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EL MENSAJERO JUVENIL
EL MENSAJERO JUVENIL
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TEMA PARA LA UNION INFANTIL
AGOSTO 22 DE 1926.
Cómo Castigó Dios al Sacerdote y a sus Hijos.
Texto Aureo: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gál. 6:7).
TEMA PARA LA U. B. DE J.
AGOSTO 29 DE 1926.
Sesión Misionera.—Alexandra Mackay.
(Pronunciado Maquei)
LECTURAS BIBLICAS
Lun. 1 Sam. -1:3,4.
Mar. 1 Sam. 4:10,11.
Miér. 1 Sam. 4:15-18.
Juev. 1 Sam. 6:1-3.
Vier. 1 Sam. 6: 7-9.
Sáb. 1 Sam. 6:12-14.
BOSQUEJO DEL PROGRAMA
1.	Himno.
2.	Cadena de oraciones.
3.	Lista contestada con un versículo de la Biblia.
4.	Texto Aureo.
5.	Himno.
6.	Arreglo de negocios.
7.	Grupo al cargo.
(1)	Introducción.
(2)	El arca fue capturada.
(3)	Fin de Eli y sus hijos.
(4)	El arca y los filisteos.
(5)	El arca fue devuelta.
(6)	Regocijo en Israel.
(7)	Lectura Bíblica. Rom. 6:23; Gál. 6:7; Gál. 6:9; Gál. 5:22,23.
PUNTOS QUE PUEDEN DESARROLLARSE
Introducción.
Hoy vamos a estudiar cómo se cumplió la profecía de la muerte de Eli y sus hijos. Samuel era ya hombre y Dios le hablaba, todos lo conocían como profeta y lo amaban. Eli se había equivocado, no había tenido tino para dirigir a sus hijos pero con Samuel no se equivocó. Los hijos de Eli eran cada día más malos y él no tenía dominio sobro ellos.
Los israelitas estaban de nueva cuenta bajo el yugo <le los filisteos y en ese tiempo decidieron levantarse contra sus enemigos, pero casi todos los israelitas se habían vuelto tan malos como los hijos de Eli y no pidieron la ayuda de Jehová. Cuatro mil de ellos murieron en la refriega y los demás tuvieron que retroceder ante el enemigo.
1.	El arca capturada.
Los israelitas no comprendían el motivo de la derrota. Después de larga discusión los caudillos acordaron ir a Silo por el Area. Era una idea muy malvada, pero los hijos de Eli dieron su consentimiento y aquellos hombres creían que el Arca podía protegerles, como hay personas que creen que una imagen puede guardarles del peligro. Cuando los israelitas vieron el Arca, dieron
gritos de gozo que fueron oídos en el campo de los fi-lísteos. Los filisteos no eran cobardes y marcharon en contra de sus enemigos. Treinta mil israelitas murieron en el combate, entre ellos los hijos de Eli.
2.	Muerte de Eli.
Aquella sangrienta batalla tuvo lugar cerca de Silo. Los derrotados israelitas corrían a dar las tristes nuevas a la gente de ese lugar. Se rompían los vestidos y se echaban tierra para que supieran que eran portadores de malas nuevas. Eli estaba sentado cerca de la puerta de la ciudad muy preocupado porque se habían llevado el Arca. El pobre viejo les había rogado que no lo hiciesen, pero no le habían obedecido. Los hombres pasaban corriendo y no lo veían y como él estaba medio ciego y sordo no se daba cuenta de lo que pasaba a su derredor. Fue el último en saber lo que ocurría y al saber las terribles noticias que sus hijos habían muerto y que el Arca estaba en poder del enemigo, se desplomó de su silla sobro el suelo y murió, como Jehová había pronosticado a Samuel, el mismo día que sus hijos.
3.	El Arca y loe filíeteos.
Después de la batalla los filisteos llevaron el Arca a una de sus ciudades llamada Asdod. La pusieron en un templo a los pies de Dagón y al día siguiente encontraron a Dagón postrado en tierra delante de) Arca. Lo colocaron en su sitio y a la mañana siguiente lo encontraron en el suelo sin pies ni manos. Poco más tarde apareció una horrible enfermedad en la ciudad que se llevó a muchos de los habitantes.
Los habitantes de Asdod enviaron el Arca a otra ciudad Hamada Gath, y allí aconteció lo mijmo que en Asdod. De esa ciudad fué enviada a Ecrón, pero los Ecroni-tas no permitieron que entrara porque sentían que el Dios de los israelitas los castigaría como a los habitantes de las otras dos ciudades. Ellos suplicaron a sus jefes que devolvieran el Arca a los israelitas para no sufrir más.
4.	La devolución del Arca.
Se hicieron grandes preparativos para devolver el arca, mandaron construir un carro nuevo sobre e| cual pusieron el Arca y la ofrenda de paz, acompañaron el carro hasta la entrada de la ciudad para estar seguros que no se extraviaba ni caía en manos de enemigos.
5.	Regocijo de lerael.
Los israelitas recibieron el Arca con gritos de júbilo. El carro lo hicieron leña y las vacas que lo tiraban las ofrecieron en holocausto. Llevaron el Arca de ciudad en ciudad y por veinte años estuvo en la casa de un hombre llamado Abinadab.
LECTURAS BIBLICAS
Lun. Ag. 23. Concerniente a la Resurrección, 1 Cor. 15: 1-19, Clave: V. 19.
Mar. Ag. 24. Concerniente a la Contribución, 1 Cor. 16, Clave: V. 2.
Miér. Ag. 25. La Propuesta Visita de Pablo, 2 Cor. 1: 12-22, Clave: V. 22.
Juev. Ag. 26. Los transgresores perdonados, 2 Cor. 2:5-11, Clave: V. 10.
Vier. Ag. 27. Epístolas de Cristo, 2 Cor. 3:1-11, Clave: V. 2.
Sáb. Ag. 28. Pequeñas Aflicciones, 2 Cor. 4:7-17, Clave: V. 17.
1.	El enfermo en 1* hamaca.
En el otoño de 1826 venía un pequeño grupo de negros viajando con rumbo a Mpwapwa en el territorio conocido por nosotros como Africa Alemana. Dos de ellos llevaban una hamaca en la que viajaba un enfermo blanco muy grave de fiebre. Los otros llevaban su equipaje. Legua por legua caminaba la pequeña caravana. El enfermo se empeoraba a cada paso y esperaban que la muerte llegase a cada instante. Haciendo un poderoso esfuerzo, se puso a escribir una carta de despedida para su familia en la lejana Inglaterra, después se recostó y se quedó sumido en un sopor. Durante la noche hizo crisis la enfermedad y desde ese momento se notó el alivio y pudieron seguir la marcha.
¿Quién era el blanco y por qué estaba solo y enfermo en las selvas de Africa?
2.	Un joven mecánico.
Diez y ocho años antes del incidente referido vivía en un tranquilo pueblecito de Escocia un simpático y bullicioso muchacho llamado Alejandro Mackay. Era muy diestro para manejar la herramienta y le gustaba la ingeniería con delirio, pasaba largas horas en casa del herrero, el cardador, o miraba a los carpinteros. Siempre era bien recibido por los trabajadores que le querían bien, pues mostraba tanto interés en todo.
Cuentan que con frecuencia andaba tres o cuatro millas a la estación más cercana para ver llegar la locomotora. Más tarde cuando estuvo en la escuela de una ciudad, su pasatiempo era visitar los astilleros y pasarse horas enteras mirando la construcción de algún barco o en alguna fotografía aprendiendo a revelar los retratos.
Cuando fué al colegio sus gustos le llevaron a seleccionar los ramos en que podría utilizar lo que sabia y donde podría hacer uso de las manos e inteligencia. El padre de Alejandro deseaba que fuera ministro, pero el joven no quiso y fué a Alemania donde pudo ascender a un buen puesto en un taller.
Mackay tenia la idea que le gustaría ir como misionero ingeniero, pues creia que una persona que supiese enseñar a los salvajes a hacer caminos y construir puentes seria muy útil, así les podía enseñar a ser útiles a los demás cristianos.
Era una nueva idea para el campo misionero, pero Dios le ayudó a Mackay y le abrió camino.
3.	El rey que aolicitó miaioneroa.
En 1875 cuando Stanley viajaba por Africa, llegó a una región llamada Uganda. El rey Mtesa le hizo muchas preguntas acerca de los países blancos y su Dios, y tanto se interesó que le rogó le mandase unos misioneros para que le enseñaran a él y a su pueblo. Stanley escribió a Inglaterra pidiendo que enviasen misioneros y la iglesia pidió voluntarios. Alejandro Mackay fué el primero en ofrecerse. En abril de 1876 se embarcó con siete más rumbo al reino de Mtesa en Africa Central.
4.	Enfermo en la lelva.
Pasaron muchas semanas antes de que los viajeros estuvieran listos a salir de la costa y cuando salieron no pudieron ir juntos, sino en pequeños grupos al paso que conseguían quien les llevase su equipaje. Mackay fue el antepenúltimo en salir. No podremos relatar lo que sufrió en el camino, pero basta decir que después de seis semanas de viaje, llegó al pueblo de Mpwapwa como doscientas millas de la costa entre las montañas. Allí alcanzó a unos de sus compañeros y después de un corto descanso emprendieron el viaje juntos, al llegar a un lugar llamado Ugoso, Mackay cayó gravemente enfermo de fiebre y tuvo que volverse a la costa y es asi como primero lo vemos en la hamaca moribundo.
Dios había decretado que no muriese en la selva africana. La misma noche que escribió la carta de despedida empezó a recobrarse y cuando llegaron a Zanzibar estaba casi bien.
5.	Construyendo caminos.
Por sugestión de los secretarios de la Sociedad Misionera de Londres, Mackay decidió construir un camino de la costa a Mpwapwa antes de dirigirse por segunda vez a Uganda. Por tres meses trabajó cor^ cuarenta hombres abriendo una brecha en las malezas y el bosque. Los pantanos tenían que ser aterrados o llenados de palos. Había que construir puentes y las partes rocosas tenían que ser rebajadas; pero vencieron las dificultades y terminaron el camino real desde la costa hasta las montañas. Era una ancha carretera por la cual podrían viajar dos carretas y pasar sin estorbarse. Era una grandiosa obra.	I I
Cuando terminaron el camino, Mackay emprendió de nueva cuenta el viaje. Con tiempo y paciencia juntó la caravana y después de salir, caminaban con lastimosa lentitud. Los noches eran tormentosas como podemos juzgar por una carta que escribió Mackay en ese tiempo: “Un espantoso escorpión acaba de pasar por encima de mí, quisiera que Udes. vieran la mitad de los horrores que yo veo en un día: víboras, culebras, hormigas, moscas que chupan sangre en cada piquete. Anoche estaba dormido cuando me despertó el rugido de una hiena, di un salto y tomé mi rifle, pero mi perro dió un ladrido que hizo a la fiera escaparse.
6.	Mackay llega a Uganda.
Meses y meses pasaron hasta que por fin en noviembre, 1878, dos años y medio después de salir de Inglaterra,