* REVISTA MEXICANA. Semanario Ilustrado. Entered aa second class matter, October 25, 1915 at the Post Office of San Antonio, Texas, under the Act of March 3, 1879 Afio II. San Antonio, Texas, Enero 9 de 1916. Número 18. El Precio del Carrancismo. El Gobernador Hunt de Arizona ha solicitado oficialmente la cooperación del Gobernador Johnson de California a fin de iniciar los trabajos políticos necesarios para aumentar la extensión de sus respectivos Estados con una faja riquísima de la Baja California, que separa dicho territorio del Estado de Sonora y que abarca desde la línea divisoria internacional hasta las aguas del mar de Cortés.. En dicha faja se encuentran la región fértilísima conocida por el nombre de Valle Imperial y la desembocadura del Río Colorado. Los Estados Unidos, al realizar el proyecto del Gobernador de Arizona adquirirían desde luego dos puertos exteriores desde los cuales quedaría dominado mercantil y militarmente el golfo de California. Así mismo separarían con esa pequeña saliente la península del resto del país; y si se tiene en cuenta que en medio de estas fracciones de territorio mexicano se encontrarían dos poderosas bases navales norteamericanas no se necesita ser profeta para augurar que la anexión actual no sería sino el prólogo de la anexión total de la Baja California. El asunto es grave, avnque a decir verdad, lo estamos temiendo desde hace mucho tiempo. El Presidente Wilson ha asegurado en diversas ocasiones que su política con relación a México no se ha inspirado en ambiciones y que respetará la integridad de nuestro territorio. Pero la circunstancia de que dos Gobernadores de la Unión Americana, inicien oficialmente una usurpación tan injusta, es motivo suficiente para que los mexicanos veamos con alarma que la desintegración de la Patria se aproxima. El Presidente Wilson decía que no reconocería ningún gobierno emanado de la violencia y reconoció la revolución militar del General Benavides en Perú, y el mandarinato de Don Venustiano en México, que no tiene otro origen que el de una brutal imposición de la soldadesca apoyada por el invasor. Por consiguiente, corremos el peligro de que con un nuevo perjurio intente desmembrar nuestra nacionalidad. Después de todo el seto resulta lógico dentro de su inmoralidad. No se explica que un hombre sostenido por todo un pueblo, y sin intenciones ulteriores, dé apoyo moral y ma. terial, a una partida de bandoleros, en su labor infame de despojar a las gentes honradas y cultas de un país. Existen seres degenerados, que los crim nólogos llaman “delincuentes natos" q"e violan las leyes morales porque su naturaleza torcida tos impele fatalmente a producir el mal: pero nin-g"na sociedad, por primitiva y bán'iara que sea, comete crímenes innecesariamente y tan solo por el prurito de hacer el mal. En los despojos de loa pueblos, en las conquistas de tos débiles, en las irrupciones vandálicas, las naciones buscan su propio mejoramiento, y el sacrificio del vencido se hace en aras de la ambición y del interés. Todavía no aparece en el mundo el pueblo que tenga la suficiente dosis de criminalidad que sacrifique a tos débiles por el placer de contemplar su agonía. Por tales causas, los Estados Unidos no han apoyado desinteresadamente las revoluciones que han destrozado a nuestra Patria. Necesitaban obtener determinadas concesiones, destruir el espíritu nacional, imponer su comercio, sacrificar el istmo de Tehuantepec en beneficio del Istmo de Panamá; y como las gentes honradas no estarían dispuestas a acabar con México, decidieron entregarlo a Una partida de vándalos que derrumbasen todo, a fin de que el pueblo atormentado por el hambre entregase sus manos vencidas a tos grilletes implacables del conquistador. Y nuestra Patria fue puesta con toda frialdad, con absoluto discernimiento, en las manos de unos hombres que no tenían ya que per. der, puesto que en Abril de 1914, habían perdido el decoro y el honor. Pero todo se hizo con paciencia, mediante un programa detallado, y naturalmente, con las protestas indispensable de humanidad y desinterés. No hubo ignorancia de nuestro medio ni desconocimiento de nuestra historia. México fué sacrificado conscientemente, con el propósito calculado del beneficio posterior. Todo nuestro pasado y nuestro destino, nuestras tradiciones y nuestra historia, nuestra leyenda y nuestro Arte, nuestra vida nacional en suma, fué considerado como algo que precisaba derrumbar para que la ola de la invasión norte-americana no tuviera en su expansiones murallas ni valladares. El delito fué armado y el crimen recibió su espaldarazo de caballero; hoy, la recompensa tiene que ser tremenda para la Patria. El Presidente Wilson dice que no ambiciona un centímetro de nuestro territorio; pero...... de sabios es mudar de opinión. El Gobernador Hunt segu:rá sus trabajos lentamente y pronto llegaremos a la funesta solución. Pero México sigue siendo fuerte en su debilidad, alienta en su lecho 7 de muerte y espera resignado y tranquilo su Destino. Ha luchado dos veces contra Francia y una vez en contra de tos Estados Unidos; sufrió once años para consumar su independencia y siete años para conseguir su reforma; ha sido además agotado por infinidad de revoluciones intestinas y ha vivido durante ochenta y cuatro años (de 1810 a 1894) oh milagro.‘c^n una bancarrota constante en sus presupuestos. Un n' e^lo así de resistente, que ha tolerado cinco años de revo1uc;ón y veinte meses de crimen sin agotarse, no puede ser destrozado en aras de la ambición. Los carranristas fracasarán en su tarea de destrozar a la Patria, y los Estados Unidos no recojerán la cosecha de su obra. Ya lo dijo el Poeta: cuentan con todo; pero les falta una cosa: ¡Dios!