; La libertad de Imprenta no llano mié limites que el respeto * la ride privada, e la moral y * la pea pública.—art. 7 • do la Constitución. en er a ex on Jefe de Redacción AÑO L—aa EPOCA. Periódico Independiente de compete. Director: BIGARDO FLORES MASON. "• Cuando la República pronuncio tu voi eobersns. ser* ferroso ooméierM 6. dimitir.—GAMBETT A. Oficinas: 107 North Channing Ave SAINT LOUIS. MO„ E. U. A.—Agosto 5 de 1905. Administrador: Enrique Flores Magon TOMO III.— N? 40 Entered •• eecond-cUaa matter, Yebruiiry «7, 1905, •• the poet EL 18 DEBIO EN OAXACA BDlcmo Las aspiraciones del Partido Liberal Una noticia de inmensa grave-, rar su dominio, como las mantu-dad ha llegado hasta nosotros, no — ------------------- como una segura afirmación, pero sí como rumor insistente, que se acentúa con rapidez y cuya confirmación parece poco dudosa. Se asegura que el Dictador estáenfer-mo sin remedio de una grave en-fermedad cerebral, que tiene cierta relación con su edad avanzadísima. Loa que rodean al Dictador han procurado impedir que en público sea conocido el caso. Quienquiera que medianamente se interese por el porvenir de la Patria, no dejará de sentirse hondamente preocupado ante la enfermedad del Dictador. La muerte del Autócrata, más natural y probable que su alivio, no debe encontrarnos sumergidos en ese letargo de indiferentismo que desde hace treinta años nos está agotando miserablemente. Ya es tiempo de que despertemos, de que vivamos como séres con voluntad y entendimieto, y no como inanimados autómatas. Debemos meditar en lo que nos espera después déla desaparición de Porfirio Díaz y en lo que debemos hacer para salvar á la Patria de una nueva tiranía y dejar aseguradas nuestras libertades. La muerte del actual Dictador cambiará de un golpe las condiciones del país; 1a tiranía desaparecerá con el tirano; el Gobierno eminentemente personalista del Gral. Díaz, se derrumbará cuando el Dictador no esté presente para sostenerlo, y el caos vendrá como consecuencia de la Dictadura. No hablamos de Ramón Cp-rral, porque no hay quien lo tome seriamente en consideración para ocupar la Presidencia, aparte de algunos picaros que sueñan medrar á la sombra del joven relativo La única razón que tiene Corral para ocupar la Presidencia, es que el Ge* eral Díaz le dejó ese puesto por herencia; pero tal razón no parece suficientemente robusta para contener á los que anhelan un cambio de Gobierno, ya por ambición, ya por honrado patriotismo. Corral por sí solo no inspira ni simpatía, ni respeto, ni temor, y lo probable es que apenas muera el Atócrata, se levante cualauier ambicioso á disputar á su heredero la Silla Presidencial. Loa liberales debemos estar a-lertas para no dejarnos engañar por otro Porfirio Díaz que trate de marearnos con una segunda edición de los Planes de la Noria voluciÓQ, que sea por principios, que esos principios se puntuali cen y se definan claramente, y que el objetivo principal sea la conquista de bienes efectivos, el mejoramiento en general de las condiciones sociales, la solución del problema económico, sin la cual nada se adelantará, porque donde el hambre existe la libertad no pasa de ser una quimera. Los que luchen por patriotismo, no se conformarán con lanzar proclamas ampulosas al estilo porfirista, sino que presentarán ante el pueblo el estudio de la situación actual, y definirán ampliamente loa remedios que deben aplicársele. Los ambiciosos no lo harán así porque ni comprenden lo que el pueblo necesita, ni son capaces de ofrecer otra cosa que lo que puedan burlar. Los ambiciosos quieren sencillamente sustituir á la tiranía actual, pero no beneficiar á la Nación; hablarán de libertad, de justicia, de todas Tas mas bellas abstracciones, y cuando lleguen al Poder burla-rán sus promesas» oprimirán como hoy se oprime» robarán como hoy se roba y mantendrán la miseria y la ignorancia para asegu-1 vo Porfirio Díaz para apuntalar su Dictadura. El Partido Liberal tiene aspiraciones más nobles y humanitarias, más benéficas y justas. Quiere el bien de todos 6 siquiera de la mayoría, pero un bien efectivo, personal, que disfrutado por todos loa ciudadanos constituya la prosperidad del país. La libertad, la instrucción, los derechos políticos, son irrisorios para el que vive en la miseria como hoy vive una parte inmensa de nuestro pueblo; esos bienes no están al alcance del que trabaja catorce horas diarias por veinticinco centavos, del que agota sus fuerzas en el taller 6 la mina para ser al fin robado en la tienda de raya, del que sirve á un amo que amenaza quitarle el trabajo si no piensa de tal ó cual modo, del que tiene que supeditar las virtudes ciudadanas á las necesidades imperiosas del estómago. Las condiciones sociales creadas por la Dictadura son odiosas y absurdas y el Partido Liberal anhela transformarían. Los que llegaron al Poder por la revuelta, y loa favoritos de esos usurpadores, se han apoderado de todo; los Gobernantes actuales ó los amigos del Gobierno, son dueños de inmensas porciones de terreno, ya porque el Dictador se las regaló, hacicndouso indebidode los bienes nacionales, ya porque despojaron á pequeños propietarios, ó ya por ambos motivos. En vez de fomentar la división territorial, tan benéfica para los pueblos bajo todos aspectos, la Dictadura ha facilitado la concentración de fabulosas propiedades en unas cuantas manos. En todas las grandes negociaciones el Autócrata tiene su fiarte, que se le dió á cambio de □ dignas concesiones; todos los capitalistas tienen comprados á los Gobiernos del país, que los a-poyan para que cometan todo género de punibles explotaciones y abusos. No es la riqueza obtenida con el esfuerzo propio y el trabajo honrado; es la riqueza alcanzada por el despojo, por el favoritismo, por el abuso de una posición oficial. Hay casta de privile- siquiera. Loa que poseen poco y no pueden comprar á la corrupción gubernativa franquicias para el enriquecimiento ilegal, perecen en una competencia desigual, insostenible, absurda. Y las clases trabajadoras, las más numerosas, las que más producen, jornaleros de campo, mineros, operarios, están en una situación que horro- baja, más de doce horas diarias centavos; el jornal en los campos es de veinticinco centavos 6 menos; en las minas y fábricas llega á subir hasta setenta y cinco centavos; pero solo por rarísima excepción sube hasta un peso ó más. ¿Cómo puede vivir una familia con tan miserable diario? Sólo concretándose á satisfacer las necesidades animales más urgentes, es decir, concretándose 6 comer, puesto que no alcanza para más. En tan espantosa miseria es disculpable el vicio y la suciedad y la ignorancia y los mil defectos que reprochan á nuestro pueblo los moralistas de «El Imparcial.» Sobre todo esto se cierne todavía otro elemento de muerte: el Clero. Es el predicador de la ignorancia, el que embrutece á loa que la tiranía pueda dominarlos Atención. Les personas que durante el présente mes de Agosto no manden cubrir sus subscripciones, quedarán borradas de nuestras listas. Tienen la obligación de enviar el importe de sus subscripciones to- fácilmente y para que la. Iglesia das aquellas personas que habiendo pueda deslía a ríos también. La recibido un ejemplar no se hayan Iglesia es la nsepw a ble a liada de dignado devolverlo y hayan seguido todos los despotismos, y en núes- recibiendo nuevos números. tra Patria lo ha sido de la Dictadura, la que ha pagado el servicio desgarrando las Leyes de Reforma y devolviendo al Clero su fugazmente perdido predominio. El fraile reina en México y contribuye al saqueo del ya demasiado miserable pueblo. Esta es la obra de la tiranía: abajo, la casta de parias, los oprimidos, la inmensa mayoría, pereciendo de miseria, trabajando como bestias para vivir apenas; y arriba, sobre esta masa desdichada, U casta de los privilegiados, el Clero, los funcionarios públicos y sus amigos, atesorando millones y millones, repartiéndose el territorio ó vendiéndolo al extranjero, tragándose los enormes empréstitos con que se abruma nuestro crédito, y empleando su poder y su riqueza sólo en Oprimir, en triturar más y más á los d^ abajq, en extremar las expoliaciones, en a-gotar y envileced a nuestra, raza y en preparar con* tan egoísta y criminal conducta, la muerte de nuestra nacionalidad. El Partido Liberal no puede aspirar á la continuación de semejante estado social, con un simple cambio de personas en el Gobierno; el Partido Liberal anhela el beneficio efectivo del pueblo, y en consecuencia, la transformación de la situación actual, la muerte de los monopolios, la competencia económica legal y justa, sin franquicias especiales para unos cuantos, la división racional de la tierra, la supresión de la esclavitud que en formas más ó menos claras,*se practica hoy en toda la República, el mejoramiento real de las clases trabajadoras, loque pueda producir en detalle el bienestar de cada ciudadano y en conjunto la prosperidad y el engrandecimiento nacionales. Solo sobre estas bases podrá levantar, se una democracia verdadera y se podrá disfrutar una efectiva libertad. No consideramos remoto que si muere el Oral. Díaz, se levante cualquiera que se crea con derecho 6 simplemente con fuerza suficiente para arrojar de la Presidencia al insignificante Corral, y hemos creído conveniente prevenir á los liberales para que no se dejen engañar por la palabrería de un ambicioso, de otro Porfirio Díaz, de un Reyes, un Baranda, que por muy malas intencionesque tengan, no dejarán de hacer alardea de patriotismo y hablar mu cho de justicia, libertad y otras cosas por el estilo. . No hay que creer á esos revolucionarios, y menos si han servido á la Dictadura actual. Los aue sean honrados no podrán desconocer la verdadera situación del país, y hablarán de lo que dejamos apuntado, de reforma social, de beneficios efectivos, y desarrollarán en amplio programa lo que a pe ñas hemos podido bosquejar en la brevedad de un artículo. En la posibilidad de una lucha, exhortamos á todos los mexicanos á que piensetben la situación d^la Patria y en su porvenir; á que abandonen cobardías y conveniencias que tan perjudiciales nos han sido; á que sean buenos mexicanos y abracen un credo y una bandera y se decidan á sostenerlos virilmente. La indiferencia en casos como el actual, es el peor de los crímenes. Si por desgracia resulta falso el rumor de la enfermedad del Autócrata, no sale sobrando lo que dejamos dicho* pues un día ú o-tro, el Dictador tiene que morir. Esperamos que nuestros conciudadanos meditarán seriamente en la trascendencia que tendrá para el país la muerte del octogenario déspota, y se prepararán para tal evento. Cómo debe boereroe é Juárex. Los estudiantes oaxaqueños fueron sin duda alguna los que organizaron en honor ticos actuales, nos extrafia que en Yucatán se pretenda seguir una conducta aue iué desastrosa en Nuevo León, Micboacán y Tlaxcala recientemente. Los cándidos que luchaban contra Bernardo Reyes, contra Mercado, contra Cahuantzi, rindiendo parias á Porfirio Díaz, se Encuentran hoy en situación más triste que antes de que emprendieran su inocente campaña. El pueb’o asesinado en las calles de Monterrey el 2 de Abril de 1903,. era un pueblo que aclamaba al Dictador. Y el Dictador aprobó esa matanza de los que soñaban en su clemencia, y sostuvo al verdugo en su puesto. Si Molina hiciese una hecatombe entre los porfiristas de la oposición, el Autócrata lo felici- Desearíamos que nuestros apreciables colegas yucatecos se sirvieran tomar en consideración lo que hemos dicho sobre el particular y definieran con toda franqueza cual es la actitud que piensan sostener con respecto al Centro. Si consi-