“LA MATRACA” Miércoles 23 de febrero de 1938, PAGINA SEIS El Inconveniente de ser Sabio Cuentan de un saL'o qv.e un tan pobre y misero estaba que sólo se susten taba de unas yerbas que cogía. . © día, I ¿Habrá otro— entre si decía— más pobre y triste que yó? Ycuando el rostro volvó tuvo la respuesta viendo que otro sabio iba cogiendo las yerbas que él arrojó... ” La suerte de los sabios no es ni con mucho,-un sendero de; rosas. Empezando porque nada hay más oscuro o.ve la luz; si- ; guiendo porque sus vidas casi siempre son blanc ;s .'.e envidias negras, y concluyendo por ’ que la ingratitud sólo se trueca en agradecimiento cuando sus almas se entregan al Señor. ¡ Recórrase la Historia; llégue-se al Edén: veáse el Arbol de la Ciencia, ¡ya tiene enroscada en su tronco a la Serpiente! Y continúese observando: a Prometeo— sin ser alcohólico — con el hígado devoraao; a Só-cratse, bebiendo la cicuta; a Galileo perseguido; a Newton... en cuanto a este grande hombre, viene bien una digresión. Parece que el ilustre íísico no fue molestado: más no por ello dejó de sufrir. Newton era tan tímido como distraído. Y para demostrar esto último, basta un botón. Una noche— probablemente nebulosa como suelen ser las de Albión— su ama de llaves tuvo que ausentarse sin haberle hecho la cena, que consistía en un huevo pasado por agua. Y para que el sabio no se quedase sin cenar le dijo: —Mister Newton, haga lo siguiente: eche el huevo en el ca charro de agua hirviente y des pues de cinco minutos lo saca. Eso es todo. El sabio, queriendo hacer con exactitud matemática lo que se le acababa de decir, cogio un reloj en una mano y el huevo en ptr-a. Mas he aquí que cuando regresó el ama, encontró a New- ton ensimismado en la monta ña de sus ideas, y sosteniendo —y al parecer observando— el huevo. ¡Había echado en el agua caliente el reloj! De no haber regresado la buena mu-(jer. Sir Isaac se come el cro-r.ómetro, y si tal hace, el reloj le habría marcado su última ho ra. Respecto a los sabios modernos y contemporáneos, y para citar solamente dos casos, re- [mas escuelas en los campos -c = tiR’M -TDÍI<1L ■ ■ ■ ■ '■'A''' SB WT. " V' wi ... X-Sss. Ms S» íM S- A*. Recientemente fueron inaugurados los edificios que aparecen en la gráfica, destinados a escuelas y casas de los maestros, y que corresponden, por su orden, al poblado de Los Cerritos, y al de Torrecillas y Ramones, ambos de este Municipio. La primera de dichas escuelas lleva el nombre del general Ignacio Zaragoza, y la segunda, el del bardo Manuel Acuña. Ambas construcciones fueron hechas por campesinos, con la ayuda económica del Ayuntamiento de Saltillo. Como en estos casos, ei? oíros muchos predios rústicos es.á laborándose para dotarlos con edificios escolares. cuérdese que la Revolución ffan cesa envió a la guillotina a Levoisier. alegando que no necesitaba de sabios. Y en nuestros días, de sobra es conocida la situación de Einstein, el crea dor de la discutida Teoría de la Relatividad. El pecado de Einstein después de ser hombre- es el de . ser judio: circunstancia que lo ha hecho exclamar con la más irónica de las amarguras: —Si yo tengo razón en lo que afirmo, los francés no dirán que es un alemán el del éxito, sino un judio. Y si estoy equivocado, entonces habrán de decir que quien se equivocó fué un alemán. Sarcasmos por sarcasmos. A-hora bien, tomando en cuenta el hecho de que el famoso físico alemán es muy aficionado a tocar el violín, no faltan quie nes digan maliciosamente: —Para ser un sabio, toca el violín a las maravillas; y para ser un violinista, sabe muchísimas cosas. El amor propio vale más que el amor ajeno. Por eso es dis- (Pasa a la 8a. Pagina)