8 de Noviembre de 1953 LA ESPERANZA Página 5 Contemplaciones sobre el Ave Maria SECCION SEGUNDA: “EL SEÑOR ES CONTIGO0 CAPITULO IV son sobre todo las expresiones de Dios: puédese penetrar su interior, avanzar siempre más, pero jamás se toca el fondo. EL NOMBRE DE JESUS: LO QUE CONTIENE Y EXPRESA ¿Qué contendrá y qué revelará ese nombre?... Pues un nombre es ante todo plenitud y luego revelación de esa plenitud. Lleva en sí algo que está encargado de guardar y de comunicar. Toda palabra es expresión, es a saber, dilatación de alguna cosa que está comprimida en élla. Ahora bien, el nombre encierra desde luego en sí mismo, condensa en dimensiones que aparecen harto estrechas, un contenido que a menudo es inmenso, a veces infinito. El nombre verdadero encierra, abarca todo, nada deja afuera asimismo como nada ahoga en sí. Es pequeño como la semilla y como ella lleva la vida entera, misteriosamente encerrada sin ser perjudicada. Es este el secreto de los nombres, su primera potencialidad divina. He aquí ahora la segunda: lo que los nombres concentran en una fuerza tan maravillosa no es para esconderlo como en una tumba. Lo encierran para extenderlo. Siendo instrumentos de comprensión, son por consiguiente instrumentos de expresión. Mas al expresarse no se vacían, siempre dan sin perder nada, comunican sin empobrecerse. Nosotros mismos creemos conocerlos; se los ha escuchado tantas veces. Y sin embargo son siempre nuevos. Así El nombre y María. He aquí un nombre que viene directamente de Dios; la tierra no lo ha nombrado, el cielo es que lo dijo y un embajador del cielo quien lo ha traído. ¿Qué no contendrá y expresará semejante nombre?.... Si todos son maravillosos, si la capacidad de toda palabra es un misterio insondable?, ¿qué misterio será entonces la capacidad del nombre que es declarado superior a todo nombre?.... JESUS. — ¿Qué contiene, qué expresa este nombre? — El Angel por encima de todas y de él mismo; frente a la Virgen quien llevará en sí a Aquel que el nombre revelará aí mundo. ¡Cuán grande es la analogía entre la función de la Virgen y la del nombre! Ella también será condensadora de ese Infinito que será pequeño embrión en su seno, para nacer de ella, niño pequeñito y brillar sobre los siglos y sobre el universo. ¿Y no será ella la reveladora de Aquel que llevó en sus entrañas, a través de todas las generaciones? ¿Quién manifestará a Jesús mejor que la Virgen? ¿Y a quién se dirigirán las almas para conocer primeramente ese nombre, al cual su propia función la relaciona tan íntimamente. (Continuará en el próximo número)