134 LA VIOLETA. te acción de su Junta Directiva, que escojida siempre con esquisito tino ha sabido administrar, con beneplácito de todos, los intereses de este grupo, de esta importante fracción de la sociedad, que simboliza el trabajo y la honradez y que es digna por mil títulos de la más alta consideración y respeto, Los importantes trabajos que espontáneamente estáis obligados á cumplir, para nadie son desconocidos se han palpado ya sus efectos; el her mano que falto de trabajo personal no haya medio de cubrir su desnudez, en vosotros encuentra una mano ami ga que le ayuda; el que gime en el lecho del dolor encuentra en vosotros el bálsamo consolador para aliviar sus dolencias y un pedazo de pan con que mitigar el hambre y si por des gracia la inexorable parca corta el hilo de su existencia, muere, si, pero muere con el dulcísimo consuelo de que sus hijos tendrán una mano cari fíosa que sus lágrimas enjugue y que impida caigan en la miseria de una espantosa orfandad. Nobles hijos del trabajo; vosotros sois los obreros de la sociedad, por que su tranquilidad y bienestar des-canzan en el insesante trabajo de vues tras manos. Podéis estar orgullosos y levantar con dignidad vuestras frentes, por que en ella lleváis impreso el sello de la honradez y en vuestraz manos la mas noble de las decoraciones humanas: el distintivo del trabajo. Obreros de la humanidad, yo os saludo, heroicos soldados del traba jo, yo os felicito. Seguid como has ta aquí, no desmayéis ni un momento, que la voz de Progreso lo demanda. Teneis fuerza material y un temple de alma con que romper en mil pedazos la cadena de obstáculo que pueda presentarse, máxime cuando viene en vuestra ayuda la generosidad el civismo y el progreso del jefe de nuestro pueblo, honra de la adminis tración actual, probad que el obrero mexicano, que el obrero jimenense, puede rivalizar con todos los obreros del mundo, que del uno al otro confin del universo solo se escuche un grito de alabanza á vuestro nombre. Allí tenéis ese sacrosanto emblema del trabajo, saludémolos con respeto y veneración y con lágrimas que del alma broten á los ojos, regémosle, cumpliendo así con el lema de Justicia, Igualdad y Progreso. La/urentina Montal/vo. Cadereita Jiménez, Oct. de 1893. Desahogo?. A MI QUERIDA AMIGA SRITA. R. B. Te vi llorar; en tu semblante triste Las huellas del dolor te sorprendí: Desde entonces, amiga, ya no existe La dicha que en mis sueños entrevi. Desde entonces perdióse en Occi-(dente De mis noches tristísimas la luna, Y en medio á mi dolor bajo la frente Para dar el adios á mi fortuna. Yo, que gozaba al ver que sonrías De tu amor celestial con la confianza; Yo, que bailaba en tu voz las alegrias Precursoras tal vez de mi esperanza; Después, al escuchar tu confidencia, Miré marchita tu abrumada sien, Miré que atormentaban tu existencia Las penas de la huérfana también. Y las dos que lloraron en la vida, Infantil sus angustias bien tempranas Hoy ven su juventud descolorida, Y confunden su llanto, siempre her- ( manas /Porqué en el mundo de aparente (gloria Dardos y nada mas se nos ofrecen,