21 de Septiembre, 1924. REVISTA CATOLICA SECCION EDITORIAL Gilberto K. Chesterton. “No hay educación que no sea católica.” LA EDUCACION PARA SER REALMENTE TAL DEBE SER CATOLICA. rn¿AsiVe e^pre®d el pasado mes de agosto en Dublin uno de los mas; afamados literatos ingleses, Mr. G. K. Chesterton, prominen-Recordará!iPnupnsfrA w prot?®tantes> }W ferviente católico. Recordaran nuestros lectores el revuelo que excitó entre los oro tetantes ingleses la conversión de este hombre, de fama tan univer ñÁTfíí recon?.cldf al catolicismo. Ni había para minos pros • i 6S esc’ondia el golpe que con tal conversión recibía el carcomido protestantismo, sostenido únicamente a fuerza de dinero v de toda clase de inyecciones muy en consonancia con las inclina Druebadmáa n,aturale^a X,con las excentricidades del siglo. Era una prueba mas de aquel adagio, a saber, que de los protestantes se hacen católicos los mejores entre ellos v dp Ine i protestantes =1 deshecho del catolicismo7 t01'“S “ haC=n Pues bien; Mr. G. K. Chesterton, ante numerosa v selecta con dte„"3„hM7?reej Mti SB xe £5? mostraban que toda educación que se había senaradr. a» i»n . bKstiad" gambito de jí hechosha" toJte’de iXXUUE'X'y0,,;' sT esT-des anoz^his- KL’SñfffdeM ¡He aquí la clave de tantos disparates históriVnc v que con tan desvergonzado desplante profieren esos homhrpS0Í * r°S dos esos enemigos de la Iglesia católica fX a? homb^es. V exactos de la historia y de la filosofía T sAhJí ad ,f.onocimientos jamiento moral r tilosofia y sobra de odio y de reba- PAN Y CATECISMO Mucho se habla y se escribe acerca del pavoroso problema social y de los medios más conducentes para resolverlo. Muchos se van indicando, que jamás han de producir el resultado que se busca, por la simple razón de que no miran más que a la corteza de la cuestión. Creemos que los más e-ficaces se reducen a Pan y Catecismo. Hay un librito—afirmaba el célebre Jouffroy —que se hace estudiar a los niños, y sobre el cual se les interroga en la Iglesia. Leed este librito, ^ue el Catecismo; en él encontraréis la solución de todas las preguntas que os he hecho, de todas sin excepción. Pedid al Cristiano de dónde viene la especie humana, lo sabe; a dónde va, y lo sabe • como va, y lo sabe. Pedid a ese pobre niño, qué en su vida habrá pensado en ello, por qué está a-qui abajo, que le sucederá después de su muerte y os dara una respuesta sublime, sin comprenderá, pero no por eso será menos admirable. Preguntadle como ha sido creado el mundo y con qué f m; por que Dios ha puesto en él animales y plantas; como ha sido poblada la tierra, si lo ha sido por una sola familia o por muchas; por oué los ombres hablan numerosas lenguas,’ por qué su 1U??n' y c6™° «caba’rá todo y é¡ O sabe. Origen del mundo, origen de la esDecie cuestión de las razas, destino del hombre eifSsta Díos ydeberes dS ^m“nicacion€s del hombre con irnos aeoeies del hombre para con sus semeian ignor.íe‘-vOcSunndíOmbre S°bl’e la Creación’ nada gnoia, 5 cuando sera mayor, no vacilará tam-S°íre a1 derecho natural, el derecho político e derecho de gentes, porque todo esto, mana, como de si propio, del Catolicismo.” Solución del -problema social En electo, entre las más arduas cuestiones el pavoroso problema social, nuevo nudo gordiano que ha de cortarse con humo y raudales de san-gIe’ el problema que se lee en los rostros extenuados de las muchedumbres hambrientas, y que apartan de su mente con repulsivo egoísmo los saciados de banquete, halla su justa, su úE solución en el catecismo, en la fe cristiana, en un gran diluvio de amor, en un bálsamo vivificador