TIEMPO DE B. C., Y SONORA — PAGINA 12
s
v.
■ ‘v-i-

Rodolfo Elias Calles Lacy, Fernando González,
y Crisóforo Elizondo.
-
%,’^X Vi!
‘"5‘
El General Plutarco Elias Calles y una de <us hijas.
Rodolfo y unos estudiantes michoacanos.
que cuando el "Jefe Máximo de la Revolución" ’legó al final de su vida política, el hijo desapareció del escenario.
En lo que a la obra social se refiere, veámos: La persecución religioso, cón todos sus sacrilegios y profanaciones, inspirada en el ga-rridismo tabasqueño, fue una realización necesaria y positiva?; la llamada "educación sexual y socialista" del mismo sello garridista, complació y satisfizo al pueblo de Sonora, el atropello, el despojo y el robo a los comerciantes chinos, fueron dignos de aplauso; silenciar a la prensa mediante atentados personales y daños en propiedad ajena, y éneo;- j celando y desterrando a periodistas talentosos, valientes y honrados, me-' reció la aprobación de lo opinión pública sonorense?; el mejor indio es el indio muerto!, aludiendo a los yaquis, fue norma de justicio consagrada por la culturo de su tiempo?; hubo congruencia y rectitud en su pensamiento y en su proceder al aprehender y expulsar del Estado a .os líderes agrarios que surgieron al color de las inquietudes y de la agitación que despertó su gestión, porque pretendían las tierras del Yoqui y del Mayo donde estaban los intereses del gobernante?; alentó en su campo agrícola y en su empresa mercantil la organización de los peones y empleados, para la defensa de sus derechos gremiales y de sus prestaciones sociales y económicas legítimas, con la preocupación "revolucionaria y progresista" con que lo hizo durante su administración?; fue ético ostentarse "camisa roja" y agrarista desde el Gobierno, sembrando el terror y la angustia desde el poder, en las zonas más pobres del Estado, con abuso continuo de autoridad, protegido por la omnipotencia de su padre, para convertirse después en comerciante y latifundista al volver a la vida civil?
Las respuestas que implican estos interrogantes, podrán desvirtuarse por la incontestable probidad de don R. E. C, en el manejo de los fondos públicos, y por su espíritu constructivo en el orden material, por ser estos elementos de tanto trascendencia en un Gobierno?
Los dictadores de todas las latitudes y de todos los signos y colores, que han sido antes luchadores sociales irreductibles, encarnan estos mismos atributos y los han hecho operantes sacrificando también todas las libertades, volviendo nugatoria la justicia y pisoteando la dignidad de la persono humana; pero eso sí, actuando siempre en oras de una filosofía definida y de una mística de entrega irreversible en la que han caído prisioneros de por vida, víctimas de sus propias convicciones, y a lo que deben su permanencia en el poder que defienden hasta el último aliento. Sin embargo, estos "paladines" son repudiados por todos los pueblos libres de la tierra y por sus propios pueblos, porque llevados por su afán de alcanzar la felicidad humana que proclaman como meta y que nunca ha dejado de ser una quimera, han llevado al patíbulo o han cargado de cadenas y grilletes a generaciones enteras por su sola disidencia.
No habiendo sustentado don R. E. C., filosofía alguna, careciendo además de una auténtica mística de servicio social, y ayuno en lo absoluto de convicciones políticas y de antecedentes de ducha, el resultado no se hizo esperar; terminó su padre y todo concluyó, dejando una estela de despropósitos, que gobiernos posteriores tuvieron que enmendar, atemperar y conciliar hasta restaurar el orden institucional y hacer volver a sus cauces habituales la vida social de la entidad.
Para mí don R. E. C., no fue un buen Gobernador; a lo sumo pudo Negar a ser un buen administrador; pero la obra social cuyo derrumbe tanto alarma a nuestro amigo Cabrera, más bien fue onti-so-cial; y tan es así, que el yocupicismo ha sido considerado como una protesta casi unánime contra el orden de cosas que imperaba, a pesor de haberse atenuado en cierta forma por el gobierno provisional que le precedió.
Como puede apreciarse, y toda proporción guardada, hasta por el pequeño e impróvido impulso vanidoso que reseñamos, "la historia comienza á ser nuestra venganza, mientras se convierte en la palanca del salto a los terrenos del honor y la justicia", como dijera Vasconcelos, al prolongar la biografía de Madero escrita por Taracena.
Refiriéndome ahora a la versión Cabrera sosteniendo la participación de otro persor :e, en un intento de invalidar la nuestra en el sentido de que don E. C, gestionó en nuestra contra, estimo gue no se excluyen y que udieron ser concurrentes; aunque se antoja pensar que si el primer r .candidato del propio Cabrera en el 61, "amarrado en un principio", f. j tachado por su filiación política que nunca pasó de amiguismo y de subordinación, mal podía el padrino de esa propia precandidatura, interferir lo nuestro. En fin "cosas veredes...."
Lo demás de la entrevista que nos ocupa, son apreciaciones subjetivas, inconexas y sin concierto, que aunque pudieran impresionar a dilectantes insipientes, sólo el autor puede saber a qué sentimiento intimo respondeh; y en lo que a algunos hechos se refiere, y que son los más, hay anécdotas que pretenden dar colorido a la exposición, inexactitudes, confusión y desconocimiento por razones obvias, que en nada hacen desmerecer al entrevistado, porque su ubicación en nuestras 'luchas políticas en Sonora y en la Capital de la República, no le permitió una información completa v coherente. Aludir a los pormenores de todo lo dicho en la mencionada entrevista, sería prolijo y a nada conduciría. Lo que pudiera constituir el "'leitmotiv", o sea lo importante, está considerado.
Cualquiera que sea la reacción que estos líneas provoquen en el ánimo de Carlos, que es Cabrera antes que otro coso, y ©so no es decir poco, no dejaré de estimarlo como un gran amigo, por ser un hombre bueno, afectuoso hasta el extremo con propios y extraños, y no menos inteligente. Por eso lo queremos sus amigos, haciendo caso omiso de lo Cabrera! La perfección humana no existe!
Bueno Jesús, para una simple carta que es pora iniciados, por lo que omite nombres hasta donde es posible, creo que basta; alguna vez continuaremos nuestra historia; y con esto, como dice Cervantes con la belleza literaria de su estilo inconfundible: "Que Dios te de salud y a mi no olvide". Un abrazo.