184 • LA voz salvación; por eso él Señor pregunta, y por éso el ciego responde: ¡Señor, que vea! . . . . no titubea su fé, no anda con circunloquios ni dudas, es valiente, es heroica; es cual debe ser la fé del cristiano. Supone que Jesus lo puede todo y hi en su propia miseria se detiene, ni en nada. ¡Señor, que vea! A esta creencia no se resiste el Salvador; como él mismo es el que la ha dado, él mismo se impone la obligación de obedecerla, y así és que responde con la misma precision de la ecsigencia del ciego. Mira, le dice, y el hombre recobra en el mismo acto la perdida vista. Tu fé te ha hecho salvo, le dice1, pero esto ya tiene mas relación con nosotros que casi con el mismo ciego. En efecto, nosotros los cristianos á pesar de que oimos la voz del Salvador que por su Iglesia nos dice que va á Jerusalen & sufrir tribulaciones, desprecios y la muerte, así nos quedamos como si no hablase con nosotros. Cáre-cemos de la luz viva de la fé, y de ahí el que como los doce nada de eso entendamos. De ahí los desórdenes, los escándalos, la crápula, los escesos, las máscaras que infaman en estos dias á los pueblos de la cristiandad. Jesus una y mil veces les dice qué con semejante conducta le azotan, le escarnecen, le crucifican de nuevo.....es una palabra escondida para ellos,. .... nada entienden. Lós filósofos no pueden racionalmente negar la divinidad del Salvador que profetiza lo que ha de sucederle cuando nadie lo espera: los siglos que han pasado,'los triunfos que en todos ellos ha conseguido la Iglesia, demuestran con la mayor evidencia que su divino Autor resucitó como Dios, aunque había muerto como hombre.,.. .. La Iglesia misma les dice, les asegura, les hace ver que puede ser turbada, atribulada y afligida como huma-ma; pero que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella por la protección divina en que se apoya.....lo oyen, lo ven, lo palpan.....¿Y qué? Ellos nada entienden de todo eso. ¿Y de dónde tanta ceguedad? De que su razon está á oscuras, de que les falta la luz sobrenatural de la fé. ¿Y todavía nos vendrán haciendo una vana parada de su racjonálismo? ¿Pues qué diferencia hallan entre ser ciegos y caminar á oscuras ó sin luz alguna? San Agustin les decia, ya en el cuarto siglo, que el mayor portento que podia darse era un incrédulo que se obstinase en negar lo que todo el mundo creia, que era la divinidad del catolicismo; nosotros se lo decimos todavía con mas razon en el siglo diez y nueve: es un prodigio de insensatez y de locura el oponerse á una Iglesia que mil ochocientos y mas años de combates han hecho de cada vez mas gloriosa; es una ceguedad milagrosa el no conocer que aunque pueda como el Salvador ser escarnecida, perseguida y mortificada, al fin ha de resucitar mas brillante que de primero, porque el Salvador lo ha dicho, y porque las profecías cumplidas nos aseguran la verdad de las que están por cumplir. ¿Pero qué importa todo esto á la razon que no tiene luz? Nada entiende: es la criada de Cicerón persuadida dé que ve cuando tiene los ajos enteramente secos; tropieza en todas partes, rompe cuanto lleva en las manos............ No importa: ella bien ve, y si le sucede todo esto es porque se burlan de ella los que la quieren hacej pasar por ciega. . Entretanto la palabra de Dios no es inútil: los humildes son alumbrados por ella, y la- fé qué Dios les dió, que retienen; que de cada vez .es mas luminosa dirige por las sendas difíciles del mundo á la verdadera felicidad. Los que por su modestia y docilidad son alumbrados con ella, entran en un nuevo mundo de abundancia y de paz en que su espíritu lleno de la verdad descansa y es dichoso. Ya no piden como el ciego antes de ver, no mendigan como