Oración: Padre celestial, ayúdenos a dar el primer lugar en nuestra vida a los valores eternos. Amén. M. 4 de agosto: Placeres vanos, Icde-siastés 2:1-11. Encontramos en la historia ejemplos de muchas personas que se dieron cuenta de la Insensates de vivir con el solo fin de buscar placer. María Antonieta, reina de Francia, es un ejemplo. La Joven reina, tal como la mayor parte de las mujeres nobles de su época, creía que habla nacido para tener una vida alegre y de placer, y que el propósito de sus súbditos era proporcionarle esta vida. Ella se rodeó de jardines y palacios magníficos y se pasó todo el tiempo en fiestas y orgías. No veía razón para no vivir extravagantemente, aunque sus compatriotas se encontraban en circunstancias de mucha necesidad. Se dedicó tan asiduamente a ks placeres, que no se daba cuenta a dónde la llevaban, hasta que fue demasiado tarde. Entonces vló condenado a morir a su esposo, le quitaron a sus hijos, y al fin fue llevada a la gillotlna. Oración: Líbranos, oh Padre, de la vida egoísta. Amén. M. 5 de agosto: Para todas las cosas hay sazón. Ecclesiastés 3:1-9. En la actualidad la gente es más consciente del valor del tiempo, y se preocupa por no malgastarlo. En Francia, toda persona que trabaja, ya sea en oficina, de criada, o en lo que sea, tiene derecho a disfrutar de dos horas a medio día para tomar el alimento en su propio hogar. Por las noches las carreteras están abandonadas porque este tiempo también es para la familia en el hogar. El lunes, tanto como el domingo, es un día para la familia, porque los franceses creen en disfrutar de la vida según su propio modo. Estamos tan propensos a llevar una vida tan apresurada que hay peligro de que desatendamos lo más importante en la vida de nuestra familia: la época en que están creciendo los niños, y que todavía dependen de nosotros. ¡Cuán cuidadosamente debemos usar este tiempo para establecer bases para su fe en Dios! ¡Cuán preciosas son las tradiciones y los lazos familiares que se desarrollan en esta época de la vida de los niños! Oración: Maestro de nuestro hogar, ayúdenos a dar tiempo a las cosas que son verdaderamente importantes. Amén. J. 6 de agosto: Siendo prudentes cuando hablamos, Ecclesiastés 5:1-7. Desafortunadamente, con sólo unas pocas palabras que no son propias del cristiano puede uno empañar todas las buenas características que hayan notado en nosotros otras personas. El general Jorge 8. Patton Jr., era un hombre con la fe de un niño, y con regularidad observaba devociones privadas. Cuando unas lluvias amenazaban la destrucción del frente del tercer ejército en la batalla decisiva del Bulge, el general Patton pidió a sus soldados que orasen para que cesasen las lluvias. Constantemente 250,000 hombres fueron convencidos de que sí son contestadas las oraciones, al ver cesar las lluvias cuando comenzaron a orar. Esta gran fe es una de las características comparativamente no conocidas del general, porque fue más famoso por su profanidad. El general mismo reconoció esta paradoja en su vida, y le causaba sincero remordimiento. En una carta que escribió a su capellán, dijo que su pesar más grande era que tal flaqueza causara que otros lo creyesen insincero cuando decía que la oración y la fe en Dios eran el baluarte de su vida. El lenguaje malo, tal como otros pecados, si se permite en la vida de un niño, puede llegar a no ser vencido nunca en su vida. Oración: Haz, Señor, que nuestras palabras tanto como nuestras acciones, te confiesen. Amén. V. 7 de agosto: Viviendo con alegre corazón, Ecclesiastés 9:7-10. El ejemplj humano que se asemeja más a la felicidad que promete el cielo es un matrimonio cristiano feliz. Más que cualquier otra cosa los padres desean que sus hijos tengan buenos compañeros de vida. ¡Qué tragedia es cuando los jóvenes escogen algo inferior a lo que Dios ha escogido para ellos. Una Jovencita quedó muy contenta al leer de una señora que oraba diariamente por las futuras esposas y esposos de sus pequeños niños. Oraba por su protección, por su salud, por su desarrollo espiritual, y por que se guardaran puros para sus compañeros. "Yo no esperaré hasta tener hijos", dijo la jovencita. “Yo oraré por mi compañero”. Oró pues por aquel jovencito que sería algún día el compañero de su vida, y por que algún día llegasen a conocerse. Un asunto tan importante como éste es digno de oración no sólo de loe pa- 34 EL HOGAR CRISTIANO