22 EL ATENEO - REVISTA ESTUDIANTIL Tema que obtuvo I er. ‘Premio. ¡Salve, Maestro!, ¡Tu eres el pedestal donde descansa la gigantesca columna del progreso, ese monumento cuya altura nuestra mirada no alcanza a percibir durante el día por impedírselo los destellos fulgurantes del sol. y que por las noches se pierde entre entre el diáfano resplandor de las estrellas.! Y es durante esa majestuosa contemplación del cosmos, cuando el espíritu que parece abandonarnos, eleva armoniosos cánticos de gloria al sublime espectáculo de tu obra. Si, por que si bien es cierto que aún permanecemos extáticos ante los misterios infinitos de la naturaleza, debido a ti comprendemos algo de ellos, algo que sin tí, aún permaneciera entre los arcanos inpenetrables del creador. ¡Salve, Maestro! En ti ha reaparecido el ideal de la divina Diosa de los ojos de esmeralda, y allá en olímpicas cumbres, sus límpidas pupilas se nublan con lágrimas de felicidad al contemplar que tu persistes aún en la tarea de distribuir la sabiduría que emana de su ser. Así como las cristalinas aguas que brotan de las entrañas de la tierra calman la sed del caminante; así como las lágrimas a la manera de un lenitivo apagan las tempestades de nuestro espíritu, así también tus enseñanzas llenan de nobleza el corazón humano y ayudan a las razas salvajes e ignorantes a salir del obscurantismo en que se encuentran. Los labios granadinos de la Diosa, musitan frases de gratitud dedicadas a ti que cual soldado valeroso, recogiste la sacratísima enseña de la luz y del saber, y que en pretéritos tiempos los estoicos Griegos dejaran abandonada entre los muros derruidos de su Partenón sagrado. ¡Bendito seas, maestro! pues tu eres quien modela nuestros corazones, viriliza nuestras energías y a manera de un padre cariñoso nos ayudas a dar los primeros pasos en el peligroso dédalo de la sociedad. Si el fantasma terrorífico de la guerra se cierne sobre los pueblos, tu eres el primero en predicar la paz, y si esta se logra, tu eres el primero en bendecirla. Tu, lo mismo que podría hacerlo el más hábil de los arquitectos, levantaste los soberbios edificios de las ciencias y las artes. Pero entre todas tus conquistas se destaca con delineamientos ciclopeso; “La nobleza del corazón” ese sentimiento que nos hace acercarnos mas los unos a los otros y en el que tanto afán y energía has gastado. Es ese sentimiento el que hace que los poetas arranquen a sus liras notas cadenciosas plenas de ritmo y de belleza, y es ese sentimiento el que hace que esas notas arranquen a nuestras pupilas lágrimas llenas de gozo y emoción. ¡Ah, Maestro!. ¡Mas bien semejas un prisma maravilloso al través del cual podemos apreciar con caleidoscópicos destellos la cultura de los pueblos!. Sigue sirviendo de pedestal a la columna gigantesca del progreso, tus fuerzas no decaerán nunca, por que eres noble y la nobleza te dará la fuerza. Continúa tu tarea, esa tarea grandiosa que te has impuesto y que está santificada por ¡os labios granadinos de la Diosa de los ojos de esmeralda, que allá en olímpicas cumbres musitan frases de gratitud hacia ti, que cual soldado valeroso levantaste la enseñanza que en pretéritos tiempos los estoicos Griegos dejaran abandonada entre los muros derruidos de su Partenón sagrado. ¡Salve, Maestro!, ¡Tus mismas lágrimas cristalizan en anhelos para el bien colectivo de tu raza!. RAYMUNDO CORDOVA. El Hombre -y El Es-piritvi. (VIENE DE LA PAGINA 17) —III— Prometheo encadenado en la roca escita, es el emblema de la humanidad doliente, que sujeta a las leyes del Universo, aún aspira a emanciparse porque persiste en ella el anhelo de liberación que sólo quedará satisfecho, cuando cómo tan acertadamente ha dicho Don José Vasconcelos, en los espacios eternos se vislumbre la figura inmutable del Creador. Por eso el espíritu no muere nunca, y es preciso que el postrer aliento de la estirpe humana conmueva las potencias celestes y pregone en su plenitud radiosa, el triunfo universal de Prometheo. Mientras el hombre, átomo luminoso, procreador de ideas y arquetiro de la especie “en su inconformidad sublime liga el reino del mundo con el reino infinito”, la naturaleza, obedeciendo a una ley indefinida, prosigue su obra creadora, que Prometheo, en su noble misión impulsa hacia el PROGRESO. Luis Felipe del Río “Ateneo Fuente”.