Lección VIL HERALDOS DEL REY Febrero 15 de 1931. BOSQUEJO DE LA LECCION LIEMOS estudiado de Jesús como el compasivo médico, el gran ma ** estro y ahora vamos a estudiar de El como el amigo de los peca dores. 1. Jesús en la casa de Simón. Un fariseo llamado Simón invitó al Señor Jesús a que comiese con él. Cuando estaban sentados a la mesa, algo extraordinario sucedió. Una mujer que había sido pecadora sabiendo que el Señor estaba en la casa de Simón, furtivamente se coló entre los que presenciaban el banquete y llegando hasta el lugar do, comenzó llorando a regar con con su hermosa cabellera y luego los besaba y los ungía con fino ungüento. ¡Cuánto amaba al Se en donde estaba el.Señor reclina-lágrimas sus pies, y los limpiaba ñor! 2. Jesús Censurado. Inmediatamente Simón viendo que el Señor permitía que esta mujer manifestara su gratitud y amor principió a decir dentro de sí: “Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.” Los fariseos, niños míos, consideraban como indigno, el tratar públicamente con las mujeres y más cuando éstas se portaban mal. Aún los mismos discípulos se admiraron cuando el Señor Jesús hablaba con la samaritana. ¡Cuán poquito sabía Simón acerca de la misión del Salvador! Jesús dijo: “Porque no he venido a llamar justos, sino pecadores a arrepentimiento.” 3. Una Parábola. Entendiendo el Señor la censura de Simón le narró la siguiente parábola: A un hombre le debían dos personas. La cuenta de uno era de $1,000 y la del otro de $100. Como ambos no tenían con qué pagarle les perdonó la cuenta. “¿Cuál de éstos le amará más?”—le preguntó Jesús a Simón cuando hubo terminado el relato. —Pienso que aquél al cual perdonó más—respondió luego Simón. —Rectamente has juzgado—dijo el Señor. 4. La Descortesía de Simón Descubierta. En seguida Jesús señalando a la mujer pecadora que yacía a sus pies le reprochó a Simón su falta de cortesía: Había entrado a su casa y no le había dado agua para que refrescase sus cansados pies, en cambio la mujer los bañó con sus lágrimas y los limpió con sus cabellos. No le había saludado con beso, como era la costumbre, y la