EL ECO 7 Página ¡ literaria ‘Reflexionando. ¡SALDE! X Si alguien te insulta sin razón alguna y te colma de cargos calumniosos, no te inquiete por ello, por fortuna hay virtud en sufrir necios enojos. )é( Cuida que la calumnia no sea tuya, deja que otro se manche con tal lodo, que la virtud en tus entrañas buya, )=( eso debe de ser para tí el todo. •$* * Quien su enojo domina es poderoso, quien refrena su lengua es todo un hombre, si te dicen que callas por miedoso, tamaña necedad que no te asombre. Ten presente que el hombre que te hiere quisiera de tus labios un ultraje, no le concedas nunca lo que él quiere deja que solo hasta la escoria baje. Contesta dignamente todo agravio sin perder la cabeza, ni la calma, el hablar con prudencia es de hombre sabio, y así revela su grandeza de alma. X No te extrañe tampoco que haya gente que en todo favorezca a tu enemigo, hay más pueblo sin juicio que prudente, )é( no olvides nunca lo que aquí te digo. X Hay seres que manchados con el lodo por el camino de la vida ambulan: desprecian la virtud, ultrajan todo, y si ven algo limpio, lo maculan. X Escúchame lector, al calumniado no puede la calumnia mancillarlo, es el calumniador el enlodado X ¡Si pudiera tal hecho avergonzarlo! *$* X Abraham Fernández. a ¿Qué es el hombre? • A través de los siglos transcurridos, De los lerdos y los genios de renombre Ha sonado la pregunta en los oídos, Dicienod: ¿Qué es el hombre? Y los genios y los lerdos respondiendo A la misma pregunta que hoy hacemos. Los abismos de la ciencia recorriendo, Han dicho: ¡No sabemos! La pregunta desde tiempos muy oscuros Se repite sin cesar —no os asombre— Y resuena de los siglos en los muros, Diciendo: ¿Qué es el hombre? El hombre es el rey del universo, El dinamo de energías y potencia Que vence cuanto puede haber adverso Tan sólo con su ciencia. Explora los abismos de los mares, Se transporta en las alas de los vientos Recorriendo las leguas por millares Con todos sus portentos. Por medio del estudio sólo alcanza Las glorias sacrosantas de la altura, Llevando en una mano la esperanza, De la otra la ventura. ¡Salve, jóvenes triunfantes, abnegados! ¡Levantad un monumento a la memoria De los padres que os soñaban coronados Con lauros de la gloria!