LA VIOLETA 67 tambres de la rosa. Las nubes que antes eran de color gríz se matizan de grana y ópalo.... .Abren aquí las matutinas flores sus delicados broches de diferentes tintas, esmaltados de perlas que en medio del silencio Ies dió la noche. Allí las tímidas violetas en sus lechos de verdura esconden sus coro las para que no se acerque á herirlas ki brisa matinal. Acá las camelias, la reina, la magnolia, desplegan sus sombreados cálices perfumando el ambiente con su rica escencia. El zéfiro con su dulsícimo beso las mese caprichosamente sobre sus tallos de esmeralda. La azul- dorada mariposa se acerca á sus cálices para beber en ellos la miel que durante la noche recogieron en su seno. Allí los frondosos naranjos,el verde ultramar canelo, los fresnos y el fresco sauz,tejen sus copas para dar som bra á la crista 1 ina fuente que besando sus plantas se desliza. Las aves canoras que, durante la | noche yacían dormidas en sus nidos ' de tirnísima paja levantan sorprendi- i das por la luz cíe un nuevo dia sus. ¡ tornsolados cabecillas y con sus in- I aprendibles gorgeos al Hacedor di-rijen acordes sus primeros himnos y halagüeñas parecen saludar al nacien te dia............ Allá.. . .donde apenas alcanza núes tí a vista se destacan las soberbias mon tanas de granito sobredoradas por un sol naciente sus elevadas cumbres. Entonces... .al aparecer ese astro de fuego en el celeste cóncavo esten-diendo su regia cauda por todo el universo; las flores levantan altivas sus castas frentes para que Fcbo deposite en ellas su primer beso, y con sus rayos de oro ilumine sus corolas y les dé su aroma y su felicidad. loda la Naturaleza parece que á nuestra vista se sonríe: la alegría y la emoción rebozan en nuestro semblante y anciosas levantamos al ciclo nuestra vista como sí quisiéramos descubrir en él la bondadosa mano que ha criado todas las bellezas que admiramos. En esos instantes todo es hermoso, todo es bello al fin obra del Criador. ¡Cuánta belleza hizo Dios para distracción del hombre! momentos sp lemnes de nuestra vida son los que, poseídos nosotros de la mas profunda alegría extaciados nos entrega mos á contemplar la magnífica obra del hombre Dios y humillados ben decirnos su Omnipotencia. ¡Cuánta se deleita nuestra vista contemplando una mañana de pri ma.vera en el campo? y más aún cuan, do estamos rodeados de amigas y amigos á quienes consagramos un v e r d a d e r < > c a r i ñ o. C. Re