Dr. David Cerna. entero.” ____“Pues qué, ¿es pequeño el número de libros que publicamos?" le pregunté. —“Muy pequeño en proporcivii al número de magazines que damos ál público," me contestó el señor Holt. “A la verdad, el número es ridiculamente pequeño teniendo en cuenta la población de Estados Unidos. Según la estadística que di a conocer en The Unpopular Review, hace dos años, se imprimía, en Suiza, un libro por cada 872 individuos; en el Japón, uno cada 1224; en Alemania, uno por cada 2075; en Francia, uno por cada 3800; en la Gran Bretaña, uno por cada 3808, y en los Estados Unidos, uno* por cada 7295. Y en 1911 la proporción era más baja todavía entre nosotros. “En los Estados Unidos se dan a la publicidad cerca de diez mil libros al año. Suiza que, en tamaño, no lle ga ni a la décima octava parte del Estado de Texas, publica anualmente por millón de habitantes, diez veces más libros que nosotros. Rusia, que muchos de nosotros consideramos como un país atrasado, publica cerca de' tres veces más libros que este país, teniendo aquel una población tan sólo como dos terceras partes mayor que la nuestra. ' “El número de tos vendedores de libros en pequeño disminuye rápidamente. Una generación atrás, cuando la población de los Estados Unidos era poco menos de la mitad de lo que es ahora, contábamos con tres a cuatro mil librerías. Hoy tenemos un número menor de mil quinientos, y éste disminuye año por año. Pero, en cambio, existen como ¡cien mil estanquillos para la venta de publicaciones periodistrcasl” —“¿Es esta diminución en el número de librerías, y en el de libros publi cados, debida directamente al gran desarrollo de las publicaciones periodísticas?" le pregunté. —“Con toda seguridad que lo es," me contestó el señor Holt. "El Gobierno ha favorecido deliberadamente a los publicistas periodísticos, y los de libros han sufrido por ello. El antiguo cobro postal de tres centavos por libra de peso para los magazines’ y de dos centavos para los periódicos en general, fué rebajado en 1885 a un centavo para todos ellos. El costo del servicio que se presta para dar curso a esas publicaciones, es varias veces mayor que .el valor del porte expresado: se ha estimado en el de 6 y me dio a 12 centavos por libra de peso. “Muy natural ^ra ^ue esto diera por resultado el tremendo desarrollo del negocio periodístico. Por un período de quince años, anterior a la forma- (Pasa a la antepenúltima pág.)