\ General Gaillot condecorando a su hijc. los padres de la patria. El grito de “Viva la Virgen de Guadalupe!” volvió a atronar los aires entusiastamente, cómo durante la Guerra de Independencia. La religión de la libertad fusionaba todos los credos y amalgamaba todas las conciencias: el pasó heroico reconciliaba todos los antagonismos; el amor a la Patria se erguía épicamente sobre todos los amores. El desfile heroico partió de la Secretaria de Relaciones Exteriores. Una amplia valla'colocada desde las puertas del edificio hasta la entrada del Palacio Nacional, marcaba la ruta que -debía seguirse en la conducción Precedía al cortejo triunfal una descubierta de gendarmes montados que portaban traje de gala; seguía una compañía de la Escuela Militar de Aspirantes; aparecía luego la cureña de cañón sobre la cual fueron colocados el retrato y lós uniformes de Morelos, tirada por dos troncos de caballos que conducían cuatro artilleros. y flanqueada por seis sargentos del Colegio Militar, dos artille-rros, dos sargentos de infantería, dos de caballería, y dos de artillería, representantes del Ejército que hacían guardia de honor a las viejas prendas del soldado más grande de la Historia Patria. A continuación desfilaba Ja El Estandarte de la Independencia, custodiado por el Señor Géheral Gregorio Ruíz. Embajada Española: el Excelentísimo señor Capitán General Marqués de Polavieja. con traje de rigurosa gala* y lujosas y meritísimas condeco raciones, marchaba entre el sfeñor Subsecretario de Relaciones Exferió-res, don Federico Gamboa, y el señor Subsecretario de Guerra y Marina,