramos seguir los pasos de sus alumnos durante la semana siguiente al domingo en que ellos han "enseñado" determinada lección, podríamos encontrar buenas razones para decir que pueden ser calificados de "oidores y no... hacedores de la Palabra", porque si una persona no quiere discutir la lección es porque no ha hecho suyas las enseñanzas que de la misma se desprenden: o no ha entendido el asunto de que trata: o piensa que se relató un hecho histórico que en nada puede relacionarse con la vida contemporánea; o considera que las conclusiones a que ha llegado el maestro son irrealizables, que deben considerarse como simples teorías. Estoy convencido de que la mejor manera de conseguir que los alumnos exterioricen opiniones en una clase, es interesándolos para que estudien la I felón en sus casas. Muchos no quieren opinar porque temen hacer el ridiculo delante de los compañeros dando a conocer sus puntos de vista sobre un asunto que ignoran por completo. Pero el maestro encuentra que la persona que estudió la lección en su casa siempre está deseosa de que se le brinde la oportunidad de exponer las conclusiones a que él en lo personal pudo llegar. Esta persona, además, no se sentirá obligada a aceptar como dogmas todas las enseñanzas del maestro: si en algo difiere de opinion, no contradirá como si fuese un necio, sino presentará los argumentos basados en el material que en su investigación privada [nido obtener. Entonces, si el maestro puede hacer que sus alumnos estudien la lección durante la semana, fácilmente podrá obtener su participación el domingo cuando les está dirigiendo en la discusión. Cuando revisamos las tarjetas de calificaciones individuales encontramos oue la mayoría fracasa en el quinto requisito: "preparada la lección". Las sugestiones que se presentarán a continuación pueden ayudar al maestro que desea ver a sus alumnos preparándose durante la semana para tomar parte el siguiente domingo en la clase. Ante todo, el maestro debe proveer a cada uno de sus alumnos de la revista que corresponde a su clase.