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EL MAÑANA
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EL MAÑANA
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La Tragedia de Ghavaxtia
Mupho se ha hablado en estos meses del heroísmo del General Blanquet y Tríás se hablará aún cuando se Conozcan todos los detalles de su temeraria expedición. Baste saber' que se embarcó enfermo, que durante la travesía estuvo postrado por algunas dolencias físicas y que desembarcó con una fiebre de treinta y nueve grados para aquilatar la enormidad de su sacrificio. En el momento, de pisar el suelo mexicano sufrió un pequeñov desvanecimiento y cayó. Sin levantarse, cogió un puñado de tierra y lo besó amorosamente. Tal parece que sabía que esa tierra adorada lo iba a cubrir muy pronto y para siempre.
Al día siguiente de haber desembarcado o sea el 25 de Marzo, la expedición del General Blanquet i encontró al General Félix DíazJ legaría al lugar en donde se en-Jefe dei Ejército Reorganizador contraba el General Medina Ba-Nacional. El General Blanquet fue ^ón;. pero seguramente el General puesto en lugar seguro, a fin de blanquet se encontraba agotado, que pudiese guardar cama y repo- no P°^*a continuar la jornada y se nerse pronto de la enfermedad, a contestar: Si vienen los
ron a sus respectivos campamentos.
Tan pronto como el General Gabay saludó al General Blanquet, le hizo saber que por correos recientemente llegados, sabía que algunas fuerzas carrancistas venían con dirección a la barranca y que el paso por ésta debía hacerse en forma violenta. El General Blanquet accedió y se puso en marcha la columna. Después de algunas horas de camino y al pasar por el rancho del General Gabay, el General Blanquet se sintió muy fatigado, por lo que expresó su deseo de descansar y tomar algunos ali-mehtos. Gabay hizo ver entonces al General el peligro de permanecer en aquel lugar y lo invitó para seguir adelante, ya que con cuatro o cinco horas más de camino, se
Cuatro días estuvo postrado el a- i amarLlos los recibiremos a balazqs; meritado divisionario, al cabo de | eso es ^ue me gusta, estar en-los cuales, se dirigió la pequeña columna al campamento de Sierra;
Morena, en donde tiene un desta- i S15í;iendo en tornar
tre las balas.” No por eso cejó el General Gabay y como siguiera inprecauciones, camento de tropas la Brigada del I eI Gepéral Blanquet ordenó al Ge-General Carlos Arellano.	¡ neral Montano que se llevara la
En Sierra Morena conferencia- ■ esco^a ^25 hombres a hacer ron largamente los Generales Díaz una exP)°ración.
y Blanquet y se decidió que este último visitaría todos los campamentos, a fin de participar a todos pos carrancistas sorprendieron el los Jefes que se había de iniciar j movimiento y se emboscaron deuna ofensiva general el 5 de Ma- - jan(^0 pasar la gente de Montaño yo. En Sierra Morena, también ‘ Para caer después sobre el rancho se dió a conocer la orden del Ge-^6 Gabay. A eso se debió que el neral Díaz, nombrando al General ¡ General Blanquet se encontrase Blanquet, como segundo Jefe del' so^° en moment0 en que fue ata-
Ejército Reorganizador Nacional. Hubo un detalle conmovedor en este acto, que merece especial mención. El General Díaz, al referirse a Blanquet, le dió el tratamiento de “General de Ejército.” Y Bianquet, con gran modestia, se:
opuso a que se le siguiera otor- *ra^ Montano oyese los disparos y gando ese honor. “Soy únicamen- pv’n*era en su auxilio. Emprendie-te General de División —dijo sen- ron	marcha a pío, por la barran-
cillamente—y no pretendo mayor ca	desde luego se notó que el
He venido a luchar ú- General Blanquet estaba fatigadi-simo y apenas podía caminar. Fue por consiguiente, una caminata
Los ca-
jerarquía.
nicamente por la Patria.”
El General Roberto Gejpdo puso a las órdenes de) General Blan- Jesesperadamente lenta, quet, una escolta de 125 iicmbresi rranGístas se enteraron pronto- de
y el General Díaz, por su parte le cedió 50 hombres escogidos, conocedores perfectos del terreno. Los primeros 125 soldados, fueron puestos a las órdenes del General i Montano y acompañaron ai General Blanquet hasta el día en que murió. Los otros cincuenta lo llevaron hasta la vía del Ferrocarril Mexicano, en donde se encontraba el General Gabay. De allí regresaron otra vez al campamento del General Félix Díaz. También de allí se desprendieron los Generales Cejudo y Ferrer, quienes regresa-
Montano obedeció la orden y se adelantó con la tropa. Entretanto
cado por efenemigo.
Este comenzó disparando sobre la casa del rancho a larguísima distancia. El General Gabay le dijo a Blanquet: “allí están, mi General.” Y se dispusieron a salvarse, esperanzados de que el Gene-
que los jefes estaban solos y avanzaron sobre ellos decididamente. El General Gabay advirtió el inminente peligro y procedió a tomar medidas extremas: llevó a todos a un lugar, indicando allí que el único medio de salvarse consistía en deslizarse, hacia el abismo, cogiéndose de las raíces y ramas de los árboles: así había que descender 35 metros, hasta encontrar veredas ocultas en donde seguramente ya no correrían peligro. Ei General Blanquet contestó que éj esta-Sigue en la pág. 7.
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