La Revolución y Mr. W^ilson Reminiscencias de 1914 Plática del Presidente Wiláon con los corresponsales de la prensa en Washington. —2 de Marzo.—(Principios que han guiado a la administración en sus relaciones con la situación Mexicana-, y en otros asuntos internacionales). MEXICO “Una nación de la magnitud y de la fuerza de los Estados Unidos puede permitirse el esperar todo el tiempo que quiera. Nadie duda de su poder, como no duda nadie de que el Sr. Huerta habrá de retirarse eventualmente. No puede haber vacilación alguna en creer que lo que deseemos realizar en México, habrá de ser realizado. Y quienes sienten prisa por que las cosas se hagan, según dicen, olvidan que son ellos los que tienen que hacerlas. Que tienen que sacrificar hermanos e hijos y prometidas a ese fin, si quieren que algo se haga desde luego. Y si están dispuestos a esperar, nada de eso será necesario. En lo relativo al reconocimiento de México, lo que estamos esperando—lo que todos los gobiernos esperan— es el curso legal por cuyo medio México confía en establecer muy pronto un gobierno constitucional. Es necesario que diga algunas palabras sobre la conducta de los Estados Unidos, para que nada se haga o se diga que la haga más difícil de lo que ya es; de tal manera que puedan Uds. saber exactamente cuál es mi intención y puedan tener una guía. La dificultad estriba en que nosotros no sabemos qué es lo que sucede en México. Tengo razones para creen—y siempre me veo obligado a decir lo mismo de México, porque no hay nada que pueda asegurarse con certeza—tengo toda clase de razones para creer que las manifestaciones que se rumora ha habido en la Ciudad de México en contra de los Americanos, son fomentadas y concebidas por un pequeño grupo de personas que tratan de obligar a este Gobierno a reconocer al Gobierno del Sr. Huerta; y la misma factura puede atribuirse a buen número de cosas que se dice están sucediendo. Y al examinarlas aparece, en lo que puede afirmarse a esta distancia, que no son ciertas. Pondré un ejemplo: un día se dijo, después de la captura de alguna ciudad, que varias mujeres habían sido ultrajadas, por lo que se habían suicidado. Tratamos al punto, por conducto del Departamento de Estado, de obtener confirmación de ese hecho o algún otro medio para llegar a saber la verdad de su existencia, por medio de nuestros cónsules en el lugar y en los lugares inmediatos. No fue posible obtener ratificación ninguna de ese hecho y, en mi opinión, no, aconteció jamás.. Los mismos términos que uso muestran a Uds. nuestras dificultades: digo que en mi opinión, no sucedió nunca. Pero no lo sé a ciencia cierta. Y deseo que Uds. caballeros, cooperen conmigo, no solamente en procurar la información más exacta que sea posible sino también en el esfuerzo de que el público no sea sorprendido por rumores sin fundamento. Representaciones de Gobiernos Extranjeros Se ha dicho, entre otras cosas, que los gobiernos extranjeros están haciendo “representaciones" que constituyen una presión sobre este Gobierno. Ahora bien, eso no es cierto. Nos han expuesto, lo más extra-oficialmente posible, las impresiones sobre la situación que tienen sus representantes en la Ciudad de México, lo que, como Uds. ven, es totalmente diverso. Por esto puedo decir a Uds. que estoy buscando la verdad de los hechos. Cuando la adquiramos, será posible, según espero, formular un plan definido de acción. Y hasta que no dispongamos de una información fidedigna, no habrá cambio en la política seguida por la Administración, de “no meter las manos.” Tenemos la mejor disposición para hacer lo que sea recto y necesario, cuando sepamos qué sea ello. Pienso que el problema mexicano no es insoluble, nada de eso; creo que hay una magnífica oportunidad para dejarlo de una vez resuelto. En vez de empeorar, va mejorando. Los periódicos que hablan de que las cosas nos llevan a la intervención armada o que sospechan una actividad militar de los poderes europeos, se equivocan de medio a medio. Difícilmente habría posibilidad para uno u otro evento. La solución pacífica es la que cada día se hace más fácil. Una cosa puedo decir: Mis planes no llevan consigo absolutamente nada que no sea amistoso para México. Hay multitud de rumores sueltos; pero Uds. no deben darles oídos. El Senador Bacon hizo en el Senado el otro día algunas afirmaciones indicando que la situación es grave. Dijo que nos hallamos frente a un gran peligro que me encuentro ante una emergencia mayor que cualquiera otra que, estando él en el Senado, se haya enfrentado con un Presidente, mucho más seria que la situación Cubana. Por supuesto que Uds. recordarán cuál era el fin que perseguía el Senador Bacon con sus palabras. Trataba de prevenir a aquellos caballeros que aparentemente desearían hacer de la situación otra de tal género que no pudiera ser conducida pacíficamente, el que advirtieran que estaban jugando con elementos a los que no deben exasperar—con los que no debe jugarse. Este era su objeto. Ha habido también cierta tendencia a dar una interpretación torcida a la actitud del Japón. Hace días, el Capitán y cierto número de oficiales, unos quince, del Iw ZUMO, crucero japonés que acababa de llegar, fueron a la Ciudad de México y presentaron allí sus respetos al gobierno, de la "misma manera que el almirante inglés, recordarán Uds., el Almirante Craddock; y el alemán hicieron igual cosa. Corren también consejas sobre el envío de nuestros marinos a la Ciudad de México; pero nó son sino consejas. No hay en ellas un palabra de verdad. No hemos tenido aviso de Mr. O’Shaughnessy de que sea necesario hacer nada. semejante; al contrario, nos ha informado que no se necesita. Todas estas cosas, que me divierten al leerlas, no son sino invenciones. Nunca juego con la mano escondida. Tengo la mejor voluntad de jugar con cartas vistas. (Acerca del envío de la flota a Veracruz, dijo lo siguiente :) No tengan Uds. la impresión de que va a haber guerra con México. Somos sus amigos y necesitamos ayudarlos, por todos los medios que podamos, para que recobren sus derechos y su Gobierno y sus leyes; y por hoy, acudo al Congreso para afrontar una situación especial y para obtener su consentimiento para resolverla. Este es nada más un incidente entre este Gobierno y una persona que se da el nombre de Presidente Provisional de, México, y cuyo derecho para darse ese nombre, nunca hemos reconocido de ninguna manera........ Es posible entenderse con un dictador por medio de