A?ro iv. C. Guxmrbro, Tamaulipas, Msxioo, Doxixeo 24 di June di 1S10. Núm. 169. EL EC0 piAGIGpiAL Aegiitriíe artlesle Se tigweíe alan el 2t Se Abril Se 1M7. SEMANARIO DE ACTUARIO ADES | EDITOR, PROPIETARIO Y RESPONSABLE D». INOCENCIO AVILA. 'b-r, ‘buscan eugadifás pa'»< 1 ¡tener ganancias; aquellos q n ;.no pudiendo luchar por 1» i groa ideales de un partid ¡tinguido en buena hora, irji* 'tan de extraviar el criteriojffú ______________________________ iblicoy halagan las sensualída-to con gran talento dice lo si J des democráticas del puedo, ;__________________. los mentid'*-- orgullos de la ra “Hoy á punto de terminar jz<'cua_tld" ™ ®P-«« »» gj*' la lucha, condena, no á sut contrarios en ideas políticas no á los que, echándose la ra zón, la conciencia y la-grati tud á las espaldas han milita- 1 '• do en las filas contrarias, sino a m los que, navegando entre ■¡Los aguas, han venido elogian ■g hoy lo que renegarán ma BU; ensalzando ayer al azul ■ vitúperario hoy; llaman aguerrido general al que ^Kás tarde llamaron hombre de Koca fé; pidiendo el mañico ■nio para un orate, al que hoy piden, con farsa ridicula, opi ■ niones sobre loa más trascen- ■ dentales asuntos nacionales y ■ á quien piden la censura del I brindis pronunciado en el gran I banquete del 3 del presente I por el señor General Díaz; en grandeciendo á un loco mega* lomano de quien hace poco se burlaban, pasando así la cam paña sin definir su color poli tico. L “La Iberia” condena á los que ridiculizan, menosprecian é insultan la,obra d« un Gobierno y en otras ocasiones la encomian, la alaban, la ensal zan.........Condena á esos periodistas que, tal vez incita dos por las miseras ganancias de la venta de su papel al pre gón posponen á ellas sus con vicciones, sus anhelos y...... su vergüenza. I “¿Quiénes son? Aquellos que se arrodillaron ante el tro no de un usurpador; aquellos que, como las celestinas, no teniendo ya encantos que ven IftDsa Literal! “La Iberia,” periódico escri- guíente: D n |nas abogaban por el mando . autocrítico de un principe éx .1 tranjero, cuando nada han'hela raza y cuando) la Patria no les debe sino jque hayan intentado venderla á un ambicioso......... “La Iberia” condena á < hombres que, no habiendo contrado en los actuales no-'-mtntos quien los cumprai han colocado en una posición igual á la de las esquilas de los campanarios que en los tiempos aciagos de luchas, re picaban lo mismo cuando una plaza era tomada por los “chi nacos” que por los “mochos.” “Vergüenza de esta patria amada y de todos los países han sido siempre los hombres sin firmeza de ideas, sin convicciones propias.” VI Í4UJVI A eho por 1 I) 4* M 1 a*. Z1 SOS en- Projiedaies cnratt-i vas (tal piara Una de aquellas maravil¡ a-de nuestra flora, está llamada á causar una revolución en el mundo de la medicina, debidq al descubrimiento de las propiedades curativas que en Su jugo contiene el tronco ^del plátano. e I Se trata nada menos que del antídoto contra la peste blanca, contra la tuberculosis pulmonar que diezma á la huma, nidad sin que hasta hoy se haya podido descubrir el exterminado! del terrible bacilus de Koch. i Y en efecto, dicho antídoto está destinado á proporcionarlo el plátano, tan común en nuestfo país, y tan fácil de ai. quirirse por el paciente menea ternso. Ya algunas revistas de me-d ciña, europeas, habían dicho algo sobre el particular, aunque no relativas al jugo de la planta que es en el que yo he encontrado tan preciosas cualidades. Algunas pruebas llevadas al terreno de la practica por el Dr. Montero de Silva, del Brasil, publicadas en “El Meó t-ajero de San Paolo,” de Río Janeiro, nos dió á conocer al gunos'experimentos hechos en un regular número de tubercu lóeos, con admirable éxito, pe ro parece que hacía una tintu ra de Ja planta en forma com pintamente diferente de como yo he hecho mis experimentos también con éxitos palpables é irrecusables. Refiere el ilustrado facultativo que ha obtenido por medio de su procedimiento un promedio de 70 por ciento de curaciones radicales en tuber culosos de segundo grado. Por mi parte, é ilusionado notablemente con los muy bue nos resultados de los estudios que he hecho sobre el particular y alentado en mi propósito de cooperar con mi pequeño óbolo en todo aquello que tien da á beneficiar á la humanidad, no he omitido esfuerzo en continuar mis experimentos, los que hasta hoy he visto co. roñados del éxito más lison jero. Todos los plátanos contie-nen más ó menos poder curati vo; pero ninguno como 'el que en México es más común: el plátano largo ó zapalote, fami lia de las musáceas (músa pa radisiaeaj cucuyo tronco, he creído encontrar si no el exterminado! absoluto del bacilus de Koch, por lo menos un destructor del mis mo, perfectamente comproba do. Hace muy poco tiempo tra té a una enferma en quien pu de reconocer un reblandecí miento de los tejidos pulmona res; tosía constantemente, la expectoración era abundante, sudores nocturnos, fiebre ele vada, flaqueza extrema y dis minución progresiva del peso. Un número considerable de médicos la había tratado, ha ciendo uso de cuanto procedí miento aconseja la ciencia y sin que ninguno de ellos diera el resultado favorable; de co mun acuerdo los médicos en referencia, convinieron en que se trataba de un caso perfecta mente comprobado é imposi ble y resolvieron aconsejarle regresara á su pueblo tal vez con la mira de hacerle menos penosa su muerte. En estas circunstancias fué cuando me hice cargo de su atención, presentándoseme con ello una oportunidad de pro bar nuevamente la eficacia del jugo del plátano. Por medio de la compresión obtuve de un trozo de tallo t determinada cantidad de jugo que después de filtrar, hice to mar á la enferma en dosis de una copita licorera, cinco ve ces en el día. Pues bien, con este único tratamiento, como muchos otros enfermos tratados por el mismo procedimiento, curó ra diealmente, encontrándose hoy 'en un completo estado de sa lud y rebosando vida. Creo que siendo tan sencillo el remedio, tan poco costoso, y nada peligroso su uso, creo, repito, que tanto los desgracia 4—A /