Marzo REVISTA EVANGELICA 161 Religión de Cojín ------------ (o) - Por A. S. Rodríguez. ---(o)--- de los últimos artículos de su autor. Uno HAY un extraño anatema en las profecías de Ezequiel. que tiene en la actualidad muy apropiadas aplicaciones—en la actualidad quizá más que en ninguna otra época de la historia humana. Ese anatema está dirigido a los falsos profetas de Israel, que anunciaban al pueblo “paz de Dios, cuando no había paz’’; pero, al par que a aquellos profetas, su sentido es aplicable a todos los profetas, de todos los tiempos, que han tratado de amalgamar la religión con el mundanismo, o de desvirtuar el Cristianismo, suplantando sus fundamentales enseñanzas espirituales, por los mandamientos y las teorías de los hombres. Este anatema es el siguiente: “¡Ay de los que hacen cojines para todos los codos para cazar almas!” ¿Qué cojines son éstos? La idea aporta los cuidados que se dispensan en el Orlente a los visitadores ilustres, dándoles el asiento más cómodo, y poniéndoles pequeños cojines bajo los codos para mayor comodidad y molicie. Pero el pensamiento metafórico está encaminado a los que tratan de hacer cómoda y atemperada al orgullo y a las preocupaciones de los hombres, la religión y su observancia. El objeto de esta metáfora se encuentra expresado en esas pala bras de sombría amenaza: “para cazar almas”, es decir, para hacer prosélitos por medio de trampas y de engaños. Esta religión de cojín reviste múltiples formas; estos cojines se presentan más o menos mullidos, y a veces están audazmente combinados de tal suerte que el hombre se sienta tentado a descansar en ellos, haciendo caso omiso de toda otra consideración. Son cojines fabricados expresamente, por manos hábiles, para que en ellos puedan adormecerse las conciencias de los hombres, en sueño profundo, lleno de Ignorancia y de insensibilidad. Toda religión que tienda a seguir la corriente de la época, y a acomodarse a las preferencias personales, a las conveniencias de los individuos; toda religión que quiere revestirse de vestidos modernos, lien >s de colorines, pomposamente adornados; toda religión que no sea la “Religión Antigua”, y que i o tiene por fundamento sólido > perdurable la Augusta Personalidad del Hijo dei Dios Vivo, y cue se divorcia de sus grandes enseñanzas, es una de estas religiones de cojín. Si se busca dar r. los hombres una religión acomodaticia y cómoda, que lo permit i todo, y que no obligue a nada; si se busca una religión que inciense el or-