Don Juan Bautista Morales, Don Francisco Zarco y Don Luis de la Rosa. VIEJO PERIODISMO Xi por la alta importancia del asunto. ni por la extensión que habría de dársele, estimamos empresa fácil hacer la historia del periodismo en Mé-' xico. que por nadie, hasta hoy, ha sido escrita Y lástima será que por alguien no se escriba, pues resultaría muy curiosa e- interesante historia; y grandes cnseñnnías podrían sacarse de ella. Porque /el periodismo mexicano fue un gran periodismo, aunque no lo crean muchos de los que sólo conocen y saben lo que en sus días acontece, e ignoran que *los bienes sociales que disfrutan los deben a los sacrificio» heroicos de su generoso predecesores. Generosos y valientes también, que mucha valentía se necesitó en México para escribir periódicos cuando el huracán de la política, llevando en su impetuoso y temible torbellino 1< s fecundos principios de la Democracia y la Reforma, avivaba el fuego de los odios civiles, y al periodista era necesario saber esgrimir con iguales denuedo y destreza la espada del soldado y la pluma del escritor. Verdad es qre entonces no era el medro personal el norte o meta, no ya del periodista, pero ni del literato tampoco, pues combatientes y patriotas todos ellos, en gran número fueron víctimas del destierro y de la miseria del expatriado, como Rodríguez Galván y Torrescano, o del asesinato y de la prisión, como Arroniz, Cruz Aedo. Mateos. Covarrubias y Florencio María del Castillo. Honor a todos ellos y a otros muchos que nombrar podríamos. pues merced a ellos, como dijo Altamirano, “las letras abrieron paso “al progreso, o más bien lo dieron a “luz, porque en ellas vinieron ence-“rrados los gérmenes de las grandes “ideas que produjeron, tras grandiosa “revolución, el triunfo de la-Répública democrática.’’ Terminada en el cerro de las Campanas la patriótica epopeya, comenzó para "México el laborioso período de su reconstrucción, y las enconadas polémicas que se suscitaron al restable-cerse el régimen republicano, dieron vida a más de treinta periódicos qüe~ llegaron a publicarse en sólo la Capital. ¡Cuántas de aquellas polémicas originaron lances de honor, en que los contendientes salieron o heridos o muertos pues nadie cometió jamás la avilantez de abroquelarse contra las consecuencias do sus escritos, tras el cómodo escudo del acsprccio á sus - contrarios! Poco a poco fueron asentándose en los ánimos la calma y el reposo, y aunque más de una vez una y otro Solvían a sumergirse en la vorágine de luchas electorales o de disgusto causado por mala administración política,-el periodismo fué paulatinamente decayendo y vino a perder casi toda su importancia por efecto de cansancio de tan prolongada lucha. Decaído el viejo, periodismo retirados de sus columnas casi la totalidad de los distinguidos escritores que largos años le redactaron, la mayor parte de 4a Prensa extravió deplorablemente los ideales periodísticos, y llegó en algunos de sus órganos a hacerse temible o repugnante. por su procacidad y por su falta de respeto, aun a la vida privada de las personas. Periodistas nuevos, y los más sin antecedentes literarios, soltáronse publicando hojas a bajo precio, a centavo algunas, escritas varias en el caló rufianesco del bajo pueblo. ofendiendo c injuriando a todo y a todos, al Gobierno «'ornó a los particulares. y los tribunales de justicia no se daban lugar bastante para atender quejas y denuncias, y detener y encarcelar insultadores y chantagistas. La Prensa seria y decente nada podía hacer para remediar aquella plaga de periódicos pequeños y baratos, porque por su forma y por su precio demasiado alto, no era ni buscaba, ní leída por tos consumidores de la ínfima. Y el remedio urgía: era indispensable que alguien acometiese la difícil empresa de crear periódicos baratos aue, por serlo, pudiesen ser solicitados y al mismo tiempo reuniesen un material de redacción semejante al de los grandes y serios: en tales condicione®. el periódico habría de resultar más fuerte en gastos que en productos. y. a la vez. insostenible: necesitábase que «altruien cooperase con recursos materiales bastantes para facilitar la edición, mámenos mientras el nuevo periódico lograse acreditarse e imponerse, y adquirir una circulación tan grande -que le permitiera ver realizada la segunda parte del aforismo comercial: para vender mucho, vender barato; para vender barato, vender mucho. El asunto era aventurado; pero hubo quien tal empresa acometiese y hubo quien tal cooperación le prestase. ; . , Desde el 14 de octubre de 1894 habíase publicado el prospecto de un periódico semanario con ilustraciones y carácter recreativo y ameno, y el 4 de noviembre del mismo año apareció el primer número de “El Mundo”. Dispuesta según el molde artístico de “La Ilustración Española y Americana,” publicada en Madrid y con mucha circulación en México, la entrega primera del semanario mexicano trajo un bueno y abundante material de lectura, y medianas, menos que medianas ilustraciones, defecto clisculpablc, porque iy. Dufoo y el doctor Constancio <*e 1’.."': '. idi.iquez jefes de Redacción. Con “El Imparcial”, que empezó taniendo el tamaño de menos de la mitad de media hoja de un periódico común y corriente, se quiso hacer competencia a los pe-riodiquillos de a centavo, que fue el precio que se le marcó, y con “El Mundo". edición diaria, se inició igual competencia a los demás periódicos, dándole sus tamaños y bajando su prec:o