«Un e ceda uno de noeotroe: e Griete nueetro Belvador. Cuando Felipe le dijo a Jeete: *'Muée-tranoe el Padre, y noe beata", Jeeúa dijo: "¿Tanto tiempo ha que eetoy con voe-otroe, y no me has conocido?" Jesúa no prometió pas terrenal, dee-canao y buena poeición en la aociedad; pero noe dio lo mejor de todo: la dádiva de Dios que es la vida eterna. Oracíán: Padre celestial, cuán agradecidos hemos recibido el mensaje de tu amor por medio de la venida de tu Hijo Jesucristo. Amén. J. 15 de octubre: Teniendo a Cristo tenemos todo, Colosenses 1:9-20. Las más grandes necesidades de la vida no se satisfacen con cosas que podemos comprar y vender. El alma se satisface sólo con bendiciones espirituales. Sin embargo, la gente se pasa la vida tratando de satisfacer el alma con muchas cosas. ün individuo siempre habla deseado y había pedido a Dios que se encontrara petróleo en los terrenos de su propiedad. Al mismo tiempo que una compañía co-mensó a hacer perforaciones en estos terrenos, una iglesia comenzó unos cultos evangelísticos y aquel hombre fue convidado a asistir a ellos. A medida que pasaban los días había menos posibilidades de encontrar petróleo. Al fin se llevaron la maquinarla y los cultos terminaron; pero aquel hombre siguió asistiendo al templo domingo a domingo, hasta que un día entregó su corazón a Cristo. Esa misma tarde la congregación se reunió a la orilla de un lago para celebrar unos bautismos, y después de éstos aquel hombre pidió la palabra y dijo: "Yo deseaba que descubrieran petróleo en mi terreno. Pensaba que si tenía petróleo sería fells. No encontré petróleo; pero encontré a Jesús y soy verdaderamente fells. Desde que Jesús vino a mí no necesito petróleo; sólo necesito a Jesús." Orttción: Oradas te damos, Padre Dios, porque cuando Cristo es el Señor de nuestras vidas las necesidades más profundas de nuestras almas son satisfechas. Amén. V. 16 de octubre: Nuestro deber es compartir, Romanos 1:11-17. Cuando nos sentimos generosos posiblemente querremos ayudar a todos los necesitados. Posiblemente deseemos ofrecer fe-liddad a aquellos hogares donde son muy comunes las riñas y las discusiones. Posiblemente pensemos poder ofrecer un hogar cristiano a huérfanos o a hijos cuyos IL HOGAt CñlSTIANO padres viven separados. Hay gente en este mundo que tiene hambre, jóvenes con aspiraciones que piden preparación y educación, y muchas veces podemos ayudar en estos casos. Pero la necesidad más grande del mundo ya ha sido pagada por d sacrificio más grande. Podemos ayudar a los pecadores, a los de corasón quebrantado y a los perdidos, simplemente compartiendo a nuestro Salvador con ellos. Un Joven hablaba con su pastor en cuanto a lo mucho que disfrutaba de su vida religiosa. Le gustaba la Iglesia y le gustaba leer la Biblia. El pastar le dijo: "Me he fijado que usted parece estar satisfecho; pero también he notado que usted no tiene un trabajo definido en el programa de la Iglesia. Yo quiero que usted ore en cuanto a este asunto. Pienso presentarlo como candidato a ocupar un puesto de nuestra iglesia." Le pidieron que enseñara una clase de muchachos intermedios, y por medio de este trabajo dio un paso grande en el servido cristiano, y aumentó su gozo en dicho servicio. Ahora compartía a Cristo con los demás. Oracián: Oh Señor, ayúdenos a compartir las bendiciones que tú nos has dado, especialmente a compartir la bendición de concederte, con todos los que necesiten de tu gracia salvadora. Amén. 8. 17 de octubre: Siguiendo a Cristo, Marcos 8:84-38. Un ministro fue a cazar venados con unos amigos. La tierra estaba cubierta de la nieve que cala lentamente. Los cazadores dejaron al ministro debajo de un árbol y ellos se fueron en diferentes direcciones. El ministro puso su rifle contra una piedra y se puso a observar el hermoso valle de arbustos y árboles cubiertos de nieve. De repente vio un venado que levantó su cabeza con ojos alertas para ver si veía señales de enemigo. Una cierva le siguió al espacio libre. El venado no vio al cazador, así que se precipitó a pasar por la barranca cubierta de nieve. Siguió batallando por hacer camino por entre la nieve y la cierva le seguía por aquel camino. El ministro los miró con profunda y genulna admiración, sin ocurrlrsele siquiera dispararles un tiro. Pensó en Cristo, quien vino al mundo a enfrentarse a la muerte y la vergüenza, y que venció la muerte para abrir camino a la vida eterna. Oración: Oh Señor, haz que te sigamos dondequiera que tú nos dirijas, porque sabemos que tú nos has guiado por caminos de Justicia. Amén. 29