GRUPO DE ESTUDIANTES AL MINISTERIO ESTUDIANTES AL MINISTERIO EN EL INSTITUTO LYDIA PATTERSON De izquierda a derecha: Calderón, Gutiérrez, Luebano y Villanueva. LA MIES A LA VEHDAD ES MUCHA MAS LOS OBREROS POCOS Por B. O. Hill "Por tanto rogad al Señor de la mies que envía obreros a su mies." Los obreros son pocos, en comparación con las necesidades del campo. Hay pueblos y ranchos en que viven centenares de familias de habla española, y en que las buenas nuevas de salvación nunca se predican, donde no se acostumbra a celebrar culto religioso de ninguna especie; hay barrios congestionados de gente de origen mexicana en muchas de nuestras ciudades donde nunca se oyen las dulces notas de nuestros himnos. Así el Meto-dismo todavía no ha logrado ocupar de lleno y de manera efectiva todo el territorio por el cual se ha hecho responsable. Es verdad que nos quejamos de la falta de recursos con que emplear ministros, pero también es verdad que nunca se ha dado el caso de un sólo predicador que se haya muerto de hambre, o siquiera haya tenido que mendigar pan. Ministros competentes han sido siempre los heraldos de la cruz, los exploradores en la vanguardia de las migraciones; se han abierto camino solos, han establecido escuelas dominicales y cultos de predicación en las avanzadas fronteras, han ganado la confianza y la cooperación de los pobladores para erigir nuevos templos y organizar nuevas congregaciones. Triste de veras para la Iglesia de Cristo sería el día en que los predicadores tuviesen temor de lo desconocido y de lo difícil. ¡Quiera Dios que los predicadores metodistas conserven siempre su valentía y su espíritu emprendedor! "Los obreros son pocos," también, cuando tomamos en cuenta nuestra situación como conferencia anual. Apenas tenemos miembros suficientes para funcionar como conferencia anual; y un número considerable' de los ministros estamos llegando ya a la edad en que es natural y .es preciso preguntarnos, "¿Quiénes nos van a suplir cuando cesémos?" Damos gracias al Señor que no ha muerto ningún miembro clerical durante el año que finaliza, pero a nadie se oculta el hecho que muchos de nosotros estamos "en la época" cuando debemos esperar de un momento a otro la llamada. Los que entran a tomar el lugar de los que salimos van a necesitar una técnica y una habilidad nue vas, conformes a la situación y dos problemas modernos, que serán distintos de los que hemos tenido que enfrentar hasta ahora. Es antiguo el pecado, pero sus manifestaciones son distintas en cada siglo, y los pecadores requieren nuevos métodos de tratamiento; el evangelio es también el mismo, pero tiene que ser interpretado en términos que sean inteligibles a los oyentes. Habrá siempre un gran elemento humilde entre el pueblo, que "no leerán otra Biblia" más que la vida misma del mensajero, y para quién la mera experiencia personal religiosa será la totalidad del mensaje efectivo; pero cada día vemos el aumento de otros elementos cuya in telectualidad demanda ansiosamente un alimento espiritual que acuerde con lo que leen y oyen en el gran mundo de las ideas; y aquí precisamente es donde vamos a sentir la mayor necesidad: ¿podrá nuestra iglesia poner delante de los jóvenes intelectuales de la próxima generación el maná espiritual e intelectual que sus almas necesitan, o liemos de repetir los fracasos de la madre iglesia, que cual ma-yordoma indolente, cuando sus hijos, los intelectuales, le pedían pan, les dió piedra, y en vez de un huevo les dió una serpiente? ¿Quién pueae dudar de que la presente guerra mundial, con sus horrores y tragedias, se debe en gran parte a aue los cerebros más privilegiados de Europa, que debían en la providencia de Dios servir de directores y guías en la búsqueda de la justicia y la cordura entre las naciones, no hallaron sostén espiritual en las doctrinas y prácticas de la Iglesia Cristiana, y en su inquietud y desesperación procurarán hartarse de las doctrinas envenenadas de falsas filosofías — que los falsos profetas han sabido presentar de una manera efectiva y atractiva; el evangelio no fracasó, pero sus exponentes, estando ocupados con cuestiones de formas y ceremonias, no se dieron cuenta de las crisis y las oportunidades, ni tenían la debida preparación para hacerse frente a las situaciones nuevas. ¿No han sido torpes e inefectivos los heraldos de la verdad, mientras los del error emplearon astucia y habilidad? ¡Quiera Dios que en tiempos venideros los hijos de luz sean tan sabios en su generación como los hijos de las tinieblas! Podemos observar como el nivel general de cultura y de intelectualidad se está alzando; cada generación nueva se sube en los hombros de la anterior; cada año nuestros hijos se están graduando de los colegios y universidades y ¿a quién acudirán para obtener pan espiritual? ¿Propondremos, como los apóstoles en una ocasión, que el Señor los despida, para que vayan a buscar en otra parte lo que necesitan? Dijo el Maestro, No tienen necesidad de irse: dadles vosotros de comer." No ha sido por capricho o impulso que nuestra Conferencia Mexicana del Suroeste ha querido ponerse de acuerdo con nuestra Iglesia en general, en demandar de los nuevos candidatos para el ministerio un Página 9 THIS DRAWING IS SUBSTANDARD FOR PRINTOUT FROM MICROFILM