694 ■ la voz favores, con trabajos, con inspiraciones, los llama, los convida, haciéndoles ver que no hay para ellos mas felicidad, mas dicha, mas satisfacción, mas perfección verdadera, que la que les ofrece el cielo después de esta vida. Y á este llamamiento nada dicen, nada fespondeñ: es demasiado cierto lo que indica para que al oirlo lo resistan; ¿pero16 obedecen? tampoco; con la mayor brutalidad lo escuchan y con la maypr indiferencia; obran cual si no lo hubieran oido. No obstante, como á ningún sei le es permitido estar estacionario mientras no ha tocado en su perfección, y la del hombre está fuera y muy lejos de él, en Dios y en la otra vida, el tiempo de esta se pasa, y la hora de la eternidad llega para cada hombre. Dios pudiera abandonarlos del todo, después que una vez los llamó por su divino Hijo; pero su inmensa piedad en todos los siglos, á todas ' las generaciones, todos los dias y á todos los hombres, repite el llamamiento, para que aparezca siempre que todo el que se condena, es por sí mismo el autor de su condenación. y á la Inora de cena envió á su criado á decir d ios convidados que viniesen, que estdpreparadotodo. La hora de esta cena es para cada hombre todo el tiempo de su vida, desde que tiene uso de razon. Sobre todo, lo es para el cristiano, que ignorando el instante en que ha de morir, de-bé estar dispuesto á morir á cada instante. Para que no se distraiga de este imperioso deber le envía Dios una y muchas veces á su criado, esto es, á sus predicadores, que continuando la misión de los Apóstoles, le dicen, le predican, le repiten, que de parte de Dios está preparado todo. Si es inocente y pelea por conservar sin mella nj desfalco la gracia que recibió en el bautismo, preparada tiene en la gloria la corona inmarchitable que ha ofrecido el Señor á los que pelean. Si es penitente, preparada tiene el Señor la misericordia grande suya, con que le levantara del abismo de la culpa si se arrepiente, para que sobreabunde la gracia allí don-de sobreabundó el pecado. Si es pecador, preparado tiene también el Señor en su justicia el fuego eterno, cuya, idea debe conmoverlo y esci-tar en élel arrepentimiento. ¡Todo está ya preparado! en el cielo el premio, y en la tierra..;. el estímulo y el ausilió para el bien, en la cena que aquí el Señor nos ha dispuesto en la Iglesia para que no muramos de hambre, mientras llega el momento de que nos sentemos á su mesa en la gloria. ¡Todo está ya preparado! Y ¿cómo responde el imbécil - mortal á esos tan continuados, tan repetidos llamamientos, con que la piedad divina nos demuestra la eterna caridad con que nos ama, y quiere atraernos á sí llena de misericordia? k . ¡Oídlo, cielos, y asombraos! Dios los llama para hacerles men, para llenarlos de beneficios, para hacerlos felices; y todos á -una empezaron á escusarse. ¿Qué harian si los llámase para semrse de ellos porque de ellos necesitase, los que se escusan de acudir cuando los llama por pura bondad? ¿Y por qué se escusan?. Por ocuparse.el uno en negocios temporales que le abruman de cuidados, y de que por último ninguna utilidad saca; por satisfacer á sus sentidos el otro, con goces y placeres que