■ 1 .. Tropas aliadas en las cercanías de Saloniki La Redención de los Parásitos Desde Jauja. A 6 de Diciembre de 1915. Mi muy estimado amigo: Todos sabemos bien que la igualdad social ha sido uno de los principios proclamados por la revolución. Nada de privilegios para ningún nacido, no importan cuna, posición pecuniaria, méritos, ni aptitudes mentales. Todos hemos de ser medidos por el mismo rasero. Ni señores, ni vasa’los; ni amos, ni servidores; porque las servidumbres son signos de esclavitud y a esta hay que aboliría en nombre de la libertad. Y puesto que las lalanges guerreras son las que han proclamado este régimen, por ellas habrá de comenzar la práctica igualitaria. Asi, no será mal visto que un Coronel le ensille la cabalgadura a su abstente; que el sargento pasee del brazo por plazas y alamedas a la consorte del Capitán: que juntos coman en restaurant de Por de pronto tenemos una manifestación libertaria en el hecho de que los sóldados de última fila, aque-l'os que llamaban “carne de cañón1’ en los tiempos porfirianos, cuentan con prerrogativas que antes no disfrutaban, tales como la de tomar asiento éñ los paseos públicos y recorrerlos libremente entreverándose conforme al canon democrático con las pollas mejor trajeadas y los mozalbetes acicalados a la moda. Esto produce a los ojos y al ánimo un efecto delicioso y original; sobre todo original, puesto que no estábamos habituados a presenciar estas cosas. Como no son precisamente las buenas formas las que distinguen a estos libertadores de la capa de abajo, ni es posible pedirle , que su vocabulario resplandezca por la pureza, ya de expresión, ya de esencia, a cada paso somos testigos de cuadros netamente lujo el General y el cabo de cuadra, y que haga cuarto de centinela frente a su cuartel el Comandante, al rendir su cuarto el soldado raso. Esto parece tan lógico que has»-se antoja ocioso enunciarlo. El nrin-cipio igualitario resalta aquí tan claro y tan visible que sólo siendo topo de nacimiento no se le percibe en " todo su esplendor. Todavía no vemos que Generales y reclutas, Coroneles y asistentes, Comandantes y cabos de cuadra se confundan fraternalmente en esta encantadora comunidad; pero poco ha de vivir quien no lo zea, porque una vez terminado el período pre-consti-tucional vendrá el imperio de la igualdad, sin distinción de grados, méritos, capacidades y posición. La jerarquía militar se derrumbará de puro apelillada, como fruta podrido de las dictaduras.