PAGINA LITERARIA RUBEN DARIO MELANCOUA Hermapo. tú que tienes la luz, dime la mía. Soy como un ciego. Voy sin rumbo y andando a tienta*. Voy bajo tempestade» y tormentas ciego de ensueño y loco de armonía. iBlanca itor! De tú cáliz risueño la libélula errante del Sufcfto alza el vuelo teloz. ¡blanca flor! Primavera su palió levanta «-■ y hay un coro de alondras que canta la canción matinal del amor. Ese es mi mal. Señor. La poesía es la camisa férrea de mil puntas cruentas que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas dejan caer las gotas de mi melancolía. Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo; a veces me parece que el camino es muy largo, y a veces que muy corto________ Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía? A UNA NOVIA Alma blanca, más blanca <¡i:e el lirio: frente blanca, más blanca que el cirio que ilumina el altar del Señor: ya serás por hermosa encendida, ya serás sonrosada y herida por c! rayp de luz. del amor. Labios rojos de sangre divina, labios donde la rsa argentina junta el albo marfil al clavel. a veréis cómo el beso os provoca cuando Cipris envíe a esa boca sus abejas sedientas de miel. Manos blancas cual rosas benditas, que sabéis deshojar margaritas junto al fresco rosal del pensil, ya (’aréis la canción del amado c ando hiráis el sonoro teclado del tricníal clavicordio de abril. ¡Ojos bellos de ojeras cercados, ya veréis los palacios dorados de una vaga, ideal Estambul, cuando lleven las hadas a Oriente ...... a la bella del Bosque durmiente en el carro del Príncipe Azul! CHARITAS A Vicente de Paul, nuestro Rey Cristo. Con dulce lengua dice: —Hijo mío, tus labios Dignos son de imprimirse : En la herida que el ciego En mi costado abrió. Tu amor sublime Tiene sublime premio: asciende y goza Del alto galardón qüe conseguiste. El alma de Vicente llega el coro De los alados Angeles que al triste Mortal custodian: eran más brillantes Que los celestes astros. Cristo, sigue— Dijo al amado espíritu del Santo.— Ve entonces la región en donde existen l os augustos Arcángeles, zodiaco De diamantina nieve, indestructible Ejército de luz y mensajeras Castas palomas o águilas insignes. Luego la majestad esplendorosa Del coro de los Príncipes Que las divinas órdenes realizan / en el humano espíritu presiden; El coro de las altas Potestades Que al torrente infernal levantan diques; El coro de las misticas Virtudes, I as huellas dé los mártires Y las intactas manos de las vírgenes; F.l coro prestigioso De las Dominaciones que dirigen Nuestras almas al bien, y el coro De los Tronos insignes, Que del Eterno el sol’o Cariátides de luz indefinible. So rienen por los siglos de los siglos, Y el coro de Querubes que compite Con la antorcha del sol. Por fin. la gloria De teológico fuego en que se i gen Las llamas vivas de inmortal esencia. ,, - Cristo al Santo Itendice - - - - ... Y asi pepetra el Serafín de Francia Al coro de los ígneos Serafines.