Lección 1. HERALDOS DEL REY Enero 6 de 1929. BOSQUEJO DE LA LECCION EN„ el Antiguo Testamento encontramos historias muy hermosas *"* que nos hablan acerca del amoroso cuidado del Padre Celestial. Bien recuerdan los niños la maravillosa historia del pueblo israelita. El Padre Celestial lo libró del cautiverio y en su viaje a la tierra prometida los hizo pasar el Mar Rojo en seco, en el desierto les dió pan, carne y agua y de más valor que todo, LOS DIEZ MANDAMIENTOS, escritos en unas tablas de piedra. Dios como Padre amante perdonó todas sus rebeliones y coronó sus almas de favores y misericordias. En el Nuevo Testamento encontramos las sublimes enseñanzas del Señor Jesús, acerca del Padre Celestial. Meditemos brevemente en el pasaje que vamos a estudiar: a, _ « Entre la multitud que escuchaba al Señor Jesús había hombres que pretendían servir celosamente a Dios y sin embargo, en su corazón adoraban y servían a Mammón, el dios de las riquezas. A éstos principalmente, el Señor les habla de la imposibilidad de servir a dos señores. Estos dos señores, representan a Dios y a Mammón. El que da a las riquezas el primer lugar en su vida, le es imposible amar y servir a Dios, porque él pide que sus hijos lo amen con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente. Por esto el Señor Jesús dijo: “No podéis servir a Dies y a Mammón.” F il. i Sí í1 x v ni En seguida, el Señor fi- jando su atención en la meseta de la montaña cubierta de flores y arbustos que daban abrigo a las aves del cielo y en la suma pobreza de la mayoría de los que le escuchaban, les habla acerca del cuidado paternal de Dios. A estas pobrecitas gentes que carecían del alimento y vestido necesarios les. llama la atención, primero, al hecho de que las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes y Dios las alimenta. Luego les pregunta: ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas? Y saben los niños ¿por qué somos mejores que las aves? Dios es el Creador de todo cuanto existe en el cielo, en la tierra y debajo de las aguas; pero el hombre es superior a todo lo creado porque Dios lo formó a su propia imagen. El es nuestro Padre Celestial y por mucho que nos afanemos no podemos conseguir más de lo que El ha provisto para nosotros. En segundo lugar, los dirige a que contemplen la hermosu-