EROCIDAD del ABULA ¿Por qué tantos mártires del cristianismo fueron respetados por los leones lo mismo en el circo Romano, que en las celdas más oscuras? Howard Clifford, el explorador británico que ha vivido más de veinte a-ños en el corazón de zVfrica, y cuyas a-venturas son solamente comparadas con el famoso Horn o con el incomparable aventurero Tedach, al regresar a la civilización de su último viaje por la jungla africana, ha dicho que recorrerá el mundo, no para contar los episodios más interesantes de su novelesca vida, sino para dedicarse a “rehabilitar a las llamadas fieras salvajes y especialmente al león”. AI igual que Horn y que Tedach, el notable explorador Clifford se ha negado a vender la historia de sus aventuras. Al desembarcar recientemente en un puerto ingles, el explorador dijo a los periodistas: “Es verdad que he gastado la mitad de mi fortuna en los viajes de exploración en las selvas africanas; pero no pretendo recuperar lo perdido. “He regresado a la civilización, más humano que nunca. Sólo viviendo entre las fieras y los hombres que viven como éstas se comprende lo injusta que es la civilización para quienes, pretendiéndolos dominar, los califican de inferiores o de salvajes”. LA ATRACCION DE LA JUNGLA “Respecto a Clifford, un periodista londinense escribe: “El hombre a quien en Africa se llama el Amigo de las Fieras, ha vuelto a la civilización.. Howard Clifford se encuentra desde ayer en Londres. “Hacía diez años que Clifford no venía a Inglaterra. Hace veinte años, y cuando tenía treinta años de edad, a-bandonó las comodidades de que disfrutaba como rico heredero, para lanzarse en busca de aventuras al corazón de Africa. “Prometió en ese entonces, escribir un relato de todo lo que viera en la oscura selva del Africa central. “Clifford regresó tres años después, con intenciones de escribir un libro. Dió varias conferencias y algunas sociedades científicas lo nombraron socio, después de conocer los importantes estudios de carácter psicológico que había hecho sobre algunos animales y sobre los nativos de las tierras que había visitado. “Pero cuando se esperaba su libro, creyéndose que en él se encontraría todas las sensaciones de un explorador inteligente y solitario, Clifford desapareció. “De nuevo marchaba a las selvas. ¡Qué misteriosa atracción tiene el corazón del continente africano! ¡Es como una mujer amada! Parece que quien ha vivido en su jungla por varios años, está destinado a volver a ella! “Y lo que había pasado con Tedsch, sucedió con Howard. Nuestro explorador y aventurero se perdió para la civilización por otros tantos años. COMO FUE VISTO UNA OCASION “Todavía el mundo guarda memoria del impresionante relato de uno de los miembros del séquito dél Príncipe de Gales, quien un día, en lo más intrincado de la selva africana, se encontró frente a un hombre blanco: era Howard Clifford. “Clifford refirió entonces ante Su Alteza cómo solitario, había recorrido las selvas sin más armas que un puñal y un revólver part el cual sólo tenía seis cartuchos; y refirió también cómo después de tres años de andanzas, no había tenido necesidad de marchar con sangre ni de una fiera, menos de un ser humano, la hoja del puñal, y cómo tampoco había tenido oportunidad de gastar uno solo de los seis cartuchos. “Y Clifford, sólo por tratarse de S. A. el Príncipe, describió la ruta de su gran viaje, durante el cual había descubierto numerosas tribus hasta donde no había llegado ''l hombre blanco. “Su Alteza pidió al valiente explorador que,se uniera.a su comitiva, y Clifford aceptó... Pero, un día, Howard no fue visto más en el campamento del Príncipe; había huido. “Dos años más duró perdido el notable explorador. Se supo que había estado en poder de una tribu salvaje y que había estado a punto de perder la vida. “Regresó, al fin, a Inglaterra, y como la vez primera, dió varias conferencias interesantísimas. Sus estudios sobre la psicología de las fieras, sobre todo del tigre y del león, llamaron po- Así lo Asegura, y Trata de Comprobarlo, Mr. Howard Clifíord, famoso Explorador Inglés Que ha vivido Muchos Años entre las Fieras •/ .. ■ ' < A • < <;,/ %: ■M i "'é ■' il * ...........................I ■ÍZ^vX^.-v:' -X :■ V, ‘. :v;>S Un grupo de leones del cT-íadcro establecido en til Monte, California. (Acme) derosamente la atención en el mundo científico. “Era tan clara su exposición sobre el sentir de estos animales que parecía como si hubiera vivido junto a ellos, dentro de sus guardias, muchos años. OTRA VEZ ATRAIDO POR AFRICA “Anunció entonces su determinación de permanecer definitivamente en Inglaterra y hasta dió a conocer sus planes para fundar una sociedad, cuyo objeto sería continuar sus estudios de psicología de las bestias. Quería en ese entonces Clifford continuar los estudios sobre el asno, el caballo, el perro y otros animales domésticos, que había iniciado con tanto éxito el sabio escocés O'Donell. “Pero, por segunda vez, la selva, la misteriosa selva africana, llamó a Howard a su seno... “Y el explorador marchó, para permanecer alejado de la civilización por diez años. “El mundo ignoró a Howard Clifford, como había ignorado a Horn y a Tedsch, por más de nueve años. “Hace varios meses, el explorador fue encontrado viviendo en el seno de una tribu en el corazón de Africa, por la Comisión Geográfica británica. Clifford parecía cansado y aceptó reintegrarse a la civilización. “Todavía parece que pretendía permanecer en el continente africano, pero la noticia de que sus padres habían fallecido y de que su fortuna se encontraba minada, lo hicieron regresar a Inglaterra. Y, según dice, ya en esta vez, definitivamente. Acaba de cumplir cincuenta años, y cree que ha llegado el momento de una nueva misión en su vida. “¿Cuál será esa nueva misión de Howard Clifford? “La defensa de las fieras salvajes, según él mismo ha confesado. “Así como hace diez años, en sus notables conferencias el explorador se refirió a la risa en loe animales y a la forma cbmo demuestran los diferentes sentimientos afectivos, ahora tratará de demostrar que no hay animales que gozan con la carne humana. “Y no es difícil que logre su propósito, ya que nada más que él, en el mundo, ha vivido tan cerca de las fieras”. EL CASO DEL LEON Clifford, sostiene que no es inexacto que el león tenga los sentimientos feroces que se- le atribuyen. Según el explorador, todos los animales, al nacer, no son ni buenos ni malos. Es el medio que los rodea y en el cual crecen el que tiene sobre ellos una influencia definitiva en su vida. Es así, como son contados los leones que son agresivos. “¡Qué dijéramos sí nos atreviéramos a juzgar a los seres humanos por lo que hacen dos o tres docenas de bandidos chinos!”, dice el explorador. Sostiene que el mundo tiene la. impresión de la existencia de fieras salvajes por las novelas espeluznantes cuyo campo de acción se encuentra en el Africa y por lo que dicen los propietarios de circes. Y para comprobar lo que dice acerca de los leones, e1 explorador añade: “Quien haya leído un poco sobre el mundo animal en las espesas selvas del continente africano, quedará sorprendido cuando diga que existen poblados de diez o quince gentes, a veces todas ellas mujeres, en los lugares donde el león tiene a pocos metros de distancia sus madrigueras. “Y no es todo. Esa gente que vive en las selvas, carece de armas con las cuales estaría capacitada para defenderse de la agresión de una leona. “Viven, por supuesto, en guardia. No falta entre los leones, alguno de instintos sanguinarios y capaces, por lo menos, de hacer víctima de sus garras a un niño. Pero hasta para esas fieras peligrosas, los habitantes de esos po blados han encontrado una manera de recibirlas y de hacerlas refroteder: la serenidad. UN CASO “Sólo viendo cómo los nal i vos se defienden de los leones y tigres famélicos y degenerados, se comprende por qué tantos cristianos se salvaron cu los tiem pos romanos de una muerte áegura. “Las fieras llamadas salva jet-, tienen los sentimientos más refinados. En una ocasión he visto, cómo un león y una leona llegaron hasta el lugar donde se encontraban una mujer y dos niños. Temí que se lanzaran sobre la desdichada; pero recordé que yo también me había encontrado en más de una vez en situación semejante. La mujer, sin duda alguna, conocía bien al animal. Se puso de rodillas, abrió los brazos y parecía esperar la acometida. Los dos animales, al cabo de nn minuto, dieron la vuelta y se alejaron rápidamente. Y como este caso podría contar numerosos”. Y con estos hechos, Clifford sostiene que la civilización ha sido injusta, ya no sólo con los pueblos sumidos en la oscuridad do la Intrincada selva, sino también con los animales a les que ha presentado siempre como feroces y enemigos del hombre. Y su tercera vuelta a la civilización, y hasta cuando no vuelva a sentir la nostalgia de la jungla africana, la dedicará, según dice, a la rehabilitación “de las llamadas fieras foroces”. -------------)O(-------------- BUENA DISCULPA Moliére era enemigo jurado de Iof médicos. En cierta ocasión que estuvo enfermo, sus amigos mandaron a buscar un médico sin pedirle su parecer. Entró el mucamo anunciándole ia visita del doctor, y exclamó Moliére con tono áspero: —Dile que estoy enfermo y que yoedo recibir a nadie. PAGINA 13