«XuU*ia pe*a le* hiño*..... Pm, 2ué /Juta /I Mi Mawtá Per Cataline de Me Gavock “Juanita, ¿quieres secar la loza por favor?" le pidió la mamá a su hljita. “Tengo muchas cosas qué hacer, mamá. ¿Por qué siempre tengo que secar la loza? se quejó Juanita. La mamá no podía menos que pensar en la diferencia en el espíritu ayudador de sus dos hijos, Joel y Juanita. Joel siempre buscaba oportunidades para ayudar a sus padres, sin embargo, la madre pensaba y oraba por Juanita y nunca le echaba en cara el buen espíritu ayudador de su hermano Joel. Por la ventana vio a Joel regando las flores sedientas. "Buen padre, cambia el espíritu de mi hija por un espíritu ayudador. Ayúdame a guiar a mi hljita por buenos caminos", oraba la madre de Joel y de Juanita. "Pensé que estarías dispuesta a ayudarme", le contestó su madre tranquilamente. "Bueno", contestó Juanita, "pero primero quiero terminar la lectura de esta página." Sin embargo, después de leer la página, siguió leyendo. Su madre empezó a lavar unos secadores para la loza, y Juanita siguió sentada leyendo. En eso, alguien tocó el timbre. "Hljita", dijo la mamá. “Por favor ve a la puerta a ver quién llama, porque quiero terminar de lavar estos secadores. ¿Quién vendrá tan temprano?" Ya que Juanita no se levantaba, ella tuvo que ir a abrir la puerta. Era una vecina que vivía cerca, una señora que prolongaba su estadía y platicaba mucho. Por eso le decían la "habladora". La madre de Juanita no podía menos que escuchar la. La vecina se fijó en un pedazo de género extendido sobre la mesa. "¡Qué bonito es este género!" exclamó la vecina. “¿Se va a hacer un vestido?" "No, contestó la madre de Juanita, voy a hacerle un vestido a mi hijita." "¡Caramba!" dijo la vecina. "Tantos vestidos que te hace tu mamá, Juanita. Seguramente tu mamá te ama mucho, porque siempre te está haciendo muchas cosas." Juanita se sonrió e inclinó la cabeza. "Seguramente que la amaba su mamá", pensó ella. Juanita se cansó de escuchar y se fue a la cocina. Allí directamente en frente de ella estaban las vasijas listas para secar. De repente, Juanita decidió sorprender a su mamá secando las vasijas. Pronto estuvieron secas y guardadas. Juanita se quedó muy satisfecha mirando a su alrededor. Allí había un montón de secadores ya lavados, listos para tender. "Tenderé también los secadores", pensó Juanita. Pero cuando buscó la bolsa de las pinzas para la ropa no pudo hallarlos en ninguna parte. No se puede tender la ropa sin broches, ¿verdad? En eso Juanita se acordó de algo. Ella tenía una cajlta de sujetapapeles en un cajón de su guardarropa. Los había guardado allí para unir papeles para su álbum de recortes. Pero ahora los recogió y salió para tender los secadores con ellos. Cuidadosamente los tendió con los sujetapapeles. Cuando su mamá llegó al fin a la cocina, ya estaban secos los secado- "Juanita", exclamó su mamá, "¿por qué tendiste los secadores con tus lindos sujetapapeles?" "No pude hallar los broches para tenderlos, y como sabía que querías que los secadores se secasen luego, por eso usé los sujetapapeles, y estoy muy contenta de haberío hecho: ¿sabes por qué?" "¿Por qué, hijita?" “Porque yo te quiero tanto, que me gusta hacer cosas para ti. No me había dado cuenta de esto hasta que oí decir a nuestra vecina que tú siempre me estás haciendo algo bueno porque me amas, así (Pasa a la página 48) 20 EL HOGAR CRISTIANO