Tom. 2. MIERCOLES 14 DE 1849. Núm. 21. OBSERVACIONES H -'é" Wí'V:’it*■ <><i)fíií¿;< >?W':; U TOfflW’CH DE CUTOS EJÍ LI lEPUBLIM lEXICfflA, '^o-t So-mód- 9Li£cC-. ■ ' ; CONTINUA., < No sc crean estas ponderaciones ni temores, comio dicen los li-bertinos.de unJesuíta fanático. Las razones en que el cristianismo se apoya son* éVidenternente verdaderas: ellas han convencido á la sabiduría romana y á la ciencia diseminada en toda la vasta ostensión del univéfsOrissh^vqrdad no puede ocultarse aun á süs pró-6 pios enemigos, los .qti'é réspétan y veneran el nombre católico. Esto no cabe duda, es del tbdñicierto: pero no lo es menos que el protestante en lugar de pruebas'da pornposos discursos; que en ellos afecta las pasiones; que pone en juego todas sus arterías, y qué como ministros de falsas creencias, W.'téméri' cometer bajezas indignas &' impropias de un sacerdote del Santuario. ¿Qué debe seguirse de aquí? tin choqué en el interior dé'las conciencias, un tribunal cuyo juez sentencie en los arcanos de lá 'Divinidad. -¿Y? para esto lla mamos á un pueblo compuesto eh su ffitiybt parté de ignorantes? uri pueblo compuesto de indígenas, qué acaso y sin acaso rio conocen á los preceptores de primeras letras: qtie profesan un odio á todo lo que es ilustración,-y que no quieren dedicar a sus hijos á; 21 -