Febrero REVISTA EVANGELICA 103 matanzas, como la San Bartolo- pudiésemos recoger que si oda la sangre vertida en ellas, ««iríamos anegar el Calvario y ún nos sobraría sangre para cubrir muchos más! Pero no en balde caen los mártires. Coligny cayó, como su hermano y como su yerno, el príncipe de Orange, por el atentado criminal de los fanáticos, pero su sangre al caer, regó estas flores, tan bellas y tan esplendorosas, que se llaman libertad de conciencia, tolerancia y fraterni dad. Hoy, estas flores, las vemos elevarse lozanas y vigorosas en los grandes pueblos civilizados, en estos pueblos donde en una misma calle, se reza a Jehová, Budha. Jesús y Alá, sin que nadie odie a nadie por no tener sus mismas ideas. Procuremos, al evocar esta matanza del siglo XVI, que arraiguen y fructifiquen entre nosotros, estas bellas flores regadas por los mártires. Reproducido. M ANSED UMBRE---- Dice el apóstol Pablo: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria, antes en humildad de espiritu, estimándoos inferiores los unos a los otros; no mirando cada uno a lo que es suyo, mas también a lo que es de los otros.” Aquí vemos que el Apóstol, presenta con toda precisión, un gran mal que debemos evitar y un antídoto para precavernos de él. Las contiendas en el mundo, en la sociedad, en la familia, en la iglesia, consisten de hecho en que cada uno se cree superior a otro y coloca sus intereses y sus trabajos por encima de los de los demás. Mucha obra cristiana hecha, desgraciadamente, “por contienda o vanagloria” y egoísmo, fracasa inevitablemente; y si hay en apariencia un éxito en ese trabajo, es dado por el mundo, no por Dios. Muchos obreros cristianos se juzgan irreprochables, al compararse con otros de sus colegas, en lugar de considerar a todos los otros superiores a sí mismos. Ellos creen que su trabajo es de gran valía y de ninguna el de los demás. ¿Quién podría medir lo que seria la obra del Señor en este mundo, si los cristianos obedeciesen el sabio consejo del apóstol Pablo? ♦ * • • “La moral es el sustentáculo de la libertad: la nación que no poseyera aquélla, mal podrá conservar ésta.”