12 _________EL PURGATORIO Y LOS SUFRAGIOS ma, a este como al otro lado de la tumba? ¿Quién pondrá límites al imperio de Dios, y decirle: “Hasta aquí negarás y dé aquí no pasarás?” Dos mil años después de la muerte de Abraham, nuestro Señor dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y en verdad que Dioe no es Dios de muertos sino de vivos.” (S. Marc. XII, 86,87). Si es provechoso rogar por nuestros hermanos cuando están vivos, ¿qué razón hay para no rogar por ellos cuando están muertos? Si este hermano vuestro muere con alguna ligera mancha en el alma, un pecado de impaciencia, por ejemplo, o una palabra ociosa, ¿es digno de entrar a los cielos con' estas manchas en su alma? No; la santidad de Dios lo prohíbe, porque "no entrará en el reino de los cielos cosa manchada o cówtOMvwulxL.” (Apocalíp. XXI, 87). ¿Le condenan por estas trasgresiones de menor cuantía, a tormentos eternos como los adúlteros y los asesinos? Tampoco; la justicia y la misericordia de Dios no lo consienten. Así pies, vuestro mismo sentido común exige un lugar de purificación para las almas antes de qué sean dignas de gozar de la compañía de Dios y de sus Santos. Dios “dará a cada cual según sus obras,” a los puros y a los inmaculados, felicidad eterna; a los reprobos, condenación eterna y a las almas señaladas con ligeras manchas, un lugar de expiación temporal. No recuerdo que haya doctrina7 de la religión Cristiana más consoladora al corazón humano, que el artículo de fe que enseña la eficacia de laa oraciones en favor de los que han muerto. Le quita algo al aguijón de la muerte; circunda la cámara del dolor con el arco iris de la esperanza; mitiga la amargura de nuestro dolor, y nos hace más llevadera la pérdida de los nuestros. Nos pone en comunicación con nuestros deudos fallecidos, casi como por correspondencia nos ponemos en comunicación con los ausers tes que están vivos. Conserva su memoria fresca y constante en nuestros corazones. Nos da esa viva satisfacción que proviene del conocimiento de que nosotros podemos ayudar a los seres queridos que han muerto antes que nosotros, aligerando sus penas, acortando su destierro y acelerando su entrada a su verdadera patria, el cielo. Nos familiariza con la existencia de una vida , más allá de la tumba, y con la esperanza de volver a reunimos con aquellos con quienes convivimos en la tierra, y de Jmk