14 / del 27 de febrero al 5 de marzo de 1998
FORO
Francisco Javier Vargas __JE^flejosjaii-W3_EspejoJGliin<>-
Crimen organizado en México: ¿Las Autoridades?
TIJUANA, BC, (FORO).- Copiando a los americanos (o lo peor, ordenado por ellos) la policía en México ya tiene una sección especializada contra la “Delincuencia Organizada”.
Esta llamante unidad tiene como misión el perseguir narcos y secuestradores, ya que según los cuícos son estos los que conforman el “crimen Organizado” (palabritas gringas, por cierto).
Lo curioso es que por estas tierras los criminales no están organizados. O al menos no como en los Estados Unidos. En México el sistema educativo en general es tan eficiente, que nadie ni los cacos, saben como organizarse. Aquí los asaltabancos y los que roban a los automovilistas y peatones, son más bien gentes hambrientas que roban para comer.
La única delincuencia organizada por aquí sería, acaso, el gobierno.
Juzgue usted: Los EE UU acusan a cinco ex gobernadores de estar coludidos con el narcotráfico; un general acusa desde el botellón a miembros de la familia del presidente. Dicen que tuvieron nexos con narcos; el nuevo alcalde de la Ciudad de México nombró como funcionarios a miembros de una tenebrosa sociedad de jefes policíacos corruptos que en pasadas administraciones fueron conocidos como La Hermandad (¡ésos si están organizados!).
El mismo nuevo alcalde descubrió con auditorías que su antecesor y su gabinete, priístas lodos, robaron a placer mientras detentaron el poder; no hay estado de la República en la que los gobernadores no hayan sido acusados de ladrones por el pueblo; lodos los ex presidentes han salido con enormes fortunas personales (para ellos y sus cualachos), mismas que no tenían cuando se sentaron por primera vez en la silla presidencial.
Casi un tercio de la policía judicial de Morelos está acusada de encubrir a secues-
tradores y a narcos; el pueblo siempre ha sospechado que policías federales brindan protección a narcos y la matanza de muchos de ellos a manos de galilleros profesionales da pie para pensar mal; el hermano de un ex presidente está encarcelado y acusado, entre otras acccioncs heroicas, de haberse enriquecido ilícitamente.
Cuando hay desastres naturales el gobierno federal regresa a la gente poco de lo que recauda en impuestos, antes bien se roban los funcionarios la ayuda material que llega del exterior.
Y mejor le paramos, pues nombrar más gente sería ocioso. Todo mundo sabe como y desde cuando el poder político en el gobierno ha enriquecido a sus miembros y a sus familias. Llevan tres cuartos de siglo de experiencia afinando su arle apropiato-rio de lo ajeno.
La identidad de delincuentes organizados no es tan secreta; altos funcionarios policíacos en Morelos se han visto involucrados en el secuestro y muerte de ciudadanos. Ya sea como encubridores o como parle activa, la cosa es que la policía resultó estar más sucia que los pillos, pues de aquellos se espera protección al ciudadano.
¿Y qué hacen las autoridades federales? Aunque usted no lo crea, arrestan a policías que abandonan en plena carretera el cadáver de un detenido torturado, y los llevan... !a un hotel¡ Después los consignaron, pero pasaron 33 días cómodos en un hotel.
Mientras tanto, los jefes de éstos policías asesinos que se quieren amparar por 400 pesos ¡contra el arraigo domiciliario! No les resultó, pero ahí están, arraigados y gozando del calor hogareño, un lujo del que sólo gozan policías criminales.
El procurador también está bajo arraigo en su casa. Y aunque ya confesó que él ordenó a los policías abandonar el cadáver en la carretera del estado de Guerrero, la PGR anunció que él y los demás jefes policíacos que encubrieron homicidios y torturas “no cometieron delitos graves” y aún si son consignados podrían obtener libertad bajo fianza.
Este es el México querido del PRI. Si usted no es policía, ni se le ocurra darle con su automóvil el último empujón a un poste de la compañía de luz, éstos postes viejos que se caen solos amenazando con electrocutar a la gente, porque de seguro lo mandarán a oscura mazmorra acusado de
“daños a la nación”. Pero si tiene credencial de policía, entonces puede tirar por ahí ios cadáveres de sus víctimas, aún en plena carretera. Aquí el partido político en el poder y sus fuerzas armadas son la “nación”.
Y	para distraer la atención pública de esta demostración de “cuíco protege a cuíco”, la policía capitalina arresta aparatosamente al “Chucky”, un lastimoso pillo que se escondía en unos escombros por no tener ni en donde vivir. Aquí sí, las autoridades policiacas en colusión con acomodaticios medios informativos-llaman rápido a una ruidosa rueda de prensa para presentarles a éste instalado no en céntrico hotel, sino en maloliente y oscuro calabozo. Tampoco le ofrecieron arraigo casero al Chucky.
¡Qué eficiencia policiaca! Además las autoridades están pidiendo reformas a las leyes para torcerle más la manila al canijo Chucky. Por supuesto, no pidieron reformas en el caso de los policías secuestradores. Aún en el crimen se nota la diferencia de clases en México, ¿no? Es cierto que en México no hay impunidad, pero para los ciudadanos comunes. La policía se mide con otra vara.
En México, para violar la ley impunemente, para contar de los benelicios del estado de derecho, hay que ser policía: no les aplican las leyes que a diario pregonan los afanosos legisladores que necesitamos para combatir al crimen pues ellos son la ley.
Y	si por ventura lo arrestan, le permitirán esperar las investigaciones preliminares en casa, pues usted será considerado “pilar protector del gobierno”, por lo tanto intocable.
Por eso dicen en China: “Cuídate del policía, no del ladrón”.
Basta ya de bufonadas: los criminales más temibles en México no son los Chuckys, sino algunos jefes policiacos y sus mastines humanos.
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