10 El Mensajero Juvenil cidos y los malos dando a todos los hombres “lluvias del cielo y tiempos fructíferos, hinchiendo de mantenimiento y alegría nuestros corazones.” (Act. 14:17). Jesús demuestra aquí que él puede extender y extiende el proceso, a voluntad, por el momento solamente, que un Dios benévolo, su Padre, ha establecido para el bienestar de la raza. Los hechos fundamentales van a Dios. Jesús se identifica aquí a sí mismo con el hecho más fundamental del alimento y de la vida. El es, por lo tanto, Dios en el hombre. “En él esta1 a la vida y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4). 9. La Abundante Misericordia de Dios. Jesús no hace meramente pan suficiente, sino que hay bastante y de sobra. Hace lo mismo en la naturaleza. Así hace él todas las cosas. Su vida es vida abundante. Su perdón es como una poderosa creciente sobre el alma del creyente que persiste. La mujer en el pozo de Sicar, aun 4 La Muerte de Ananias. cuando había sido una grande pecadora, le oyó decir que el agua que Jesús le daría, sería en ella una fuente de agua que saltaría para vida eterna; el paralítico, cuando sus amigos lo trajeron a Jesús, no sólo fué sanado, sino que sus pecados le fueron perdonados; el leproso no sólo fué mejorado, sino también limpiado; el ladrón en la cruz, cuando le pidió que lo recordara, recibió la promesa de que sería tomado por Jesús al paraíso en aquel mismo día; Pedro, después de que negó al Señor y se arrepintió, no sólo fué perdonado, sino que fué llevado a una completa comunión y honor; Pablo, cuando fué llamado a hacer una grande obra, no sólo fué preparado por su Señor, sino (¡ue fué plena y gloriosamente preparado. Y así vemos las cosas en todo. Jesús no sólo es bueno, sino que abunda en bondad. Los que en los primeros años de su vida procuran servirle y seguirle, encontrarán que la bondad y la misericordia del Señor los seguirán todos los días de su vida. El Mensajéro Juvenil H Sesión Doctrinal—La Voluntad de Dios. Fil. 2:12, 13 y Sant. 1:12-18. Abril 19, 1925. LECTURAS DIARIAS Lun. Abr. 13. Bendiciones de la Obediencia. Lev. 26:1-13. Clave: Ven 12. Mar. Abr. 14. La Desobediencia Castigada. Lev. 26:14-33. Clave: ' Ver. 33. Miér. Abr. 15. Los Levitas. Núm. 3: I- 13. Clave: Ver. 6. Jue. Abr. 16. Los Nazaritas. Núm. 6:1-9. Clave: Ver. 8. Vier. Abr. 17. La Nube. Núm. 9:15-23. Clave: Ver. 23. Sáb. Abr. 18. La Marcha. Núm. 10: I1- 34. Clave: Ver. 12. -------o------- Introducción. Durante este trimestre estudiaremos tres lecciones doctrinales acerca de Dios, a saber: su voluntad, su poder y su amor. Estudiaremos primero la voluntad de Dios, la cual es descrita por Pablo como “la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Estamos familiarizados con muchas expresiones en uso común con referencia a la voluntad del hombre. Hablamos de la voluntad firme de un hombre, de la débil voluntad del otro, de la obstinada voluntad de un niño, o del poder de ejercer la voluntad. Así adquirimos la idea de que la voluntad de un hombre domina su vida o lo hace ser lo que vemos que es. La voluntad ha sido llamada “la cindadela de la muerte humana”; es la facultad de nuestras mentes por medio de la cual escogemos y hacemos. También la voluntad del hombre es “su mismo sér.;” esto es, lo que uno quiere hacer hace, y por lo tanto eso es. Llegamos a lo más alto y mejor de nuestro sér en la vida sólo por medio de la acción y nuestra voluntad determina nuestros actos. Una persona puede ser hermosa, agradable y piadosa, pero si le falta una voluntad firme, es como un buque sin timón y se extravía en el mar de la vida. Otra persona puede ser tosca, sencilla y carecer de brillantez, pero si tiene una voluntad firme, nada puede intimidar su invencible determinación de prosperar. Prosigue hacia adelante y hacia arriba y deja su sello sobre su época. Entonces, si la característica coronante del hombre es su poder de querer, y hacer, cuanto más debe ser esto un hecho respecto al Hacedor del hombre porque estamos ¡ ehos a su imagen y semejanza. Si el poder de la voluntad del hombre es grande, el poder de la voluntad de Dios es infinitamente más grande porque él es perfecto. Estudiemos, pues, la voluntad de Dios, para que podamos entenderlo y amarlo mejor. 1. La Voluntad de Dios y la Voluntad del Hombre Contrastadas. Aprendemos una nueva lección comparándola con una cosa bien conocida. Si podemos notar en que se parece la cosa nueva a la cosa bien conocida, y luego en que se diferencia, sentimos que la conocemos perfectamente bien. En esta forma estudiaremos brevemente el asunto de la voluntad de Dios. (1) Dios nunca quiere hacer lo que no puede; el hombre lo hace con frecuencia. Dios nunca se equivoca al proyectar; teniendo infinita sabiduría y siendo perfecto, sus decisiones son perfectas y lo que él quiere hacer siempre es recto y puede y debe ser hecho. Con el hombre no sucede siempre así como todos sabemos. El hombre se equivoca en sus juicios y no siempre puede llevar a efecto lo que él se propone hacer. Hemos visto los vanos intentos, por ejemplo, de llegar a la cumbre de las grandes montañas o de volar al Polo Norte. Los hombres fracasan en esto porque les faltan conocimientos, o preparación, o resistencia, aun cuando tengan voluntad. (2) Dios siempre quiere hacer las mejores cosas; el hombre quiere hacer con frecuencia las cosas más agradables y provechosas, sean éstas o no las mejores. Podemos ver des-