TIEMPO DE B. C., Y SONORA — PAGINA 13 un mi ura para Ocaña El Problema Agrario Se inclinara por los Agricultores o por los Campesinos? Hallara un Punto de Equilibrio? Por Carlos MONCADA Claudio Dabdoub, acucioso investigador sonorense que ha dado o luz, entre otras obras, la magnífica "Historia del Valle del Yoqui", sustento, respecto del problema agrario, algunos puntos de vista en los que no estoy de acuerdo.... Lo cual no impide que seamos buenos amigos y que di encontrarnos recientemente en Hermosillo hayamos desayunado de excelente humor y con estupendo apetito, mientras me enteraba del contenido de su última obra, aún inédito. Dabdoub se propone explicar en un libro la génesis, desarrollo, consecuencias de la sonada afectación realizada por Luis Echeverría en el sur de Sonora, en las postrimerías de su gobierno. Supongo que el reparto será censurado por el historiador, ya que en el curso de nuestra charla sostuvo que todo ser humano tiende por naturaleza o trabajar empeñosamente en mejorar y ha- cer producir hasta un grado óptimo el pedazo de tierra que sabe con seguridad que le pertenece, mientras que cuando varios sujetos poseen conjunta o colectivamente un bien, coda uno tiende o echar su 'responsabilidad en los hombros del vecino porque sabe, al fin y Mí '.K-V. w- ■ .y < ímBMkSi 1 ■ r ! í al cabo, que el fruto que se recoja no será sólo para él sino compartido por todos. Esta argumentación, con raíces en el viejo Derecho Natural y de lo más pura cepo capitalista, tiene otros fuertes apoyos en la realidad. Los grandes propieta rios son atractivos sujetos de crédito paro los bancos y pueden mecanizar la actividad agrícola, explotar intensivamente enormes superficies, contratar técnicos, rentar bodegas, aplicar fumigantes y fertilizantes, movilizar los cosechos, etcétera. Por lo general cuentan con más preparación cultural que los campesinos —y si carecen de ella, firman cheques pora pagar abogados—, y se les obren con facilidad las puertos de los despachos de los funcionarios estatales y federales, las columnas de los periódicos y las secretarías de los juzgados. Todo esto contribuye o que se escuche como una verdad indiscutible la afirmación muy generalizado de que el gobierno no debe arectar los grandes propiedades, agropecuarias porque con ello daña lo producción. Por lo que toca a los eii-datarios, se les ocuso de arrancar a la tierra escaso fruto precisamente porqué no trabajan con los adelantos técnicos conquistados ya por los terratenientes. En este punto pidq al lector que deseche, por estúpido, lia aseveración de que los campesinos son flojos, pues aunque haya algunos que lo son, no es honrado generalizar y menos cuando entre los agricultores hay algunos que no solamente son flojos y viven escondidos tras del apellido de los padres o de los abuelos, sino además irresponsables, parranderos y mochísimos: sostienen lo familia propio y un segundo y tercer "frentes" con lo que ganan explotando el latifundio. En fin.... Volviendo ol hilo de nuestros reflexiones —nos ex cusamos ante el lector por haber perdido la ecuanimi dod, hoy otros obstáculos en el comino del ejidatario. Por lo genero! desconoce sus derechos o, conociéndolos, se conduce con timidez ante las autoridades y dejo que el líder, no siempre recto ni siempre inteligente, lo patrocine en el trámite de sus gestiones; o veces da, en consecuencia, lo impresión de un niño o quien llevan de lo mano o un impedido ol que ile conceden la gra-