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creyera que la tierra gira al derrédm’ del sol.
Que hubiera tiranía para (pie naciera la libertad.
La ley de compensación se haya en todo.
Porque? ,	;
Preguntadlo ;í la Naturaleza.
...v,-	u:
La Isla del Mátrimonio?
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¡blecerse. Estos salen por lo regular de oirá Lia. situada en <íl huv)* ylactul ue h.i jtvcfcutuu cuyos vientos voltarios lo hacen borrascoso. Esta Isla vite se halla ai ?*>. h. de i<t	ÍL-itrintonto, la llauran /#<
Isla del CeltLoto. de domic no les es posible salir •«.' los mas en el siglo actual, caso vciakiderñmcnle lamentable.
Tal es la Ida del J/afrL-.-iunio, mis enfermedades y peligros.
Esta Isla movible oshi situada unas veces en la zona tórrida y otras en la helada.
Confina, por el norte, con el Oceano del Arañen-! tuníento; pór el Sur/con el Mar de la Lntprtide,tela (pie es donde generalmente flotan ú navegan sus habitantes gran parte de la vida.
Por el Este, con el estrecho de la Pradenctu, v por el Oeste, con unos ¡sietes llenos de precipicios (pie se llaman iés Bancos de, la 'DeseKperacton.
La temperatura de la Isla, es varía y cambia según el lado de donde sopla el viento. Las estaciones son también irregulares, pues los calotes mas* violentos se sieíiten en?la primavera, tiempo en (pie1 /on constantes 1q/vientos del Sur.	:
Y. ¿ ;V :Eri esta estaéiotil estremo 0Ío^ produce talesl y| efecto¿ en las Cabezas de lo^ líglni^ntés, que easU
I todos se vuelven lóeos, pétóí^pr fortuna dura po«*o
f	l^entnv el verano que es /nlyérdad delicioso.
| p Los vientos del Este qiíe rmnan niientras ella du-
Iraf do fal suerte refrescar| y dulcílicau la típhpera-X í/i^, que de rio Ser asi, iriudluxs habitante^de! Sur
• perebemn. ; y.	/, X-1 /
Ku algunos parajes cíe la isla, muy pocos por desgracia/esta estación es perpetua, ainiquó suelen causar algunos males los trios de Qtqiib, estación
I la mas de^ngriidabhy pues los vientos ‘que sin inter- ¡' y. rnpeion reinan dnraate e^són fríos y dañosos,!
y comienzan tan repentinamente, (pie los habitan-1
r tes ípie no están prevenidos, se afanan en estremo | [y y^ir librar sus frutos de la estación, efectos. prin-| y.’:cíj)alineiile de los vientos que soplan de la reyion
de lujo que se halla al N/O. de la isla; mas son pocos los (pie logran ver llegar sns frutos a la madurez.
-Esto hace a ios habitantes de genio biKcsó, siendo por lo tanto regañones, y nada les contenta, ni les y agrada. Los hombres se olvidan de sus deberes h y se entregan a los vicios. Las hembras se hacen y d)aidatantis.murinurmh)ras/hólgílzanasymaldic¡en-y tes. En esta condición les cojo el invierno, cuyos j
pestífei^s V desagradables vientos causan sin nú-y hiero de enfermedades^ llegando los habitantes tí desesperarse de tal suerte que gran parte de
ellos emigran de la Isla y se trasladan 4 los B(mcos\ l/Vjiie están al Oeste, donde llegando su desespera-¡ B^cibh al cobiHi. se suicidan arrojándose en dos pre- í ; ripicios <> de lo alto de las escarpadas rocas haeióu-1 p-'dose pedazos. Otros perecen víctimas del infecto | fc viehto qiic sopladel Océano del arrepentlnuento. 1
Pero ¡o que causa verdadera admi ración, es que
g	sabiéndose todo esto, no bien saíen emigrados d<v Wa/p4r/ cuando nuevos, pobladores vienen a estayj
En la arlíblcíla.
Ven conmigo á vagar bajo his selvas Donde las hadas tiemplan mi Luid;
Ellr.y me han dicho que col migo cueras, <¿.ie me harán inmortal si me amas tú.
J. Isaacs.—^3íarLu)
Tíi como yo, la soledad buscamos.
Tú como yo. la cabnu apetecemos.
Tú como yo, la dicha no encontramos
Y	un mismo es el dolor que padecemos.
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<: *5*.
Ven conmigo, mujer, bajo estas flores ’ Encontraremos placentera calma, Aquí no sentiremos los dolores Que sin cesar agostan nuestra alma.
Ven conmigo, mujer, ¿no has coniprendiflo Que te idolatró 3* sin cesar me atrevo A pronunciar tu nombre bendecido Que eternamente en la memoria llevó?
Qué vivo jjara amarte y qhé ;dé hinojos Beso la huella que dejó tu planta,
Y	que reviík> al besa de tus ojos
La mirada de Dios tan pura v santa?
II -
Yo no te puedo dar oro ni honores,
Y	no sé lo que suenas <í ambicionas:
Alas si tu corazón buscare amores.
Si de pasión intensa te emocionas:
Yo pondré ante tus plantas delirante
Mi corazón que te idolatra ciego,
Y	de amor infinito en el instante
Abrasaré tu pecho con mi fuego.
Esta vida fatal a tus antojos
Cambiaré on paraiso, y al destino
I laré que a la mirada de tus ojos \ Nos tapise de rosas el camino.
Amame por piedad, y pronto corta El lazo que tí las penas me sujeta.... Amame ¡soy muy pobre! mas.. .¡qué importa! ¡La miseria es la herencia del imeta;
1,1
Aquí por este bosque solitario
A agaremos los dos. hx'os de amores.
Oyendo con placer el trino varió
De los zenzontles 3* alegres ruiseñores:
Aquí veremos entre nubes bellas "Ponerse el sol tras el lejano monte,
Y	salir de improviso las estrellas