El Faro Dominical montaña» de Judea; qUe comprendían Hebrón, Betlehem y otras ciudades. Fueron divulgadas todas estas cosas; las . maravillas que acompañaron al nacimiento y las grandes cosas que si- <■■■-। eraban del niño. V. 66. Y todo» lo» que las oían, las conservaban en »u corazón; las medita i in v recordaban, diciendo: ¿Quien »c-r , este niño?; grandes cosas .-peraban i i*l niño. La mano d**! Señor era con él; lo que significa que el Señor lo r. V. 76. Tú, empero, niño, profeta del Altísimo será» llamado; < i I to misino mjo <|Ue entre los nacidos de mujer no había otro profeta más erando que Juan ,.¡ Bautista. Porque irá» delante del Señor para aparejar su» camino»; como un heraldo Juan anuncio la venida del Señor y preparó los corazones para recibirlo. V. 77. Dando conocimiento de salud a »u pueblo; el arrepentimiento y la fe en Cristo Jesús dan salud al alma. Juan predicaba el arrepentimiento y anuncia ba la venida de Jesús. Para remisión de los pecados; Dios perdona al pecador por medio de Cristo Jesús. V. 7d. Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios; no Jior nuestios méritos, -ino por su infinita misericordia Nos visitó de lo alto el Oriente; “el sol naciente’’ (V. M.l, refiriéndose a Cristo Jesús. Pedro lo llama: “La estrella de la manana’’; Juan, “la estrella resplandeciente, y de la mañana. V 7'J. Para dar luz a los que habitan en tiniebla»; a lo- que estaban en sombra fie muerte, es decir, de muerte e-terna Para encaminar nuestros pie» por camino de paz; la única paz, verdadera y eterna, es la <|ue se recibe de Dios por medio d<* Cristo Jesus. V SI) Y el niño crecía, y se fortalecía ea espíritu, la hi.-toha fiel d-^rr?-11o de Juan e emejante a