por radio o televisión. Varias enfermedades del estómago, del páncreas y de otros órganos del cuerpo pueden empeorar grandemente debido a las bebidas alcohólicas. Aunque es muy grande el número de personas cuyo cuerpo físico ha sido dañado por la bebida, estoy convencido de que el daño más grande que produce el alcohol es el efecto que tiene en la mente y en el carácter del hombre. Para comprender esto es necesario considerar cómo trabaja el alcohol. En vez de estimular el cerebro, lo deprime, impidiendo las funciones más importantes. (En una prueba, aun cantidades muy pequeñas de alcohol, como la que hay en dos botellas y media de cerveza, causó que mecanógrafos expertos hicieran 39 % más errores de lo que acostumbraban. No es sorprendente entonces, que los conductores de auto en estado de embriaguez comentan errores de consecuencias más serias y causen gran parte de los trágicos accidentes). Las facultades más elevadas de la mente son las que definen las restricciones, inhibiciones e ideales que gobiernan los instintos camales y las tendencias egoístas. El hombre se distingue de la bestia por dichas facultades, y. en éstas el alcohol tiene sus primeros y más importantes efectos. En muchas ocasiones, un hombre o una mujer de modales y carácter espléndidos, después de tomar algunas "copitas sociales", puede degenerar en una persona bulliciosa, descuidada y lujuriosa que quiere relatar chistes obscenos y gastar demasiada confianza con el esposo o la esposa de otro. Ocasionalmente, los amigos mortificados pueden sacarla de la reunión; pero muchas veces no pueden hacerlo antes que haya hecho un daño irreparable. El borracho no tiene nada de divertido o gracioso; sólo en las películas se presenta así, o les parece divertido a los demás que están bajo la influencia del alcohol. Existen en los Estados Unidos, según los estudios que se han hecho en una universidad, irnos cuatro millones de bebedores cuyo problema es serio. Podemos asegurar sin temor de equivocarnos, que ninguno de ellos tenía intenciones de llegar a ser un alcohólico crónico, o de arruinar su negocio, su matrimonio o su salud con el alcohol; sin embargo así pasó. Uno de los efectos más peligrosos de la bebida es la trágica y gradual ruina del carácter. Algunos creen que para llegar a ser alcohólico es necesario tener una personalidad que sea especialmente susceptible; pero no conozco a ninguna persona que pueda decir de sí misma: “No soy candidato al alcoholismo bajo ningunas condiciones." Como dice el Dr. Roberto V. EL HOGAR CRISTIANO Seliger: “Todo alcohólico fue, en un tiempo, un bebedor social." Poco a poco el bebedor ocasional puede llegar a ser un bebedor moderado, después un bebedor constante, y luego un alcohólico. Al fin llega a un callejón sin salida, y no hay manera de prever dónde está ese callejón, sino hasta que ha entrado en él y no hay modo de regresar. Estoy de acuerdo con que la mayoría de las personas que toman no llegan a ser alcohólicas. Esto no significa, sin embargo, que el alcohol no causará mucha tristeza en sus vidas y en las vidas de aquellos seres más cercanos. Un conocido alienista me ha dicho que el conductor más peligroso no es el hombre que está ebrio, sino el que ha bebido dos o tres botellas de cerveza, lo cual lo hace perder toda precaución, su juicio se ofusca, sus reflejos son muy lentos, y su sentido de precisión casi es nulo. Estos conductores son los responsables de la mayor parte de las muertes trágicas y los accidentes de consecuencias fatales que suceden en las carreteras. El hombre o la mujer que empieza a perder interés en el negocio o en la familia, cuyos ideales empiezan a desmoronarse, que empieza a jugar juegos de azar y a asociarse con personas de normas dudosas, no tiene que ser un borracho sino sólo un bebedor social. Se ha demostrado repetidas veces que la bebida es una de las principales causas de la mayoría de los divorcios. La única manera segura de no dañarse uno a sí mismo o a los demás con el alcohol es rehusar beber del todo. Si todas estas cosas son verdad, me preguntarán ustedes ¿por qué bebe entonces la gente? Parece que existen varias razones. En primer lugar, puede ser un deseo de excitación, que hasta cierto punto es un deseo normal. El alcohol, al librar al individuo de sus restricciones, posiblemente permitirá cierto cambio agradable de la rutina diaria. Existen, sin embargo, muchas maneras edificantes para lograr que la vida agradable y llena de aventuras emocionantes, por ejemplo: un buen partido de fútbol. En segundo lugar, una excusa común es el deseo de relajar los nervios. Se ha escrito mucho en cuanto a este asunto en los últimos años; pero seguramente ninguno de ustedes siente todavía la necesidad de relajar los nervios; pero llegará el día en que tengan este problema. Yo soy partidario de relajar los nervios; pero decididamente les recomiendo que no se valgan de un remedio tan peligroso como el alcohol. La música, un libro interesante, u otra diversión sana, ofrecen mayores ventajas. En tercer lugar la gente bebe porque