LA OPINION AÑO VI LOS ANGELES, CALIFORNIA, DOMINGO, 21 DE FEBRERO DE 1932 * Número 159 de" caza mayor Por RAYMOND SELOUS A: í; iK s>. , sS: : ■i ■ "■ SsSz-ii*- Algunas Emocionantes Aventuras en las Desoladas Regiones Canadienses.—Peligros y Paisajes UE siempre una de mi» mayores ambiciones conocer algún día esas bellas y desoladas regiones canadenses, que para ua avezado cazador como yo , 10 he sií5o> I>or obra y gra- «U de mi buena fortuna,, tienen no sd quS encanto indefinible. Este deseo, szn embargo, se retardó por muchos anos, pues la suerte dispuso que una gran parte de mi vida lo pasara en regiones lejanas y enteramente opuestas «i todo respecto. Pero, en mí se cumplió una vez más aquel decir francés de que * quien sabe esperar, algún día ilegará, al logro de lo que ambiciona”. Habiendo hecho por ca.rta algunos a-rreglos preliminares, llegué un buen día de septiembre a la villa de Mattawa, en la provincia de Ontario. Allí me proveí de] equipo necesario, alquilé dos tiendas de campaña y con las dos canoas que cormigo llevaba, me dispuse a pasar unos cuantos días lejos de todo contacto humano, 6n ]as inmensa» selvas. Acompañado d6 mi gula, Luis Ciawford y de su hijo, muchachito de catorce años, quien a pesar de a» edad, estaba dotado de una fuerza verdaderamente asombrosa, tomé »1 tre» fl’cua a- 1» Pagina D»«) i u