\ SAS DE LA RELIGION. providencia, y ya uno una cosa, ya otro otra, lo que vienen á hacer todos es á privarle de todas, y á adorar, en vez de Dios, & un fantasma mutilado que se forja su delirante razon. Jesus y su Iglesia no así: lo conocen como el mismo se ha dado-'á- conocer á su Hijo y á ésta, y le confiesan con el culto que le tributan; culto que no es otra cosa que la manifestación ó el lenguaje esterior de la fé. Por eso sí Jesus hubiera dicho que no conocía & su Padre, ó si a Iglesia suprimiese el culto católico con que se le confiesa, serian uno y otra (lo que no puede ser) semejantes á los judíos, embusteros: La razon humana, que unas veces adoptando un culto sin significado ó que significa absurdos, y otras aboliendo todo culto esterior, carece enteramente de. fé y de es-presion, esa es la que miente como los judíos, cuando dice que corioce al Ser . Supremo. A éste nadie lo vió, ni puede verlo sino en su Hijo y por su Hijo: los hombres mas grandes que ha habido en todos los siglos lo han creído así, y ved el por qué AbraHam, el padre de los creyentes,, saltó de gozo por ver el cha de ■ Jesus. Cual los demas patriarcas anhelaba por el Sol que había de alumbrar ■ á la razón humana para que saliese de sus tinieblas nativas, violo en espíritu y se regocijó, cómo no se regocijaria si conoció que el día de Jesus, esto es, la época última del mundo, la sétima y última dé las edades de él na-. bia de ser un dia de luz y de ilustración, un dia de seguridad para la razon humana que podia ya asegurarse en el conocimiento de lo que mas le importa sin dejarse llevar de todo viento de doctrina si quería? ¡Lo vió.. • ■ ■ Pe los judíos, como los racionalistas, no miden la ecsistencia de Jesus sino desde que apareció en el mundo; los que mas y mejor, lo miran como un gran filosofo. ¡Nécios! aunque nació hombre en el tiempo, ¿no da bastantes y bien claras pruebas de que es Dios, que desde toda la eternidad ecsiste en Dios su Eterno Padre? La verdad que habla por su boca, la santidad que se ve en todas sus acciones y con que reforma al mundo, la estabilidad con que sostiene a su Iglesia. & pesar de todos los embates del error y las pasiones, bien clara y terminantemente dicen que fué antes de Abraham, que es superior a todo o humano, y la razon de que el hombre orgulloso se gloría, es nada si no se sujeta á su revelación. Desde el principio de la Iglesia se ha visto así: diez y nueve siglos que van pasados lo han testificado todos; hoy ya el dudar de estas verdades es una brutalidad inconcebible. Con todo, ¿qué hace esta misma razon humana. Ya que no puede negar, persigue: á falta de argumentos, pues ya ha recorrido el círculo de todos los posibles errores, echa mano délas piedras como los judíos para apedrear al Salvador.... Y tal es el carácter de la última prueba que la Iglesia sufre. Nada de sofismas, nada de impugnaciones..... La divinidad de Jesus y del catolicismo está demasiado á la vista para que esto pueda hacerla mella. Las piedras, esto es, el escándalo de los malos libros que enseñan metódicamente la inmoralidad; las piedras....; . esto es, los insultos, los destierros, el despojo que se emplea contra sus ministros...... as piedras son las que se hacen jugar contra la divina institución que al fin ha de abrazar á todo el mundo en su seno. Así jugaron contra el Salvador cuando no hubo que responderle. La consecuencia de una tal depravación fue.... la que Dios no quiera que ahora se repita, sobre todo en nuestra República. ¡Jesús se escondió y salió del templo!. ..¡Ah! también parece que estaproc-simo á esconderse de nosotros, quitándose el catolicismo, que por tantos anos g®:-