I iura- La i de ? se ii y gan 3iea qui-cucd Don- Es-y Me-dor, ndi-•ien-ión, zas, ^do las EL PASTOR, SU PROPIO EVANGEUSTÁ "Haz la obra de Evangelista, cumple, tu ministerio", escribió San Pablo a Timoteo, dándole a enten der que el evangelisrno no es algo que se impone al ministerio, algo extraordinario, algo ExcePci°na^ algo inesperado, sino gjue. es, por decirlo así, un ministerio en plena flor, un ministerio consumado. El evangelisrno guarda la ; misma relación con el ministerio cristiano que las naranjas guardan con el naranjo. De un naranjo íse esperan naranjas. Del ministerio cristiano se espera un intenso evangelisrno que rinda el fruto de muchas 'almas traí das a los pies de Cristo. nis-en- to-tes-na. 3ue fqui dó; [do sús iro les de :as, jar :to- su ar, [ue ito, ra-ad >pi-rs; de as .E- [as En otras palabras, el pastor debe ser su propio evangelista. Para cumplir su ministro, usando las palabras del apóstol, tiene qué hacer la obra de evangelista. Sin muchas almas ganadas para Cristo su ministerio será un ministerio trunco, un ministerio decapitado, un ministerio que nunca saciará ilos anhelos de Aquel a quien pretende servir. "Pero,.-contestarán muchos pas- tores,-—no tengo el don: el estilo del evangelista no me agrada; mi vocación es otra. Yo soy predicador, no soy evangelista ni quiero serlo." Debe saber el pastor que no es prin cipalmente una cuestión de dones. El hombre que se convierte a Cristo, por rudo e ignorante que sea, siente luego un vivo deseo de llevar las buenas nuevas de salvación a otros. Antes de ponerse el sol se constituye en ún evangelista montando a los suyos lo que Cristo ha hecho por él. No, no es cuestión de dones, sino de espíritu. Cuando el Espíritu Santo cayó el día de Pentecostés sobre los 120 que lo esperaban en el Aposento Alto, empezó el movimiento evangelístico más glorioso que este mundo haya conocido. Un bautismo de la Potencia de lo alto convertirá el ministerio más seco en un incendio evangelístico de prin mer orden. Los Moody,: los Wesley y los Finney no se distinguen por sus dones. Fueron hombres de cuyos corazones corrieron ríos de agua de vida. Pastores, busquemos la plenitud del Espíritu para traer muchas almas a dos pies de Cristo. : En segundo lugar, es: cuestión de obediencia, no de dones. Dice Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio q ■ toda cria- 6;.?- Mí» ^'•1! - -i III ill PROF. FRANCISCO CRUZ Director del CANO MADERO INSTITUTO N De Puebla, México. Los que hemos conocido al Prof.Cruz Aedo deveras sentimos su partida de Texas para ir a trabajar en México, pero al mismo tiempo nos regocijamos por el privilegio de haber conocido a tan distinguido siervo del Señor y porque sabemos que su labor en su nuevo campo de actividades será tan gloriosa como lo íué en Texas. El Profesor Cruz Aedo graduó en la Universidad Metodista del Sur en el Año de 1932, y desde ese año la--boro en el Instituto Lydia Patterson como uno de sus profesores. Por todos estos años su influencia en los centenerares de alumnos que lo conocieron íué una verdadera bendición. Los obreros y laicos de la Conferencia pierden en la persona del Profesor Cruz Aedo a uno de sus mejores amigos que siempre se distinguió por su amor a la Causa. Los lectores del "Heraldo" también sentirán la ida del Profesor, pues por todo el año pasado su página EL MOMENTO QUE PASA fue grandemente apreciada. Al amigo de tantos años, al maestro de nuestra juventud, al caballero cristiano van nuestros más sinceros votos por su bienestar personal y por una gloriosa labor educativa en México. Que él, en. compañía de su estimada esposa y su hijito, sean ricamente bendecidos, es nuestra sincera oración. tura". Si no nos interesamos en la salvación de todos los hombres es que todavía Cristo no ha entrado de lleno en nuestros corazones. Cuando entra de lleno trae > consigo a todo el mundo, a todas las razas, a todas las lenguas. Por último, es cuestión no de dones, sino de un concepto am- DANDO EQUITATIVAMENTE La contribución de una al Reino de Dios tiene un valor proporcional y no cuantitativo. Es decir, una persona puede dar UN DOLLAR y otra dar CINCUENTA CENTAVOS, y sin embargo la contribución de esta, última puede ser mucho mayor que la de la primera, todo depende de las entradas de ambos. Sobre esta base el Señor expresó que la ofrenda de la viuda era mayor que la de las otras personas que habían traído grandes cantidades, porque la viuda estaba dando todo lo que tenía y los otros una proporción muy pequeña de sus haberes. Ilustremos este asunto . de otra manera. Supongamos que hay dos contribuyentes y cada uno da UN DOLLAR; pero uno ha ganado $20.00 y el otro $10.00. Inmediatamente descubrimos que él " que gana diez dólares y paga uno al Señor, contribuye cien por ciento más que el que gana $20.00 y contribuye con uno también. Contribuyendo equitativamente para el Reino de Dios nos beneficiamos a nosotros mismos, es decir, el individuo que coopera, porque Dios ha prometido derramar bendición hasta que sobreabunde. Después se beneficia la iglesia porque si damos o pagamos aK Señor lo que le pertenece habrá abundancia en -la Casa de Dios. ¿En qué-proporción he contribuido yo durante los años pasados? ¿En qué proporción estoy contribuyendo? ¿En que proporción voy a contribuir? ¿Piensa' Ud. que Dios toma en cuenta otras faltas de la vida que Ud. y la Palabra de Dios condenan y no toma en cuenta la infidelidad de Ud. en defraudar los intereses económicos de la vida?—E. Alvírez. pilo y verdadero de la significación de la cruz de Cristo. El Calvario declara que todo hombre puede ser el más grande criminal,, puede ser el más vil borracho, puede ser. la más repugnante ramera, y sin embargo, todo hombres es solvable. Los hombres todos ya están redimidos en el sentido potencial; por todos derramó Cristo su sangre. Todo lo que el bendito Redentor es para mí lo debo a todos los • demás. "A. todos soy deudor! decía Pablo. Pastores amados; paguemos la deuda que tenemos haciendo la obra de evangelista. —F. J. Huegel Del Evangelista Mexicano Página 7 ¿X e