EL EXODO DE LOS TRABAJADORES Con hojas de papel impreso quiere el Gobierno detener a los trabajadores mexicanos que marchan á los Estados Unidos en busca de mejor salario, de menor número de horas de trabajo y de una vida menos azarosa que . la que sufren en la Patria bajo la férula brutal de los caciques y la avaricia irritante de los ricos Ya hemos dicho hasta la saciedad á que se debe ese éxodo de la sangre mexicana al extranjero que esta produciendo la despoblación de la República. No es la nación mexicana un país sobrecargado de población; por el contrario, dada la gran extensión territorial de la Repúbica que es de cerca de dos millones de kilómetros cuadrados, la población que no llega quince millones de habitantes, es relativamente pequeña, pudiendo muy bien contener el territorio nacional cinco, diez y má» veces el número de habitantes que actualmente existen, sin que por e-11o se resintiera miseria. No es, pues, una gran población lo que produce ese desbordamiento de sangre mexicana que invade los estados del sur de la Unión A-mericana, donde con su esfuerzo, que hubiera sido benéfico para la Patria si en ella gozase el trabajador de más garantías, se ayuda á la riqueza de esta nación. Nuestro territorio es grande y puede alimentarse un número mavor de millonos de habitantes, que el que hoy mal se alimenta de él. A muchas y muy variadas causas se debe la salida de trabajadores mexicanos del territorio nacional, pero en general puede decirse que el éxodo de los mexicanos tiene su origen en la tiranía que impera en nuestra Patria. El hombre trabajador no goza de ninguna garantía bajóla Dictadura porfirista. Sobre los débiles horn bros del pobre, pesan todas las cargas sociales y políticas, sin recibir, en cambio, ningún beneficio. El pobre es quien trabaja para hacer la riqueza, riqueza de la cual él nada participa, porque en cambio de su trabajo >• recibe un salario misérrimo que no le alcanza más que para prolongar su agonía, para no morir materialmente de hambre; recibe, pues, el pobre, en cambio de su trabajo, únicamente lo que necesita para no caer muerto de hambre a fin de que pueda seguir dando su fuerza, su salud, su inteligencia y su porvenir á los señores del dinero. Como la bestia de carga, el obrero recibe su mermada ración para que pueda seguir prestando sus servicios. Hay además la circunstancia de que las horas de labor son exageradamente largas en México. Esta vida agotante del trabajador mexicano, es agravada por mil causas. La tiranía necesita Ejército para tener á raya á los millones de esclavos que domina, y los soldados q^ue componen ese Ejér- । cito, han sido arrancados á los hogares de los trabajadores. Son los pobres, pues, los que dan su-trabajo 6 los explotadores para que se enriquezcan, y los que dan soldados al monstruoso despotismo para que conserve este estado de cosas que nos envilece. Sobre el pobre,% además, pesan los impuestos, las gabelas que impone el Gobierno para enriquecer a los gobernantes. El Gobierno grava la propiedad, el comercio, la industria, todo; pero el propietario alquila sus pocilgas á los pobres á precios exageradamente altos y los negociantes venden al pueblo caro para poder pagar las gabelas. He aquí por que decimos que es el pobre el que paga las contribuciones, y el sacrificio que tiene que hacer el trabajador es enorme, si se tiene en cuenta que gana salarios de mendigo y tiene que pagarlo todo á precio de oro. Por otra parte, para el pobre no hay justicia. Se le atropella siempre á favor del señor capitalista. ’ La condición del mexicano pobre es triste realmente. El mexicano pobre está condenado á la servidumbre. Cuanto servicio públicd hay que sea molesto y no retribuido, tiene que hacerlo el pobre. El pobre hace las “rondas* en los pueblos, compone los caminos vecinales, pone diques (>ara , evitar desbordamientos de os ríos, etc., etc., todo gratuitamente. El pobre tiene que dar su contingente al Ejército, pagar las contribuciones, trabajar como mulo, morir de miseria y de ignorancia, habitar inmundas pocilgas, sin tener derecho alguno á gozar de libertad y de bienestar, y hay extensos campos que podrían hacer la felicidad de los po brea, pero si un pobre se acerca al Sr. hacendado, éste lo roba y lo reduce ála esclavitud por deudas imaginarias. En resumen: en nuestra Patria, se roba miserablemente al trabajador pagándole salarios que llenan de ira y haciéndolo, en cambio, trabajar como mulo; no hay! justicia para los pobres sobre los i que pesan todas las cargas sociales y políticas sin obtener, en cambio, ningún beneficio, y por e-so los hombres de trabajo marchan á los Estados Unidos, donde, por mal que lea vaya, se ven ¡ libres del Ejército, de las rondas, de los servicios gratuitos, de la venalidad de las autoridades, de la lujuria de los amos y de los caciques, de las explotaciones y | embaucamientos de loa frailes | holgazanes y del peligro de ser «desaparecidos» cualquier día por I los tiranuelos que han sentado sus | reales en nuestro infortunado! nado, porque dejarían de entrar algunas monedea á loe bolaillos de loe tiranos y de loe rlcoe, hay que mentir y espantar á 1oe tra» bajadores con cuadros de miseria en el extranjero para que no se marchen. Precisamente para conseguir esojea la Circular de Maris-, cal que en seguida copiamos: «Al margen un sello que dice: Secretaría de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores— México—Sección de América^ A-sia y Oceania—Número 1088,— México Febrero de 1906. El Cónsul de México en Tucson, A-rizona, al dar cuenta á esta Secretaría^ en nota fechada el i7 del actual, de las dificultades con que tropiezan los mexicanos que van á los Estados Unidos, enganchados para trabajar en el ferrocarri •Sud-Pacífico», y de los abusos y tropelías de que son víctimas por parte be los enganchadores, dice, entre otras cosas lo siguiente: «Me permito emitir mi humilde opinión y someterla á la ilustrada consideración de Ud. y es que ^en loa Estados fronterizos, y eii los de Zacatecas. Jalisco y Guanajuato, que son los que mayor contin-¡ gente dan á la emigración de jor-| naleros á Estados Unidos, se ha-1 gan con profusión publicaciones I patentizando lo inconveniente que es venir á estos lugares buscando 1 trabajo, en donde se hunden en la más degradante miseria y son tratados con la mayor ignominia; pu-। diendo laborar en los mismos campos de su país, disfrutando de i buenos salarios en desempeño de moderadas tareas y debidamente I considerados. Me supongo 'que esto atenuaría la emigración, con mejor éxito oue haciendo por segunda vez publicaciones por medio de los Cónsules Mexicanos en A-rizona y Califorpia; pues, quizá, el dos por ciento de los susodichos nacionales se darán cuenta de que la prensa se ocupa de su precaria situación.» “Tengo la honra de trasladarlo á usted, suplicándole se sirva mandar hacer la publicación de que se trata, pues esta Secretaría de acuerdo con la opinión del Cónsul, considera que tal medida será de mucha eficacia para impedirla emigración de los mexicanos, evitándose así las dificultades á que he hecho referencia. -^Renuevo á Ud mi atenta consideración (Firmado.)—Mariscal—Sr. Gobernador del Estado de Jalisco.—Gua- ooa^ aalarloe en desempeño de moderadla tareas y siendo debidamente considerados* Ya hemos dado á conocer muchas ve* ces la situación de los trabajado» res, que ee la de esclavoe mal. tratados y odiados, pero el Gobierne, hipócrita y desleal, procura siempre declarar que el trabajador mexicano vive en un paraíso. Recuerden nuestros lectores la declaración del odioso Autócrata en la Hacienda de Chuncbukmil, Yucatán, donde dijo ouc no había esclavitud en aquel Estado. El Gobierno ee burla á ojos vistos de los mexicanos/y no podemos comprender cómo es que lo permitimos. Se nos explota, se nos roba, se nos mata como á fieras,—véase lo que sucede en el Yaqui,->se nos vende al extranjero como si se tratara de una vasta hacienda de ganado, y mansos como corderos, medrosos como eunucos, no levantamos la mano para someter al tirano. ¡Parece que en nuestros campos todavía no crecen los árboles en que hemos de ver oscilar á todos nuestros verdugos! ¡Parece que I ninguna madre ha dado á luz al hombre que ha de cortar la cabeza de la hidra! Los mexicanos nacemos esclavos y morimos es-clavos, porque menos dignos que los elefantes, no nos condenamos! al celibato antes de aumentar parias en las que ni se sospecha la presencia de un Espartaco ni se escucha otra voz que la del capataz ordenando la sumiisón y el envilecimiento. Si no hemos de hacer un esfuerzo por despojarnos de la tiranía, al menos no deshonremos la masculinidad; ¡castrémonos! A los miembros del Partido Liberal. bre tiene una hija, una hermana 6 una mujer bonita, puede considerar seguro el ingreso á la cárcel ó al cuartel en caso de que se atreva á estorbar el torpe erotismo de los caciques y de las autoridades. Si un pobre es digno y reclama sus derechos ó los hace valer, corre la misma suerte que el pariente de la mujer bonita,ó sen cillamente se le hace “desaparecer**, sistema bastande generalizado para quitar de enmedio á los llamados díscolos, inquietos, levantiscos que son hombrea honrados y de corazón. Si un amo abusa de un trabajador, éste no puede quejarse: la autoridad está Cualquier hombre dotado de sentido común, pues no ee necesita un genio para resolver la cuestión, no titubearía en dar el remedio para evitar la emigra, ción de los trabajadores á los Estados Unidos, y el remedio está en suprimir las causas que hacen que el hombre de trabajo sea en nuestra Patria una máquina de hacer dinero ó un autómata destinado á manejar el fusilen defensa del despotismo y con perjuicio de sus hermanos. El remedio está en la desaparición de la tiranía. Pero nuestros gobernantes que tan afectos son á dar el timo del humanitarismo, á engañar á los bobos cen disposiciones que pare- i ce que tienden á remediar graves ¡ males, pero que en realidad no son más que el disfraz con que los tiranos ocultan sus acciones I perversas, como la circular del * tuerto Olegario Molina que en ! otro lugar comentamos; nuestros gobernantes, decimos, se ven precisados las más de las veces, á hacer algo para evitar las críticas acerbas y justísimas de los hombres honrados, y ese algo que se deciden á hacer es siempre risible, estúpido y de mala fe, porque se i oculta la verdad, se falsean los! hechos y se miente cínicamente. El Ministro Mariscal, para quien cada afio que pasa parece que le deja un guijarro en la masa encefálica, ha dado en la flor de imitar al disoluto Ministro de Gobernación, Ramón Corral, en eso de pretender detener una corriente humana que busca desesperadamente pan y un átomo de justicia, con unas cuantas hojas de papel sellado en que se han escrito algunas estupideces oficiales. Mariscal, en efecto, ha expedido la circular que insertamos después, dizque sugerida por el idiota Consul en Tucson, y por la que se verá cómo quieren los tiranos detener á los trabajadores mexicanos. Hay que advertir que son sinceros los deseos de los déspotas de que no salgan de la República los trabajadores mexicanos, porque si se van ¿cómo encontrar esclavos que se dejen esquilmar? ¿Dónde encontrar autómatas que carguen el fusil para sostener el grosero andamiaje dictatorial? ¿Qué habrá que hacer para encontrar nuevos parias en cuyos hombros montar el despo- i tismo? Por eso decimos que es sincero el deseo de los tiranos de que no se escapen los esclavos, como es sincero el deseo del ga-1 nadero de que no se fugue ninguna cabeza de ganado. Aunque pobre el pueblo, todavía puede dar alguna lana; necesario es, pues, para loa esquilmadores, que ese Íanado no vaya á dejar su bellón otras playas en manos de otros esquilmadores, y para conseguir- Por ese sencillo sistema de imprimir circulares aterrorizando á los obreros, se quiere evitar un fenómeno social, el de la emigración, que ya explicamos de donde .causas que lo producen. El documento que insertamos revela una cosa: que los Cónsules i Mexicanos en los Estados unidos no sirven para nada útil, y que resultan muy caros por el oficio que desempeñan; el de gendarmes de la Dictadura. El Cónsul de Tucson asegura q^ue loa enganchadores cometen villanías con los mexicanos víctimas de los enganchadores. un buen Cónsul exiji-ría á los enganchsdores á que cumpliesen sus contratos con los mexicanos, pero eao no lo hacen los analfabetas que ganan el sueldo de Cónsules por servir de polizontes al cobarde Porfirio Díaz. Es regla de los Cónsules no atender queja alguna de los mexicanos, porque dicen que Porfirio Díaz les ha dado la consigna de evitar dificultades con los yan-kees aunque se perjudiquen loa compatriotas, y de esto resulta que los mexicanos son objeto de atropellos. Los yankees tienen segura la impunidad con la cobardía de Porfirio Díaz. Si el Gobierno de Díaz fuera henrado, haría respetar á los nacionales en el extranjero y los contratos de los enganchadores se cumplirían de grado ó por fuer* za, aunque con un Gobierno honrado no emigrarían los mexicanos que ahora huyen del hambre y del maltrato. A pesar de las imbéciles circulares como la que hemos copiado, los trabajadores mexicanos continúan marchando á los Estados Unidos. Saben los trabajadores que en esta nación tropezarán con la dificultad del idioma, con el o-dio de razas, etc., pero no esta-rán amagados por el servicio de [las armas, ni por los jueces y I funcionarios despóticos, ni care-l cerán del pan necesario para la subsistencia de ellos y de sus fa-, miñas. Por eso se explica que más de cien mil obreros mexicanos lleguen anualmente á los Estados unidos, y esa sangría no se detendrá mientras no cambien las condiciones políticas y sociales en nuestra Patria dando paso al medio de libertad y de justicia que ambicionamos los patriotas. La parte de la Circtfiar que encierra la máa cruel ironía, es a-quella en que se dice que los trabajadores mexicanos pueden la->s de bue- lo, ya que no se puede alimentar borarenlos miamos campo: mejor y dar mayor libertad al ga-1 nuestro país, disfrutando de Por acuerdo de la Junta Orga. nizadora del Partido Liberal, sí suplica a los miembros del Partido, envíen sus cuotas mensuales sin esperar previo cobro, procurando que sus remisiones lleguen á la junta antea del día último de cada mes. St. Louis, Mo., Marzo de 1906 El Secretario, Antonio I. Villarreal. La Teoría t la Practica Vejaciones a un periodista —o— En la Circular que expidió Molina á los Jefes Políticos con el ob-ítlodequesus mercenarios lo incensaran como gobernante honrado, que cumple con la ley, encontramos estas palabras: M---esa Jefatura, bajo su responsabilidad más estrecha é inmediata, cuidará de que las garantías individuales consignadas en la Constitución de la República, sean un hecho en todo tiempo, “con especialidad la libre manifestación de las idees, verbalmente 6 por escrito ” (' Vamos á ver ahora cómo aplica en la práctica el esclavista opresor de los yucatecos, los preceptos constitucionales .que tanto alardea de respetar. En la Penitenciarla de Mérida, y acusados de un delito cuya pena no excede de un año de prisión, están recluidos desde hace quince meses,los honrados escritores Sres. Tomás Pérez Ponce y Carlos P. Escóffié. El periodista también independíete, Sr. José A. Vadillo, acusado del mismo delito, pronto tendrá un afio de estar en la cárcel; pero dada la lentitud con que se despacha su proceso, es probable que también llegue á estar en la cárcel más tiempo del que corresponde como castigo al delito que se le imputa. Gracias al especial respeto con one Molina distingue á la prensa y á sus miembros, es de temerse que estos tres periodistas tengan que es tar en la cárcel tres ó cuatro veces el tiempo que les correspondería de pena, aun en el supuesto de que fueran culpables y no víctimas, co-mo son, de la c Jumnia. • El odio de Molina cayó sobre estos veraces escritores porque hablaron de la esclavitud que los ricos henequeneros de Yucatán—Olegario el primero—imponen á las jornaleros, y probaron con hechos concretos que esa esclavitud existe en las propiedades de Audomaro Molina, hermano del Gobernador. También combatieron esos viriles luchadores la reelección del distinguido tahúr que ha arruinado á Yucatán; y con esto, naturalmente, incurrieron en responsabilidades derae ece veriw efloe de prlelófl. ee aawtro Wfretthiera ocupado tlnuamente aon víctimas de moles- en hacer nn nuevo número de eu líf.^7JTHoOr'iJ,Or pe‘?. T,rU P"iMico, no se le molestaría rector de la prialóu, un tal Bolado Loe tiranoe quieren que ee lea com-Garza, que cumple fielmente lee pre la tranquilidad al precio déla loatrocdonea de Molina; ñolas que sumisión. Loe periodistas yucate-éste da públicamente por medio de ¡ coa no han querido someterse, y Circulares reglamentarias, sino laa por eso se lea maltrata. Si el Sr. particulares, las que el público no1 Escóffié hubiera renunciado volun-conoce sino hasta que son aplica-1 tartamente í escribir, nunca se le d«* de hecho. hubiera obligado á hacer hamacas. Hace algún tiempo, estas veja- Esto no es más que el medio de clones y molestias ocasionaron que impedirle por la fuerza que .ira los periodistas pidieran amparo á descargando loe bofetones de su la justicia federal, según lo dijimos Verbo fogoso en los belfos de los ti-en su oportunidad, asegurando que ranos; no es más que la manera de el recurso no tendría result?t^o, co- asegurarse Molina iu tranquilidad, mo no lo ha tenido; también publi- turbada hasta hoy por el látigo pecamos en otra ocasión que Bolado renne que el periodista encarcelado Garza pretendió enviar á trabajos le asestaba desde el fondo de su ----------------------------------. —--------- Se quiso que el Sr. enfermo, y al fin lo incomunicó por Escóffié hiciera hamacas, para que es prsdaamams la falta de nuestro Minina wmiuseD 01ra ocasión que uoiado renne que el periodista encarcelado Garza pretendió enviará trabajos le asestaba desde el fondo de su duros al Sr. Vadillo, estando éste mazmorra. Se quiso que el Sr. haberse negado. á trabajar con per- 1 dejara de hacer «ÉTpadre^Claren^ Ahora toda-Icio;» no obedeció y se le prohibió agregar algo leer y escribir para imposibilitarlo continuar publicando su semana-Se le llevaron al Sr. Escóffié, ¡ rio. Fulminándolo con todo elri-Directorde «B1 Padre Clarencio,» gor del despotismo, se le prohibió los periódicos que su semanario hasta tomar un poco de sol. para recibe como canje, y un pequeño que su salud, bastante delicada, avaho oue le hacia falta para su-j se quebrante en la sombra conti-aseo. El cancerbero Bolado no nua de la celda permitió que entraran á la cárcel He aquí como cuida Molina de ni los periódicos ni el lavabo, lo que «las garantías individuales cual es una arbitrariedad, puesto consignadas en la Constitución de que el reglamento de la prisión la República, sean siempre un heno prohíbe á los procesados ni la cho, con especialidad la Ubre ma-le< tura m la higiene. nifestación de las ideas verbalmen* La disposición de Bolado entra- te ó por escrito . . . » En medio de tantos infortunios, nuestro correligionario Escóffié • debe sentir una satisfacción, íntima, inmensa, que el tirano no podría arrebatarle ni con los mayores suplicios: la satisfacción de ser superior á su enemigo. Si Molina tanto persigue á Escóffié y tantas artimañas pone en juego para evitarle que escriba, es porque lo teme, con el miedo del criminal al índice que denuncia, con el miedo del verdugo al espectro de sus víctimas, con el miedo del vil, de las conciencias enlodadas, á los espíritus que las humillan con su altura. El que logra amedrentar á los déspotas, ha triunfado sobre ellos, aun cuando se encuentren «en el más horrible calabozo. Nada hay más vil y menguado que el terror de un tirano antela víctima que encadenada y vejada, todavía lo juicio de su salud, vía tenemos que más, sucedido recientemente. ña una ofensa á la prensa mejicana. pues los periódicos que re-I chazó como papeles corruptores i que no deben leerse, son los pe-। riódicos todos del país y del ex-I tranjero que tienen establecido canje con «El Padre Clarencio.» La prohibición envuelve y ofende á toda la prensa, pero los más es pee i al mente aborrecidos, cuya entrada no se permite á la prisión de Mérida, son el mismo «Padre Clarencio,» «La Vnión Popular» y «REGENERACION.» Los tres citados ya damos su merecido al arbitrario carcelero, y esperamos que los demás colegas harán lo mismo. La entrada del lavabo la impidió el instrumento de Molina para evitar que el Sr. Escóffié pudiera hacer su aseo con cierta comodidad, y se viera obligado á resignarse á los baños en común escupe, ni nada más alto y noble de presos y ála intemperie, úni- 9ue la satisfacción del luchador >s y á la intemperie, úni- Ja satisfacción del luchador posibles en esa cárcel que si 9ue» inerme y amordazado, siente go ha servido es de pretxeto que todavía, inspira, terror á los que Molina replete de dinero déspotas. El miedo de los opreso- para que Molina replete de dinero sus bolsillos. El Sr. Escóffié es de constitución débil y enfermosa, y ese baño de bestias, al aire libre, lo perjudicará grandemente. Para Malina sería una gran ventaja que el valiente periodista । enfermara gravemente 6 muriera, i y esto es lo que procura conseguirse con las disposiciones de Bolado Garza. Hay más todavía. El miserable carcelero pretendió que el Sr. Es-! coffié se pusiera á trabajar hamacas ú otros objetos de los qne se hacen en la Penitenciaría, y como el escritor se negara á atender esta exigencia estúpida, se le mandó aislar en su celda, con prohibición absoluta de tomar sol, leer y escri. bir. No nos extendemos en demostrar la arbitrariedad de este proceder que salta á la vista. El reglamento de la prisión impone, sí, el trabajo, y condena la ociosidad, pero no impone determinado trabajo, sino el que el preso quiera hacer, no quedando ocioso. El Sr. Escóffié, en los quince meses que lleva de catar preso, no ha cesado de trabajar, pues en ese tiempo han salido de su pluma viril y correcta cerca de setenta números de «El Padre Clarencio.» Esto no es ociosidad, pero esto res glorifica á los que luchan contra ellos. Nada podía honrar más á Escóffié que el miedo que Molina ha demostrado sentir ante su pluma. Felicitamos, pues, á núes- • tro correligionario por haber al- . canzado este homenaje del déspota, aunque, por otra parte, lamentamos las molestias materiales que se le han inferido. ¡DJD! Francisco Cabrxra Ubirk, de ' Orizaba, Ver. y Grbgobio Sa-pixk, de Chihuahua, son dos bribones que se han robado el dinero de REGENERACION. Eran Agentes, recibieron el periódico durante mucho tiempo y no pagaron. Ponemos eso en conocimiento de los Directores de publicaciones para que no se dejen timar por esos pillos. Busques© ©1 proximo numero Et le w^jov Escuela 4e Negocios ^ata ambos sexos. Cursos de Inglés> Te-quigrafía comercial. Precios cbmodos. Colocaciones aseguradas para los graduados. Pídanse Catélogos. O. E. Mxllipf. Director. S. Antonio, Tex. International Live Stock Co. - -San Antonio, Tex.- - (Oficina Central: Altos del National Bank of Commerce. Dimooion Postal: P. O. Box 876. . Especialidad eu la cría de castas de sangre pura de las más acreditadas casas de ganadería. Vacuno. Holandés, Jersey, Durham, Hereford. I «ibailar. De Trote, de Carrera y para usos generales. Mular. Mansas y bruUs. Burros manaderos de alzada. I anar. Merino Delaine, Rambouillet, Eecoeeses, Shropshine,Gotswold. Aves de Corrol de todos closes. - Especiolidod en Sollos de Peleo. Todo género de maquinaria agrícola é industrial. Gestiones de todas clases del orden comercial. Se anticipan fondos sobre consignaciones de mercancías. Se practican toda clase de operaciones bancadas. Referencias: Baneo de Nuevo León, Monterrey,JN. L. Alamo National Bank y National Bank of Commerce, S. Antonio, Tex.